A pesar de las difíciles circunstancias para producir alimento en Argentina, los pequeños y medianos productores nucleados en la Mesa Agroalimentaria Argentina (MAA) lanzaron la semana pasada la sede Neuquén, con la participación del Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra (MNCI-ST) y la Unión de Trabajadores/as de la Tierra (UTT).
Fue en la Casa de la Mesa Campesina del Norte Neuquino, ubicada en la localidad de ChosMalal. Rodeada de una feria con la participación de familias productoras del norte, centro, sur y alto valle de la provincia y con la cobertura en vivo de FM La Arriera, se abrió el micrófono en donde referentas del MNCI y la UTT tomaron la palabra y presentaron el capítulo Neuquén de la MAA.
“Muy contenta de haber concretado este lanzamiento, ya que, como decimos nosotras, somos el campo que alimenta, el otro campo que la gran sociedad pudiente ignora. Por eso es tan importante que nosotras seamos las que salgamos a decir existimos y estamos”, afirmó Irma Quilaqueo, referente de la UTT Neuquén. “Es fundamental que la sociedad urbana participe del debate de como y quienes quieren que produzcan nuestros alimentos. Ya que la nuestra es una producción de cercanía, agroecológica sustentable y de rostro humano”, comentó Claudia Vazquez, del MNCI Somos Tierra Neuquén
Difícil situación
El sector de pequeños y medianos productores agrícolas, movimientos campesinos e indígenas y cooperativas de alimento, que forman parte en la MAA, viene denunciando históricamente un proceso de concentración de tierras, producción y distribución de alimentos, que no solo incide en el bolsillo de les argentines, sino también en la desaparición de este tipo de emprendimientos.
“Entendemos que hay transformaciones profundas que requieren no solo pensar en lo inmediato, sino en esa siembra de largo plazo. Y por eso la Mesa Agroalimentaria Argentina sintetiza ese espacio gremial de representación de nuestro sector, pensando en transformaciones profundas de la matriz productiva de nuestra provincia y el país”, aclara Simón Cosentino, delegado de la UTT Neuquén.
Lejos están los tiempos en que la MAA, el año pasado, presentaba un Plan Agrario para el Alimento, para exigirle al gobierno de Alberto Fernández que fortalezca está dinámica antinflacionaria y de soberanía alimentaria que muchas veces las organizaciones del “campo que alimenta” vienen construyendo de manera propia y con poca ayuda del Estado en relación a los grande pooles de siembra.
La situación es ahora mucho más difícil con un Estado que se ha retirado completamente y un mercado oligopólico que aumenta su ganancia en base a una imposición de precios que ha elevado abruptamente los insumos para pequeños y medianos productores.
El cierre o desguasamiento del Instituto de Agricultura Familiar Campesina e Indígena o el programa Mercados de Cercanía, la liberación de la Ley de Alquileres, la licuación del Potenciar Trabajo, y otras medidas de este gobierno, no solo han dado por tierra la escasa ayuda y financiamiento que el Estado brindaba a estas organizaciones, sino que también los ha dejado expuestos frente a los grandes ganadores del modelo Milei: las grandes corporaciones. Son estas empresas las que a través de sus ganancias extraordinarias presionan al desalojo de las familias campesinas, engrosando la concentración económica y la pobreza en las periferias urbanas.
Una gota de esperanza
En este contexto, el hecho que 160 familias crianceras, fruticultoras, horticultoras, apicultoras, artesanas y elaboradoras consoliden su articulación en Neuquén bajo el paraguas de la MAA, es una noticia esperanzadora. A estos productores se suman centros de distribución en El Cholar, Cancha Huinganco, Varvarco, Las Ovejas, Cura Mallin, Pichi Neuquén, Leuto Caballo, Chos Malal, Andacollo, Taquimilan, Alto Valle, Senillosa, Zapala, Lof Namuncura, Alumine, Junín de los Andes y San Martin de los Andes.
Los índices del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) vienen demostrando que, en este tipo de locales, el aumento de precios es mucho menor para los consumidores que las grandes cadenas de supermercados. A la vez que le llega una mayor ganancia a los productores. Un círculo virtuoso que deja de lado las intermediaciones de las grandes empresas y sus especulaciones, ya que como dicen desde la MAA, se ve el alimento como un derecho más allá de la mercancía.