La cantidad de pasajeros pagos transportados por el Subte se redujo considerablemente tras el fuerte aumento tarifario implementado en los últimos meses.

Los incrementos llevaron el valor del pasaje de $125 a $574 a mediados de mayo y a $650 a fines de ese mismo mes. Se trata de uno de los mayores incrementos en la historia de la red, cuya implementación aún no ha terminado: resta aplicar un último tramo, que llevará la tarifa a $757 (ver detalle más abajo).

De acuerdo con las estadísticas oficiales del Gobierno de la Ciudad, la cantidad de pasajeros pagos transportados en junio pasado -último mes disponible, pero que ya refleja de lleno el impacto del aumento- disminuyó en casi cinco millones de pasajeros en comparación con el mes anterior.

El primer trimestre también había mostrado una reducción respecto de igual período de 2023, aunque en este caso la caída está vinculada al cierre total de la línea D por la realización de obras de señalamiento.

En abril, con la tarifa del Subte aún sin aumentar y muy por debajo de las de colectivos -que habían sufrido un fuerte incremento en el verano- la cifra se recupera y es mayor a la de los últimos dos años para ese mismo mes. Pero la evolución no se sostiene: tras la aplicación del primer tramo del aumento en mayo comienza una disminución que se agudiza fuertemente en junio, tras la entrada en vigencia del segundo aumento.

Aunque difícil de cuantificar, las cifras también permiten visualizar el impacto de la evasión del pago del pasaje, que se ha incrementado notoriamente desde el aumento tarifario.

El crecimiento de la evasión llevó a la concesionaria Emova a incrementar la vigilancia en la zona de molinetes, desplegando personal adicional de seguridad para controlar el pago de pasaje en las estaciones de mayor tráfico. El nuevo personal, cabe notar, se destaca por estar vestido de traje y por no exhibir identificación. No es la primera vez que esto ocurre: situaciones similares se han vivido en anteriores incrementos.

Subte: aumento de tarifas y sin Red SUBE

Vale destacar que a pesar del incremento de las tarifas de colectivo que comenzó a regir este lunes, continúa siendo importante la brecha entre éstas y el pasaje en Subte, lo que desincentiva el uso de la red. La aplicación del tercer tramo de aumento a $757 -cuya entrada en vigencia estaba prevista para este mes pero no pudo concretarse por motivos técnicos, demorándose hasta al menos octubre– no hará sino profundizar esta situación. Cabe recordar que hasta 2012 la tarifa de Subte estaba igualada con el boleto mínimo de colectivo, pero la paridad se rompió tras el traspaso de la red a la Ciudad.

El impacto del aumento en el bolsillo podría agravarse en el caso de que prosperen las intenciones del Gobierno nacional de dejar de financiar los descuentos de la “Red SUBE”, del 50% en la primera combinación y del 75% en las siguientes dentro de las dos horas de la primera validación.

Foto: Edgardo Gómez

El fuerte incremento tarifario en un contexto general de pérdida de poder adquisitivo de los salarios llevó a que se presentaran proyectos en la Legislatura Porteña para intentar morigerar los aumentos. Tal el caso de una iniciativa del legislador Juan Manuel Valdés (UxP), quien propuso que los aumentos no superen la variación salarial, algo que no prosperó.

Cabe recordar que a pesar de los aumentos tarifarios, el Subte no tiene en marcha obras de gran trascendencia el Presupuesto 2024 no contempla partidas para la extensión de la red.

Salvo la refacción de estaciones y la demorada finalización de los trabajos de señalamiento de la línea D y del Nodo Obelisco, las únicas inversiones de importancia son la renovación parcial de la flota de la línea B, que ya va por su tercera postergación, y el recientemente anunciado cierre del loop del Premetro. En tanto que los proyectos de extensión de la red –la construcción de la estación Sáenz de la línea H, el tramo norte de esa línea o la futura línea F, de la que solo se menciona la idea de avanzar con los estudios– se encuentran totalmente paralizados.