El embajador en Brasil y ex candidato a presidente Daniel Scioli se reunió con Cristina Fernández de Kirchner el jueves pasado en el Senado. Luego, el sábado desayunó con Alberto Fernández en Olivos. No es el único dirigente que pivotea entre ambas figuras de la cúpula institucional, pero sí es uno de los hombres a los que ambos le tienen confianza.
La vicepresidenta fue la que hizo el llamado al embajador el miércoles pasado. Cerca suyo cuentan que la decisión de Scioli fue ir a escuchar. Cristina está interesada en saber cómo siguen las relaciones comerciales y políticas con Brasil, vínculo que el ex motonauta se encargó de cuidar en un delicado equilibrio entre el presidente actual Jair Bolsonaro y la figura creciente del que quizá sea el próximo mandatario, Luiz Inácio Lula Da Silva.
El sábado, Scioli tuvo un largo encuentro desde la mañana temprano en Olivos con el presidente. Allí le contó su reunión con la vicepresidenta. No tiene pensado ocultar sus encuentros con dirigentes del Frente de Todos. Fuentes del sciolismo aclaran que su intención no fue tender un puente ni hacer de canciller, ya que él, como el resto de la dirigencia oficialista, ya dan por descontada una bifurcación irreversible entre Alberto y Cristina.
La voluntad de CFK
Scioli no es el único dirigente que tiene habilitado el teléfono en el Senado y en Rosada. Sergio Massa, es uno de los que pisa ambas sedes. Pero los enroques de dirigentes de la misma generación se siguen dando dentro del oficialismo.
Así como Agustín Rossi pasó de querer ser el candidato de Cristina en 2019 a un dirigente albertista, Felipe Solá, ex canciller albertista, ahora forma parte de las reuniones del Instituto Patria, cuya vereda fue testigo este fin de semana de la aparición del secretario de Relaciones Parlamentarias y dirigente del Movimiento Evita, Fernando «Chino» Navarro, en el contexto del lanzamiento de la candidatura de Lula y el apoyo oficial de todas las fuerzas del Frente de Todos.
Todos los y las dirigentes que pasan por el Senado confirman lo que ya es público: a quien quiera escuchar, la vicepresidenta insiste con la eyección de Guzmán y el cambio en la política económica. Mientras no lo logre, continuará con su forma de ejercer el poder institucional que tiene a mano. De hecho, tras haber presentado un proyecto legislativo en Diputados para adelantar las cuotas del salario mínimo de enero a agosto, el propio Guzmán confirmó este lunes que se encargará de llevar a cabo esa iniciativa, pero dentro del Consejo del Salario y ya se confirmó este martes que saldrá por decreto.
El futuro de Alberto
En tanto, este martes el presidente desde Europa le respondió a Cristina desde España. “Argentina tiene que ponerse a mirar el futuro y dejar de discutir el pasado. El pasado nos sirve para tener memoria, pero mi mirada la tengo en el futuro y creo que la mayoría de los argentinos también. Cuando alguien dice que nuestros votantes pueden estar decepcionados con nosotros, creo que nuestros votantes son conscientes de que tuvimos que enfrentar una pandemia con un sistema de salud quebrado por Macri y lo hicimos bastante bien. Logramos una inmunidad de las más altas del mundo. Nuestro votante, que vive esa realidad, entiende las dificultades”, dijo a el diario El País.
Luego, en otro reportaje, esta vez a la televisión española, ratificó su voluntad de ser candidato. “Absolutamente, con todas las fuerzas necesarias para la que Argentina se ponga de pie y la voy a poner de pie”, dio. “¿Ha dicho que sí?”, insistió el periodista español: “Definitivamente”, respondió el presidente en un reportaje realizado en la embajada argentina, el lugar que había elegido el actual mandatario cuando Eduardo “Wado” De Pedro le preguntó qué lugar quería si Cristina ganaba las elecciones en 2019.
No es la primera vez que Alberto habla de futuro y pide “dejar de discutir el pasado”. De hecho, en las cavilaciones sobre 2023 sobrevuela un plan B en el albertismo para que, en caso de que el presidente no levante en las encuestas con miras a las PASO del peronismo, proponga apoyar a dirigentes jóvenes y no de su edad.
De hecho, cada vez que le tocó elegir funcionarios Alberto priorizó perfiles jóvenes como los de Martín Guzmán, Santiago Cafiero o Matías Kulfas. La excusa de la edad puede funcionar como una salida elegante para el presidente, pero enoja ya a varios dirigentes peronistas que se quejan porque “quiere proscribir a toda una generación”, entre ellos a Cristina Fernández.