Desmantelar al sistema científico argentino es una decisión política del gobierno de Javier Milei. No es una cuestión presupuestaria ni de financiamiento. Quedó claro a partir de las últimas noticias en torno a la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+I), corazón del sistema.

En primer lugar, una investigación de El Diario.Ar reveló que el organismo retiene al menos US$53 millones de préstamos internacionales. Desde ese mismo espacio se le dice a la comunidad científica que ‘no hay plata’. Apenas horas después que esa información empezara a circular, renunció la titular de la Agencia, Alicia Caballero. Por supuestos “motivos personales”.

Luego, al ser consultado sobre el tema, el vocero presidencial –Manuel Adorni- justificó que no se hayan enviado a destino los millones de dólares provenientes de préstamos de organismos multilaterales para el desarrollo de proyectos científicos. “Nosotros ejecutamos todo lo que consideramos que es correcto”, sostuvo a modo de argumento. “Lo que no se ejecuta es porque fueron líneas solicitadas y aprobadas con anterioridad a este gobierno, que no tienen absolutamente ningún sentido ejecutarlas y ningún sentido entrar en una deuda”, planteó.

Sí había plata

En agosto, en una reunión con el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Caballero confirmó que en 2024 no habría apoyo estatal a nuevos proyectos científicos, ni ampliaciones presupuestarias. Para entonces ya estaban los fondos paralizados que habían otorgado el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM) al 31 de diciembre de 2023 (US$14.396.855,68 y US$36.251.203,96, respectivamente). Luego se sumaron los últimos desembolsos recibidos por esos programas (US$15.900.000). Al total se restó lo ejecutado en 2024, US$13.497.121.

A principios del mes pasado, tras un nuevo ataque con insultos de Milei hacia quienes hacen ciencia, referentes de la comunidad científica ya habían advertido que el desfinanciamiento “no tiene que ver con la búsqueda del equilibro fiscal: se fundamenta en el odio”.

La salida de Caballero se concretó a pocas horas de la Segunda Marcha Federal Universitaria, en rechazo al veto presidencial de la Ley de Financimiento Universitario. Su reemplazante será Natalia Avendaño, actual Subsecretaria de Gestión Administrativa en la Jefatura de Gabinete.

Caballero había asumido en marzo al frente de la Agencia. Su experiencia era haber integrado el directorio del Banco Nación durante la presidencia de Mauricio Macri, y previamente como decana de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina.

Poco después de su asunción, en abril, renunció casi todo el directorio de la Agencia. Los vocales presentaron su dimisión en rechazo al plan de degradación de la ciencia de la gestión Milei. “A pesar de haber realizado denodados esfuerzos como vocales del directorio, máxima autoridad del organismo, para arbitrar los medios a nuestro alcance en el intento de evitar el desmantelamiento, la parálisis y la destrucción institucional, nos vemos obligados a denunciar la situación de deterioro institucional que corroe los objetivos para los cuales el organismo fue creado, y que cuenta con recursos financieros provistos por organismo internacionales, hasta ahora sin ejecución”, alertaron por entonces.