La administración de la economía nacional modificó paulatinamente la percepción de algunos aliados naturales del gobierno de Cambiemos. Entre ellos los empresarios del campo, que cierran 2018 entre encuestas lapidarias anónimas y críticas abiertas respecto del pasado reciente pero también con expectativas devaluadas de cara al año que inicia.
Como muestra, el Indice de Confianza del Empresario Agropecuario (ICEA) que elabora la asociación rural CREA experimentó una significativa caída a 43,4 en noviembre de 2018 después de haber tocado picos de 70 entre 2016 y 2017.
La caída del ICEA se produjo en un contexto de baja de la apreciación de la situación económica y de un análisis negativo de la actualidad de las empresas. Además anticipa una disminución de los empresarios del agro respecto a los meses que vienen.
El economista Miguel Fusco, referente del área de Investigación y Desarrollo de CREA explicó que la sequía fue uno de los factores que más impacta en la opinión de los empresarios del sector, a la par de la variabilidad de los precios relativos de la economía en general.
Las variaciones del tipo de cambio, explicó el especialista, impactan de manera diversa. Los costos en dólares pueden alcanzar el 65% en el caso de la lechería pero para la agricultura tienen un valor positivo por los beneficios de las exportaciones.
Pero el malestar tiene que ver fundamentalmente con la volatilidad macroeconómica, que tiene uno de sus indicadores más críticos en la tasa de interés: “las empresas tienen poca liquidez por culpa de la sequía y necesitan financiamiento para afrontar la campaña que viene. La tasa actual complica los planes a futuro”, señaló Fusco.
La mirada a futuro también es negativa. Según el informe de CREA cayó un 12,1% la expectativa de los empresarios de la economía rural. El economista consultado aclaró que pese a la caída las expectativas “son más estables” comparadas con la apreciación de la economía de los últimos años.
Para Fusco “hay un optimismo moderado respecto al futuro” mientras que “en los indicadores de marzo o julio aparecerá la dinámica más política” relacionada con la campaña presidencial.
Los empresarios del sector primario de la economía acompañaron al gobierno de Mauricio Macri desde la primera hora y la administración de Cambiemos retribuyó el apoyo con medidas clave como la eliminación de las retenciones a las exportaciones que había sido eje del enfrentamiento de las patronales agrarias con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Pero en el tercer año de gestión macrista muchas opiniones fueron modificándose, entre otras cosas porque la crisis financiera que signó el rumbo del gobierno este 2018 provocó el regreso forzoso de los mentados derechos de exportación.
En el campo el malestar es palpable pero sigue siendo importante la proporción de empresarios que atribuyen las desventuras económicas del gobierno nacional a factores externos, en sintonía con el argumento de “la tormenta” que esgrimió el propio titular del Ejecutivo para justificar la crisis y la recesión este año.
El clima quedó de manifiesto la semana pasada en un comunicado oficial de las Confederaciones Rurales (CRA) que planteó: “Volvimos a las retenciones, a la presión fiscal, a correr inflación contra salarios, volvimos a los bonos no remunerativos, volvimos a los subsidios de fin de año”.
Y en esa línea señaló: “La macroeconomía se hizo insustentable, se nos cortó el crédito externo y entonces volvió la incertidumbre; Claro que con algunas certezas, inflación del 45%, tasas de 60%, caída de PBI del 3%, 33% pobres, y la mayor presión fiscal de la región”.
Participación del Estado
A la par, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA) señaló que la combinación de los factores económicos hace que los distintos niveles de gobierno, el nacional, los provinciales y los municipales, se queden con el 60,5% de la renta agrícola, según la medición de diciembre de 2018.
Para David Miazzo, economista Jefe de FADA, “el movimiento del indicador es resultado de factores que lo impulsan a subir y otros que lo impulsan a bajar. Por un lado, la caída de precios de la soja, el trigo y el girasol, junto a un mínimo deterioro del tipo de cambio real, son factores que impulsan la suba”.
A futuro: “Si no suben los precios y el dólar no se dispara, el índice (de participación estatal enla renta agrícola) podría tender a subir en la próxima medición de marzo. A comienzo de año se dan las actualizaciones en los costos de fletes, labores e impuestos inmobiliarios provinciales y tasas viales municipales, lo cual haría que la participación de los distintos niveles del estado tienda a subir”, sumó Miazzo.