Federico Sturzenegger todavía da pelea. Aunque perdió una dura porfía con el área política del gobierno, este martes el presidente del Banco Central logró imponer su visión y por eso la entidad apenas bajó 0,75 puntos la tasa de interés de referencia, que quedó planteada en 28% anual para el centro del corredor de pases a 7 días.
El Consejo de Política Monetaria, que dirige el propio Sturzenegger, explicó su decisión en un comunicado en el que recuerda las nuevas metas de inflación (15% para todo 2018, en lugar del 10% que la entidad se había fijado inicialmente), pero advierte que el último Relevamiento de Expectativas de Mercado arrojó un pronóstico de aumentos de precios mayor a las encuestas precedentes. La nota no hace referencia al dólar, que subió un 10% desde que se corrigió la meta, ni al rebrote inflacionario que se sintió en diciembre y cuya medición dará a conocer el Indec el jueves; pero está claro que ambos factores incidieron en la resolución de que la baja de tasas fuera mucho menor a los 1,5 o 2 puntos que el mercado esperaba. Por eso en las redes sociales muchos economistas opinaron que la reducción había sido testimonial.
El Banco Central será cauteloso en la adecuación de la política monetaria al nuevo sendero de desinflación. Naturalmente, si se busca una menor velocidad de desinflación que la planeada originalmente, corresponde un sendero de política monetaria menos contractivo que el que antes se preveía. Pero esa moderación en el sesgo contractivo sólo podrá sostenerse en el tiempo en la medida en que la evolución de la desinflación sea compatible con la trayectoria buscada, dice la parte final del texto. Es la más jugosa, sobre todo porque contradice otras afirmaciones más optimistas que podrían justificar una baja aún mayor de la tasa, como que en la visión del BCRA, el proceso de desinflación se ha encarrilado en el último semestre y que la inflación núcleo quebró el nivel de persistencia que mantenía hasta hace unos meses.
Lo que subyace en la decisión es la reticencia de Sturzenegger a aceptar el reclamo del gobierno de bajar la tasa para evitar un enfriamiento de la economía. Es el temor que le transmitieron muchos funcionarios en privado al presidente Mauricio Macri y es lo que originó la revisión de la meta de inflación, en una conferencia de prensa del 28 de diciembre en la que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne, y Finanzas, Luis Caputo, se adueñaron de la palabra ante un bastante parco Sturzenegger, que quedó en un costado de la mesa de oradores. Preocupado por la falta de resultados en su lucha contra la inflación, el titular del Central avisa que más allá de leves correcciones, el torniquete en la oferta monetaria seguirá a pesar de todo.
Además, el Central anunció un nuevo esquema de transferencias de dinero al Tesoro. Según el comunicado, en 2019 se reducirá la cifra a la mitad de la prevista para esta temporada y desde entonces se actualizará ese monto no por la tasa de inflación, sino por el crecimiento real de la demanda de dinero. En la práctica, la asistencia del BCRA se reducirá en unos $ 80 mil millones anuales.