“Porque un río no es una grieta, nosotros también celebramos”. Bajo ese lema se congregaron en la ribera sur del Riachuelo los habitantes de la Isla Maciel para festejar, desde el mediodía, entre murgas y números circenses, la reinauguración del Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, después de 57 años de abandono.

Del otro lado de las oscuras aguas del Riachuelo, en La Boca, la ceremonia fue algo más circunspecta y ocurrió cuando en Avellaneda ya llevaban tres horas de fiesta: un puñado de funcionarios y vecinos escogidos felicitándose por una obra pensada, licitada e iniciada por el gobierno anterior.

Puntualmente a las 15, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, su vicejefe Diego Santilli, el empresario Oscar Andreani –presidente de la Fundación X La Boca– y el secretario general bonaerense Fabián Perechodnik, en representación de la gobernadora María Eugenia Vidal, vieron cómo se ponía en movimiento la barquilla que pende de la gigantesca estructura metálica del transbordador que funcionó ininterrumpidamente entre 1914 y 1960 y es uno de los ocho que quedan en el mundo, el único en América.

Pero como en Maciel esperaban los otros, los que no habían sido invitados a la celebración oficial –y en particular Jorge Ferraresi, el intendente de Avellaneda, cuya Dirección de Cultura decidió organizar la suya propia–, el viaje reinaugural fue breve e incompleto. Duró apenas tres minutos. El vagón colgante, tripulado por 30 vecinos sorteados para el primer trayecto por el programa Participación Ciudadana, fue poco más allá de la mitad del cauce del Riachuelo y de inmediato regresó.

La minuciosa obra de restauración del Puente Transbordador, ícono del Riachuelo, estuvo a cargo de Vialidad Nacional, se inició en octubre de 2013 y supuso una inversión de 92 millones de pesos. Antes del acto monopolizado por las autoridades porteñas, de Vialidad y Prefectura, se retiraron los carteles en los que la gestión anterior anunciaba la restauración. No pudieron evitar ver, en la orilla de Maciel, los mensajes de agradecimiento a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner por la decisión política de recuperar el transbordador.

“Quisieron apropiarse de un festejo que debía involucrar a los habitantes de Avellaneda”, dijo el padre “Paco” Olivera, de la parroquia de Fátima, en Maciel. Y Ferraresi tuiteó: “Festejamos e inauguramos esta obra rodeados por nuestra gente y de espaldas a la reja que puso el gobierno nacional para ignorarnos”.