Sergio Alvarez, guitarrista, compositor, arreglador, fundador en los ’90 de bandas legendarias como Porco (junto al recordado Gabo Ferro) y Panza e impulsor de proyectos como la Orquesta Ruido Negro, una de las escasas formaciones integrada exclusivamente de de guitarras eléctricas, acaba de lanzar un nuevo trabajo solista. Se trata de una versión para guitarra y batería de la Danse de la fureur, pour les sept trompettes, el sexto movimiento de la obra del músico francés Olivier Messiaen Quatuor pour la fin du temps.
Compuesta en 1941 en un campo de prisioneros, a partir de la captura del creador galo por los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial, estas músicas de Messiaen sirven también, según la mirada de Alvarez, como “un manifiesto, una oda al compromiso artístico sin importar las dificultades del entorno”. En cuanto a la tarea que el guitarrista emprende junto al baterista Sebastián Stecher, se pregunta: “¿Se puede, desde el rock, revivir la música de piedra, el formidable sonido granítico, el irresistible movimiento de acero, los bloques enormes de rabia morada, la embriaguez glacial que evoca la danza de la furia de las siete tompetas?”.
Alvarez, entre tantas otras facetas -incluida la de piloto de avión-, en lo musical también incursionó en el free jazz como parte del octeto Datrebil (del que participaban también Enrique Norris y Sergio Verdinelli), reinterpreta esos sonidos de la “danza furiosa” con arreglos heterodoxos, que inlcuyen loops y harmonizers, entre otros recursos.
Considerado uno de los guitarristas más destacados de la vanguardia argentina, también arreglador, productor y sesionista, entre todo ese derrotero cabe mencionar especialmente al disco de Mariana Bianchini Matrioska, que contó con su producción y que ganó el premio Gardel al Mejor Álbum de Rock Alternativo en 2019. Ahora, Alvarez retoma su carrera solista con esta apuesta que ya se puede adquirir online a través de plataformas como Bandcamp y Youtube. De los cuatro discos que preceden este trabajo, el último es Un lugar solitario llamado libertad, de 2018, que registró junto a Pipi Piazzolla y Mariano Sivori.