«No sé qué van a hacer con (el juez federal Ariel) Lijo, pero por si acaso les aviso que me opongo», le escucharon advertir a un senador radical hace dos semanas. En la reunión estaban las autoridades de casi todos los bloques de la Cámara Alta. En la esquina de la mesa, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, lo escuchó y le contestó: «No es un tema prioritario para nosotros». El encuentro fue un día después del arranque del período de extraordinarias que terminará este viernes. El ministro coordinador había ido al Senado como el único interlocutor que tiene la vicepresidenta Victoria Villarruel. La urgencia los juntó para coordinar el trabajo legislativo de las sesiones extraordinarias, pero el ministro coordinador le quitó el cuerpo al debate que se avecina por la designación de Lijo como miembro de la Suprema Corte de Justicia.
La cobertura de las dos vacantes de la Corte tenía una confirmación y un factor sorpresa. Los cargos judiciales pendientes aparecieron entre los siete puntos del temario de extraordinarias, pero el Senado se activó recién este miércoles con otros objetivos. Cerraron dictámenes exprés de mayoría a favor de los giros que venían de Diputados: suspensión de las PASO, la reforma del Código Penal con el concepto de reiterancia y reincidencia y la implementación del juicio en ausencia. También apareció el dictamen de la Comisión de Acuerdos, que preside Guadalupe Tagliaferri (PRO), con las nueve firmas para llevar el pliego de Lijo al recinto del Senado.
Para llegar a la Corte Lijo necesita dos tercios, es decir 48 votos a favor. Los 33 votos del interbloque de Unión por la Patria serán ineludibles para que la nominación prospere o fracase. El dictamen tiene firmas que sorprendieron y que proyectan algunas estimaciones sobre lo que puede suceder en el recinto, si finalmente llevan la designación de Lijo a la sesión que planifican para el próximo jueves. Además de la exgobernadora peronista de Catamarca, Lucía Corpacci, también firmó su compañero de bancada, el exmandatario sanjuanino Sergio Uñac. El radicalismo, que había comprometido su rechazo contra Lijo, sumó la firma de su presidente Eduardo Vischi.
La aparición repentina de un dictamen que está firmado desde el año pasado y que nadie había visto revela la decisión de la Casa Rosada de avanzar con Lijo. Al menos de una parte del Gobierno, que se concentra en el consultor Santiago Caputo. Hay otra sección del poder que sigue quitándole el cuerpo. Francos reconoció este viernes que no cuentan con los votos suficientes para llegar a los 48, pero la mirada del ministro coordinador contrasta con la definición que deslizan desde la oficina de Caputo. Dicen que llegó el momento de jugar la designación y que el peronismo defina en el recinto su decisión.
Quedan cuatro días para definir si el pliego de Lijo estará entre los temas de la única sesión que realizará el Senado durante extraordinarias. En ese tiempo habrá exploraciones, especulaciones y negociaciones que cruzarán la vacante de la Corte con los demás temas que deberá tratar el Senado. En la Casa Rosada reconocen que el objetivo estratégico de este período de extraordinarias es la suspensión de las PASO. Sobre Ficha Limpia admiten que fue para cumplir con el PRO, pero mientras cuentan los porotos del Senado, se escudan en esa derrota venidera para asegurar que ya no depende de ellos. El peronismo no aportará un solo voto a favor de Ficha Limpia. El proyecto que, esta vez, impulsó el Ejecutivo obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados este miércoles, con 144 apoyos, 98 rechazos y dos abstenciones.
Aún con todo trabado, en el Senado le pondrán celeridad al trámite por Ficha Limpia. Será tratado en la Comisión de Asuntos Constitucionales, que ahora preside la cordobesista Alejandra Vigo en reemplazo del expulsado Edgardo Kueider, pero el eventual dictamen quedará para el período de ordinarias que el presidente Javier Milei inaugurará el próximo 1 de marzo. La falta de urgencia del oficialismo sigue incomodando al PRO, aunque mucho menos que el año pasado, cuando fracasaron dos intentos de sesión para tratar el tema en Diputados. Hubo mucha desconfianza desde entonces y una parte se recondujo este miércoles pasado con la media sanción.
El camino que a Ficha Limpia le espera en el Senado combina con el escaso entusiasmo que le dedicó Caputo al proyecto. Casi el mismo que Francos le pone al nombramiento de Lijo. Al calor de esas tensiones, la aparición del dictamen de Lijo y el estancamiento que tendrá Ficha Limpia en el Senado sustentan las sospechas que se escucharán esta semana respecto a un presunto acuerdo político entre el Gobierno y un sector del peronismo. La negociación apuntaría a nombrar a Lijo como cortesano a cambio de enterrar la prohibición de acceder a una candidatura para cualquier aspirante que tenga una condena en segunda instancia por delitos de corrupción, malversación de fondos públicos y otros delitos contra el Estado.
Ficha Limpia es un tema de fondo para el peronismo. No es un asunto instrumental como la suspensión de las PASO, que tuvo una votación divida en Diputados. El argumento se escuchó en la Cámara Baja y reverdeció esta semana en el interbloque que conduce José Mayans. El espacio volverá a tener expresiones distintas cuando llegue el momento de sancionar la suspensión de las PASO. El tema Ficha Limpia sólo aparece en el radar peronista como una proscripción directa a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. En ese punto, será cerrada la oposición de UxP para impedir que tenga la media sanción que le falta. La gran pregunta es qué pasará con el conglomerado panperonista si tienen que dar quórum y votar el pliego de Lijo, cuando el dictamen ya tiene la firma de dos integrantes de ese bloque.
En el bloque Unidad Federal dan por descontado que el jueves habrá sesión con Lijo incluido. Dentro del bloque oficialista, que preside Ezequiel Atauche, se preparan para avalar a Lijo. Saben que habrá fuego amigo, especialmente de Francisco Paoltroni, que dejó el bloque hace un año y se peleó con Caputo por esa nominación. Para este jueves el mensaje del formoseño fue tajante. Dijo que si meten a Lijo en los temas de la sesión del jueves, sólo se sentará a dar quórum si el peronismo hace lo mismo. Villarruel es posible que no presida la sesión, porque el Presidente partirá a mediados de semana para Estados Unidos y la vicepresidenta quedará al frente del Ejecutivo. La reemplazará el sanluiseño Bartolomé Abdala. El presidente provisional del Senado deberá lidiar con una sesión que se avecina áspera, mientras Villarruel seguirá todo en silencio y sin ninguna intención de quedar pegada con la designación del juez federal que sigue haciendo lobby, en forma personal, a favor de su nominación para cubrir la vacante que dejó Elena Highton de Nolasco hace tres años.
«El juez Lijo tiene un dictamen de comisión, pero después tiene que pasar el pleno del Senado y obtener los dos tercios. No es un tema que esté resuelto todavía», fue la advertencia que lanzó Francos. Dos semanas antes había dicho, en privado, que no era prioridad del Gobierno. En sus últimas declaraciones confirmó que no ha cambiado nada. «La estrategia no se modificó. El presidente fue muy claro cuando dijo: ‘Los dos o ninguno’. Habrá que ver cuáles son las fórmulas para llegar a esa posición que mantiene”, redondeó. El otro candidato es el jurista Manuel García Mansilla, promovido para ocupar el sillón que dejó Juan Carlos Maqueda. No reunió las firmas para el dictamen y tiene menos votos en el recinto que los que están juntando para Lijo. Si el jueves hay pulseada por su nombramiento, podría ocurrir el “principio de revelación” que tanto reivindica Milei para saber a quiénes tiene en contra y quiénes lo acompañan. Después será el momento de otra definición que Caputo desliza a quien quiere escucharlo. Asegura que el candidato que falta, muy vinculado con el Opus Dei, será designado por decreto y en comisión por un año. «