La sorpresa se venía gestando en silencio y con el mayor de los cuidados para evitar filtraciones. Así que la sorpresa de la gran mayoría no lo fue tanto para algunos pocos, los mejor informados. O quienes fueron consultados por la autora para aportar datos sobre algún tema específico.
El libro de Cristina Fernández de Kirchner que llegará este viernes a las librerías, con la tapa que remite a un cuaderno Rivadavia de tapa dura y el título “Sinceramente” en tipografía de cursiva, casi con el estilo de una firma, promete convertirse en un boom editorial de ventas.
Por lo pronto ya es un hecho que se agotó la primera edición, de 60 mil ejemplares. Cristina tomó en sus manos la idea de publicar un libro que contara todo lo que los argentinos y las argentinas quisieran saber, de su propia boca. Se sabe que trabajó ella en persona, que redactó cada capítulo y los fue entregando a tiempo, según los plazos previstos. Entre la dirigencia cercana a la senadora circuló el dato de que la gestación del libro empezó a tomar forma tras una charla entre CFK y el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández. CFK incluso habría mantenido reuniones a solas con los responsables editoriales del proyecto.
Como se sabe, el libro está siendo impreso por Sudamericana, del grupo editorial Penguin Random House. Tanto sus interlocutores en la editorial como la propia senadora optaron por evitar cualquier tipo de intercambio por correo electrónico. Los escritos de Cristina llegaban hasta sus editores almacenados en un pen-drive o memoria USB que era transportado físicamente por personas concretas: una prevención propia de estos tiempos de probado espionaje político –estatal y para-estatal- sobre las principales figuras de la oposición. El hermetismo acompañó todo el proceso y fue respetado con disciplina.
Cristina, se sabe, tiene experiencia en la escritura. En el kirchnerismo es vox pópuli que en los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner era ella quien se encargaba de redactar los discursos. Al menos los más importantes. Otras opiniones podían aportar ideas, giros lingüísticos o definiciones, como el entonces secretario legal y técnico Carlos Zannini o el propio Fernández, pero la redacción y costura final quedaba mayormente bajo su responsabilidad.
El proceso de redacción arrancó antes de que apareciera en el diario La Nación la primera nota de lo que hoy se conoce como la causa de ‘las fotocopias de los cuadernos’. Fue tanta la expectativa que despertó el libro (este martes ya había gente que intentó sin éxito conseguir una versión en PDF para leer de un tirón las 600 páginas) que la primera edición se agotó en una hora sin siquiera haber sido distribuida a las librerías. Los pedidos por anticipado habían superado la tirada inicial de 60 mil ejemplares en tres tandas de 20 mil.
En el ambiente político ya se descuenta que la presentación de la obra en la Feria del Libro, programada para el jueves 9 de mayo y que estará a cargo de la propia Cristina, se convertirá en un acto multitudinario que obligará a instalar pantallas gigantes al aire libre.