A través Maxilimiliano Schonfeld cineasta entrerriano con gran recorrido internacional y actual presidente del Instituto Autárquico Audiovisual de Entre Ríos (IAAER) Tiempo Argentino tuvo acceso a la actividad que realiza la Cinemateca de Entre Ríos.

Un film sobre Juan L. Ortiz (1994), de la cineasta santafesina Marilyn Contardi, aparecen algunas imágenes del poeta: escribiendo, hablando, fumando, caminando. La obra también aborda las dificultades para editar sus libros, los años que La hora del sauce pasó acumulando polvo, la censura y la quema de libros durante la dictadura, y su último tomo perdido.

Este cortometraje se proyectó, junto a muchos otros, en la sexta edición del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos (FICER) y forma parte del trabajo de recuperación de la flamante Cinemateca de Entre Ríos, que busca preservar y poner en valor el material audiovisual de la provincia, para evitar que caiga en el olvido, como le ocurrió durante años a La hora del sauce.

Algo similar sucedió con la obra del realizador entrerriano Jorge Surraco. La cinemateca logró recuperar hasta ahora tres de sus cortometrajes, realizados entre las décadas de 1970 y 1980: Yataí, Apuntes sobre la ciudad de Federación y Este río, estas islas… En este último, Surraco retrata la vida y la obra de Juan L. Ortiz, poeta omnipresente en Entre Ríos. El cineasta, nacido en Gualeguay, fue un educador, cineclubista y superochista que volvía con frecuencia a la provincia para filmar.

Su obra permaneció inaccesible durante décadas, hasta que gracias a una iniciativa de su hija, Claudia, y el apoyo del Museo del Cine, este material fue inspeccionado, acondicionado y preservado digitalmente por la Cinemateca, que logró proyectarlas recientemente en el FICER.

“El material de Jorge Surraco es el archivo más viejo que encontramos hasta ahora. Nos da la posibilidad de ver Entre Ríos a través de la mirada de un cineasta que desconocíamos completamente”, dijo a Tiempo, Schonfeld. 

“Con la generación de cineastas entrerrianos teníamos la sensación de que éramos los primeros porque hay muy pocos atrás, empezó Celina Murga, algunos que hacían antes alguna cosa, pero no hay nada más y de repente encontramos este material de Jorge Surraco…”

“En Santa Fe sí hay muchos que filmaban en esa época, como Marilyn Contardi. De repente aparece un cineasta con esta mirada y sensibilidad filmando a Juanele. Estamos con una expectativa muy grande. Con ganas de ver cosas”, agregó el director de Germania (2012), La helada negra (2015), La siesta del tigre (2016), Jesús López (2021), Luminum (2022) y Sombra grande (2024)”.

Maximiliano Schonfeld

-¿Cómo es el trabajo de recuperación de esos archivos?

-Empieza con la investigación. Los archivos no llegan solos, los tenemos que ir a buscar. Hay mucho material en la provincia escondido, esperando. Cada pueblo tiene sus cineastas aficionados. Lo que estamos haciendo es un rastrillaje pueblo por pueblo y ciudad por ciudad, para recolectar absolutamente todos los VHS que haya, sean de fílmico o cualquier otro material.

 Hay que recopilar todo para traerlo a Paraná y empezar con el proceso de digitalización de visionado. Otra cosa que pretendemos implementar es un programa de “digitalización itinerante”, para esos casos en los que no podemos trasladar los archivos a Paraná, entonces la Cinemateca iría a los pueblos para hacer la digitalización ahí.

La investigación previa para encontrar ese material parte de indicios, que en muchos casos tienen que ver con los canales de televisión. En la provincia de Entre Ríos, como en otros lugares del país, la televisión por cable tiene una presencia muy fuerte en la vida de las personas.

Sobre todo en los ‘90 había una gran presencia, se filmaba muchísimo y se acumulaba mucho VHS, entonces hay una historia ahí que a veces no tiene que ver con el cine, pero sí tiene que ver con el patrimonio audiovisual, con el archivo de noticias. Los noticieros se convierten en material histórico; permiten ver más allá de los datos coyunturales, la forma del habla de la época, la vestimenta, los colores, el tipo de pensamiento.

En Entre Ríos está todo por hacerse en términos de preservación del acervo audiovisual.

-¿Por qué es importante recuperar este material?

-La respuesta, para mí, está en la identidad. En estos tiempos que están un poco extraños queremos generar una sensibilidad para poder conectarnos con el otro, incluso con los que piensan distinto. El cine tiene esa capacidad: permite que muchas personas puedan mirar lo mismo a través de una película, eso acerca a la gente entre sí alrededor de una experiencia compartida.

 Ahora, pensemos en ese impacto llevado a toda una provincia, que puede ver sus archivos, su historia. La idea es que todo este material esté disponible para que los entrerrianos y las entrerrianas puedan reconocerse en el pasado. Eso construye identidad. La única forma de que el presente pueda desarrollarse de una manera más armónica es generando identidad y sensibilidad entre nosotros.

Es lo opuesto a lo que sucede en la actualidad. En estos tiempos tan extraños hay una negación de la historia. El arte tiene la posibilidad de mostrarnos la historia de una manera mucho más accesible.

-¿Esto también permite que los nuevos cineastas tengan un lugar en donde referenciarse?

-Ojalá. La verdad es que en la actualidad tenemos dos problemas. El primero es que estamos esperando que aparezcan nuevos cineastas, para eso tenemos que brindarles más herramientas para que se puedan desarrollar en la provincia.

Y tenemos un problema que tiene que ver con la cuestión de género, tenemos que trabajar en políticas concretas para saldar la brecha, porque los que tomamos decisiones, los que estamos a cargo, los que hacemos las películas somos en mayor parte varones. Esto contrasta con el Registro Provincial de Industria Audiovisual (RePIA), que es el relevamiento de trabajadores y trabajadoras del sector, que mostró que la mitad de las personas que trabajan en la industria son mujeres.

 Pero los que hacemos las películas somos los varones. Tenemos que dejar de hablar un poco. Hacer cosas concretas, políticas concretas. Ahora estamos trabajando en una residencia anual,   para fomentar la generación de nuevos y nuevas cineastas en la provincia, y que no se tengan que ir de Entre Ríos para filmar. La residencia va a abarcar proyectos entrerrianos, se va a empezar a implementar de manera anual y va a consistir, entre otras cuestiones, en espacios de escritura, intercambio y acompañamiento.

-Volviendo a la Cinemateca, ¿hay proyectos de difusión del acervo audiovisual?

Uno de los programas que pensamos implementar a partir del año que viene es un “mes del archivo”, en donde se hagan proyecciones del material que vamos encontrando para difundirlo por toda la provincia.

-¿El hecho de que lleve tanto tiempo crear cinematecas dice algo sobre cómo concebimos nuestro propio cine?

-Sí, totalmente. Hay cineastas que no tienen acceso siquiera a sus propias películas. Ahora lo que queremos lograr es que cada película que se realice en la provincia vaya directamente a la Cinemateca. Hace un año estamos en funcionamiento, pero ya venimos haciendo ese trabajo, tenemos aproximadamente 40 películas que forman parte del acervo.

Ladrillo por ladrillo: poner en pie a la Cinemateca

Además del Cash Rebate, uno de los anuncios más destacados de este año para el sector audiovisual en Entre Ríos es la creación de un espacio propio para la cinemateca provincial. Inaugurada formalmente el año pasado durante la quinta edición del FICER, este archivo audiovisual tendrá su sede en el Parque Tecnológico MiradorTec, un edificio en construcción junto al Centro Provincial de Convenciones (CPC) de Paraná, sede habitual del festival de cine.