De cada cien chicos y chicas que comenzaron primer grado en 2011, 61 terminaron la escuela secundaria en el tiempo esperado. Es decir, egresaron el año pasado. Este 61% representa un aumento en relación a las cohortes previas: 53% en 2009-2020 y 46% en 2005-2016. Este dato alentador viene acompañado de otro que no lo es. Sólo el 13% culminó sus estudios con niveles considerados satisfactorios en Lengua y, sobre todo, en Matemáticas. Un porcentaje que representa una caída de tres puntos con respecto a la medición anterior.
Los datos se desprenden del “Índice de Resultados Escolares: ¿Cuántos estudiantes llegan al final de la secundaria en tiempo y forma?”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, elaborado por Irene Kit (Asociación Civil Educación para Todos), Martín Nistal y Leyre Sáenz Guillén (Observatorio de Argentinos por la Educación).
El estudio analiza la trayectoria escolar de la cohorte que comenzó primer grado en 2011 y llegó al último año de la secundaria en 2022, utilizando los datos del Relevamiento Anual y las pruebas Aprender 2022 de secundaria. Una evaluación que en sus distintas ediciones ha sido materia de polémica, criticada sobre todo desde los gremios docentes porque “son pruebas estandarizadas que no tienen en cuenta los diferentes contextos socioeconómicos del país y apuntan a un sistema educativo mercantilizado”.
Una buena y una mala
“Tenemos una buena noticia ante nosotros: se va ampliando la cantidad de estudiantes que avanzan en su escolaridad y llegan hasta el último año de secundaria. Y un dato para preocuparnos: aún sin haber repetido o abandonado, son cada vez menos los estudiantes que dan evidencia de saberes matemáticos consolidados. Tenemos un logro para conservar, y un déficit para revertir: tanto lengua como matemática caen, pero es mucho peor en matemática”, advirtió Irene Kit.
El nuevo informe continúa el Índice de Resultados Escolares realizado para la cohorte 2009-2020, arrojó que solo 16 de cada 100 alumnos llegaban en tiempo y forma al final de la secundaria. La meta del estudio es mostrar, por cada 100 estudiantes que ingresaron en primer grado en una cohorte, cuántos llegan al último año de la secundaria en el tiempo teórico esperado (sin repetir ni abandonar) y habiendo alcanzado los aprendizajes en Lengua y Matemática según las pruebas Aprender.
Las dos jurisdicciones con mejores índices en 2022 fueron CABA (29%) y Río Negro (18%). En provincias como San Juan, Catamarca, La Rioja y Tucumán menos del 10% de los estudiantes llegan al último año de secundaria con la edad y los conocimientos esperados. Esa cifra cae al 5% en Corrientes, Formosa y Santiago del Estero.
El informe remarca que “en 20 de las 24 jurisdicciones viene aumentando la proporción de estudiantes que llegan al último año de la secundaria en el tiempo esperado”. En comparación con la cohorte 2009, en todas las provincias hubo un aumento en la proporción de egreso en el tiempo pautado, con excepción de Córdoba y Corrientes.
El mayor porcentaje de alumnos y alumnos que egresan sin repetir ni abandonar se registró en Tierra del Fuego (83%), Río Negro (76%) y Chubut (72%). Por el contrario, los porcentajes más bajos se dieron en Corrientes (38%), Misiones (45%) y Santiago del Estero (45%).
El informe menciona que estos resultados surgieron “tras la pandemia”, con todo lo que ello implicó en materia de escolarización alterada y presencialidad interrumpida. Pero al ser un período mucho más extenso el que se estudia, no queda claro el peso de ese factor en la conclusión final.
Desigualdades
“Si cada vez son menos los que aprenden Matemática, ¿cómo hallamos sentido a esa escolarización que se expande? ¿Qué valor real tienen las titulaciones de nivel secundario que estamos expidiendo? He ahí el verdadero interrogante de la democratización educativa a cuarenta años de recuperación de la democracia en Argentina”, cuestionó Viviana Postay, docente y referente de Argentinos por la Educación.
Para Magdalena Benvenuto, directora ejecutiva de la ONG Educar y Crecer, “los datos revelados por este informe se traducen en una realidad alarmante: a los 18 años, solo 1 de cada 10 jóvenes en Argentina puede enfrentar el mundo de los estudios superiores. Esta tragedia no puede explicarse exclusivamente como un fracaso de la escuela secundaria o por factores coyunturales como la pobreza, porque la tendencia negativa del desempeño de los estudiantes del secundario en Argentina ya arrastra 20 años. Es entonces necesario analizar al sistema educativo de raíz”.
Sin embargo, la situación socioeconómica sí atraviesa todo el panorama, y aunque el eje no está puesto ahí es algo que el propio informe refleja. “Existe una marcada relación entre los resultados educativos por jurisdicción y el nivel socioeconómico (NSE) de los estudiantes. Aunque la correlación no es perfecta, se observa que la jurisdicción con el NSE promedio más bajo (Santiago del Estero) también registra el Índice de Resultados Escolares más bajo, mientras que la jurisdicción con el NSE promedio más alto (CABA) presenta el Índice de Resultados Escolares más elevado”.
“No podemos dejar de resaltar que la situación de pobreza en la que el país sigue estancado atraviesa todos los indicadores y problemas. El sistema educativo no está exento de ello aunque, paradójicamente, es la herramienta más importante que tenemos para poder salir de esta situación», dijo Marcelo Sebastián Velazquez, director ejecutivo de Fundación Más Voces.
Lo que el informe no mide
Para Angélica Graciano, Secretaria General de UTE-CTERA, es “preocupante” que se difunda este informe “a los pocos días que (Javier) Milei anuncia que va a voucherizar la educación. En diálogo con Tiempo, advirtió: “Lo veo con mucha preocupación porque está en el marco de un fuerte cuestionamiento a la obligatoriedad y gratuidad de la escuela pública. Es un informe que indirectamente termina fortaleciendo los discursos de voucherización”.
Más allá del contexto, a diez días de las elecciones primarias y su impactante resultado, Graciano cuestionó que el informe “no pondera los acompañamientos de las trayectorias. Hay jurisdicciones que hacen acompañamientos de trayectorias en secundaria y otras que no, pero esto mide todo igual. Las trayectorias de niños y jóvenes no se miden con variables universales”.
“Las evaluaciones en general se hacen en relación a los puntos de partida. Cuando hacés una evaluación universal, el punto de partida es una variable más. Pero según eso el avance puede ser muy significativo aunque no sea el esperable universal”, señaló la referente de docentes. Y consideró que un estudio de estas características debería “ser más espaciado, con la variable de si los chicos hicieron o no el nivel inicial, y con un indicador de si hay acompañamientos de trayectorias y cuáles son”.
Según Graciano “es una prueba censal pero terminan haciendo un informe que pone en cuestión hasta la obligatoriedad, porque dicen que por más que sea obligatoria la escuela no se llega a los niveles esperados en matemática. Es un planteo que ya se hizo en su momento cuando se estaba por implementar la obligatoriedad”.