“Ahora hay masa crítica”. La afirmación resuena desde la medianoche del domingo en el entorno del reelecto gobernador de Córdoba, el justicialista Juan Schiaretti, y apunta al rol de ordenador del espacio Alternativa Federal (AF) que terminó de asignarle su histórico triunfo en la provincia mediterránea.
Con tres candidatos autopostulados pero sin metodología de selección acordada, varios de los referentes de AF especulan con apalancarse en el amplia victoria de Schiaretti para intentar darle forma a una opción de sesgo peronista que compita en octubre por una denominada tercera vía contra el proyecto reeleccionista de Mauricio Macri y el espacio que lidera la expresidenta Cristina Fernández.
La victoria de Schiaretti con el 57,28 por ciento de los votos –resultado final que comunicó la Justicia Electoral de Córdoba el lunes por la tarde- esperanza a los dirigentes del sector en aglutinar un volumen concreto de ciudadanos dispuestos a votar a una opción presidencial que surja de ese espacio.
Aunque en el entorno del gobernador advierten que esas voluntades no se trasladan de manera automática, en el entorno del reelecto mandatario advierten que el electorado cordobés -que supo ser bastión de Cambiemos- está desilusionado con Macri por la situación económica, pero mantiene su rechazo al kirchnerismo.
Schiaretti tiene previsto tender puentes en los próximos días con los gobernadores que alguna vez coquetearon con el espacio, como Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Domingo Peppo (Chaco).
Según explicaron fuentes del peronismo cordobés a Tiempo, en “las reuniones transversales” se comenzará a definir “quién está y quién no”. Es que algunos gobernadores que se sacaron fotos con los integrantes de AF, después incluyeron al kirchnerismo dentro de sus alianzas provinciales, como el propio Bordet o Rosana Bertone, de Tierra del Fuego. La semana pasada también conversaron con el puntano Alberto Rodríguez Saá, con quien nunca hubo un diálogo fluido.
Con todo, la primera etapa de diálogo y contacto que prepara Schiaretti apuntará a los protagonistas de aquella primera foto fundacional de AF: los precandidatos Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto.
A ese espacio se luego después Roberto Lavagna. El exministro irrumpió con fuerza en el verano, pero sus pretensiones de no competir en unas PASO introdujeron ruido en la inestable alianza. “Ahora esa opción se planchó”, reconocen cerca del gobernador. “Hay que sentar a los candidatos y poner fecha para las PASO. Hasta ahora cada uno dice y hace lo que quiere, somos librepensadores, pero llegó el momento de armar el espacio”, sentenciaron.
En declaraciones a la prensa, este lunes, Pichetto y Lavagna volvieron a destacar el triunfo de Schiaretti. El senador y el exministro juegan dentro del mismo espacio en AF, pero Pichetto todavía no logra encaminar a Lavagna para que participe en una PASO. De hecho, el exjefe de Hacienda pateó la pelota afuera cuando este lunes le volvieron a preguntar sobre esa posibilidad.
Schiaretti pretendió que con su mensaje del domingo quedara claro cuál es su posición ideológico política. Por un lado, quiso enfatizar su inclinación por el republicanismo, con la intención de diferenciarse de Cristina Fernández, a la que le atribuyen discrecionalidad en la construcción política.
Los recuerdos del vínculo nulo que hubo entre Schiaretti y Cristina cuando era presidenta están más que presentes en la provincia. De hecho, destacan que desde que asumió Macri, los pedidos de reunión siempre fueron concretados, a diferencia de la suerte que corrían con su antecesora.
Si bien Felipe Solá, ubicado dentro del peronismo kirchnerista, salió a tender una mano al cordobés, golpeó en una puerta cerrada. “Me gustaría que se sumara al armado de unidad opositora”, dijo en declaraciones a Futurock. A la vez, el ex gobernador bonaerense reconoció que “el peronismo no supo contenerlo en su momento cuando era gobierno”.
Sin embargo, en Córdoba también se cuidaron de no emparentarse con el oficialismo nacional al que, si bien destacan como más cercano al diálogo, le critican el rumbo económico. Por eso, Schiaretti reivindicó un rol fuerte del Estado que complemente al mercado, en clara diferenciación con el macrismo.