La ex primera dama Fabiola Yáñez le contó a su hermana Tamara que su ojo morado era consecuencia de un «manotazo» de Alberto Fernández durante una discusión. El diálogo se produjo un día impreciso de junio de 2021 en Posadas, Misiones, en el domicilio de Tamara.

Ante el fiscal Ramiro González, la hermana menor de la ex pareja de Fernández describió, no obstante, una extraña secuencia cronológica. «Un día de junio de 2021, en una visita llega ella de noche a mi casa, cenamos, dormimos. A la mañana, yo tenía la costumbre de llevarle el desayuno a la cama con un jugo. Ese día, cuando ingreso a la habitación, le veo el ojo morado; todavía no negro, y le pregunto qué le pasó y me dice que había discutido con Alberto. Era de noche y estaban en la cama y que Alberto le pegó un manotazo. (…) Cuando llegó la noche anterior no se le notaba el ojo morado».

Del acta de la declaración de Tamara Yáñez, no se desprende cuándo habría sido el «manotazo» ni cómo pasó de que «no se notaba» por la noche al «ojo morado, todavía no negro» de la mañana siguiente. El testimonio de la hermana de la ex primera dama deja abierta la posibilidad de un peritaje médico para establecer el tiempo si es posible que en menos de 12 horas la consecuencia de un golpe pase de ser imperceptible a un evidente y fácilmente detectable estado de tumefacción.

Cuando otras personas le preguntaban qué le había ocurrido en el ojo, Tamara Yáñez afirmó que «Fabiola básicamente les mentía; es lo que tenía que hacer siempre, trataba de cuidarlo, en todo sentido, y si eso significaba que tenía que esconder algo, lo hacía».

Cuando el fiscal Ramiro González insistió sobre episodios de violencia física, Tamara aseguró que «hubo en un momento, fue en el 2021, fue en la casa, en el chalet presidencial, era de noche. Yo estaba con mi hija de siete u ocho años. Nosotras ya estábamos en la habitación que después fue de Francisco. Yo tenía la puerta de la habitación cerrada y empecé a escuchar gritos de Alberto, subo el volumen de la TV porque estaba mi hija y no estaba dormida; me puso nerviosa la situación que no paraba, me fui al baño y empecé a cepillarme los dientes con la puerta del baño abierta y mi hermana abre la puerta de ingreso a la habitación. Yo la miro y él viene, la agarra del brazo y se la lleva a su habitación. La agarró del brazo fuerte y le dijo ‘vení'».

«Con respecto a la violencia física (durante el embarazo) yo sacaría cuentas de fechas, porque todo el embarazo de ella estuvo mi mamá acompañándola. Entonces física, real, durante el embarazo no sé porque tendría que ver las fechas. Si yo saco cuentas hubo zamarreos cuando ella estaba embarazada de un mes o semanas». Cuando la defensa de Fernández, a cargo de la abogada Silvina Carreiras, intentó profundizar y detallar esa situación, la testigo no pudo precisar fechas ni circunstancias.

También el relato sobre la interrupción de un embarazo en 2016 exhibe aristas poco claras. «Un día me llama y me dice, en 2016, ‘tengo una noticia’ y ahí me cuenta del embarazo. Sabíamos que mi hermana como toda mujer (sic) quería tener un hijo y unos cuatro o cinco días después, no recuerdo exacto, me llama y me dice que no iba a poder ser. Ahí también se lo cuenta a Estanislao», el hijo mayor de Alberto Fernández. De acuerdo con esa cronología, fue Fabiola quien le dijo al hijo de Alberto Fernández –de un matrimonio anterior- sobre el embarazo.

«Alberto –añadió Tamara Yáñez- le dice a mi hermana que en ese momento el embarazo no podía ser, que lo tenía que suspender. Yo en esa comunicación telefónica le digo ‘cómo va a suspender algo que ya nos habías comentado a todos’, y al otro día Fabiola llegó a casa en San Lorenzo, provincia de Santa Fe, se quedó dos días por su angustia y la tristeza».

La única forma de «suspender» un embarazo es mediante un aborto, que en ese momento era un delito. De la testimonial no surge cómo ocurrió eso, ni tampoco cómo ni quién (o quiénes) tomaron esa decisión.

Cuando le preguntaron cómo había sido aquella comunicación sobre el embarazo, Tamara respondió: «Fue una llamada común de teléfono celular. No mantengo el mismo número. Antes tenía Nextel y no recuerdo el número».

Tamara Yáñez, sobre la fiesta en Olivos

Tamara Yáñez describió «un cambio» en la relación de la pareja después de que se conociera la foto de la celebración del cumpleaños de Fabiola en la Quinta de Olivos, durante la etapa más cerrada de la pandemia. Ese «cambio» terminó «perjudicándola» a Fabiola: «La tenían encerrada, le cortaron actividades por todo esto y ahí es cuando empeora su cuestión personal porque se la pasaba encerrada».

Nadie repreguntó a qué se refería por «su cuestión personal». Finalmente, dijo: «Mucho más de ello no me puedo explayar porque no estaba ahí, pero lo sé porque lo hablaba con ella».

El contacto entre las hermanas, como consecuencia de la lejanía, era a través de llamados telefónicos o visitas. Así, Tamara supo que «Alberto no la dejaba irse, que tenía que esperar a que termine su mandato presidencial, siempre fue el mismo speech. Y mi hermana se quería ir con el niño».

En cambio, cuando Tamara visitaba a Fabiola en la Quinta de Olivos «entraba por donde ingresa todo el mundo, por (la calle) Villate». Allí hay un puesto de seguridad en el que se registran hasta el ingreso de los ministros y otros altos funcionarios. Así saltó la noticia de la «fiesta en Olivos».

Tamara, no obstante, declaró: «La mayoría de las veces fui en mi auto. A veces quedaba registrado mi ingreso y otras veces no, dependiendo quién estuviese».