Calles salvajes
Con el arbitrio que corresponde a toda lista, aquí se eligen cinco títulos del gran director estadounidense relacionadas con uno de sus máximos objetos de deseo: la mafia. Aunque con una singularidad que fue su toque de distinción: ocuparse más de los miembros intermedios y bajos que de los grandes capos; ese casillero ya lo había ocupado su amigo y gran competidor Francis Ford Coppola. Por eso empieza con Mean Street, de 1973,donde Johnny Boy (Robert De Niro) y Charlie (Harvey Keitel) son dos adolescentes que, como los mismos Scorsese y De Niro, vivieron a cuatro calles de distancia -y formaron parte de bandas barriales diferentes-, aunque no quiere decir que la película sea autobiográfica. Sí que retrata el clima en el que ambos crecieron (aunque fueran presentados ya de grandes por Brian de Palma) en la Little Italy de Nueva York. Johnny Boy y Charlie son dos aprendices de mafiosos, una “carrera” llena violencia, culpa y redención. No por casualidad los temas fundamentales de la filmografía de Scorsese, incluso cuando se trate del drama religioso o de la simple comedia.
Disponible en QubitTV y en Apple iTunes.
Buenos muchachos
La que muchos consideran la mejor película de gangsters de Scorsese, otros tantos la mejor de todos los tiempos y los especialistas apuntan como la continuación de la anterior Calles salvajes. Se trata de una verdadera joya que en la época (se estrenó en 1990) provocó tanto o más impacto que las películas de Quentin Tarantino. Su primera escena, que en el tiempo narrativo del film corresponde a la mitad del relato, ya desacomoda todo lo que se va a ver en relación a lo que ya se ha visto hasta ese momento. La cotidianidad de los mafiosos, sus problemas familiares o de salud, son un verdadero anticipo de lo que más tarde desarrollaría al detalle una serie como Los Soprano. Con un Joe Pesci intratable e inclasificable para un Scorsese en estado de gracia que entrega una película inolvidable.
Disponible en HBO Max, Apple iTunes y Google Play Movies.
Casino
Tres horas de ascensos, caídas, engaños y estafas para otra de las caras ocultas de la organización mafiosa: la de los tipos que, como De Niro en esta película, quieren mantener un perfil bajo dentro de la gran disputa por el poder; como si se tratara de un político que quiere vivir siendo legislador. Pero los lugares de trabajo tienen lógicas que no se dominan, reglas que hay que obedecer para seguir perteneciendo, y en eso se puede pisar el palito que jamás se deseó pisar. Y como en todo trabajo, convive el ayer y el hoy, lo que viene por herencia y lo que llega sin tradición y va renovando el juego. Casino es, también, sin intención, pero reflejando el tiempo de su producción (se estrenó en 1995), la sensación de que todo lo que alguna vez fue sólido, pronto se desvanecerá en el aire.
Disponible en Starz+, Apple iTunes y Google Play Movies.
Pandillas de Nueva York (2002)
Acaso por una cuestión de edad, lo que en tiempos mozos fue fascinación, con el tiempo se transformó en una explicación sobre los orígenes. Y Scorsese encuentra que tanto a las cuestiones geográficas, su amada Nueva York debe también su grandeza y opulencia a una violencia pendenciera que estuvo asociada a los inicios de su institucionalidad. Y para ello, tuvo que actuar la política. No para eliminar totalmente la violencia y el crimen, sino para dotarlos de cierta disciplina que le permitieran convivir con la gente común y sus esperanzas y anhelos. De cómo los gángsters dirimen sus cuitas y se organizan más allá de la violencia va esta otra perla del collar cinematográfico de Scorsese.
Disponible en Movistar Play.
El irlandés
Muchos la esperaban como el ocaso del patriarca, y aunque algo de eso tiene, más tiene a un Scorsese volcado a la reflexión y el análisis como nunca antes, tratando de entender y hacer entender que la mafia y el crimen organizado es parte de un sistema de poder mucho mayor, que necesita de la violencia -con protocolos de dosis y frecuencia- para mantenerse en pie. Y cuando se habla de sistema, se habla de todo, incluidas las organizaciones intermedias como los sindicatos y las iglesias -sin dejar de lado a las académicas-, y las grandes de la política, las finanzas y el comercio. Otra vez con De Niro, como una forma de mostrar que la ficción en general (y el cine en particular) nos constituye y constituye eso que llamamos realidad.
Disponible en Netlfix.