Fernando Savater se desempeñaba actualmente como columnista del diario. No sólo trabajaba en él desde hacía 47 años, sino que luego del a muerte del dictador Francisco Franco en 1975, contribuyó a fundar el periódico del que hoy reniega y del que fue despedido.
Dadas las causas que esgrimió públicamente es difícil pensar que Savater creyera que no tendrían consecuencia. Más bien hace pensar no sólo que quería irse del periódico, sino también que no quería hacerlo sin cierto escándalo. Por supuesto que todo el mundo tiene derecho a la crítica, pero no es menos cierto que cuando éstas se vociferan públicamente como lo hizo él que, además, es una figura notoria del campo intelectual, estaba buscando una razón para que lo separaran del diario.
Las críticas, por su parte, son polémicas, sobre todo por haberlas formulado en otro medio español, El Mundo.
«De ser un diario progresista, de centro izquierda, con las virtudes y defectos propios del caso, pasó a convertirse en un portavoz gubernamental y del peor Gobierno que ha tenido la democracia española desde la muerte del dictador (Francisco Franco). Eso naturalmente socavó el prestigio del periódico, que de ser el diario de referencia pasó a convertirse en un risible epítome de la prensa al servicio de la política»,
También acusó al diario en un acto de misoginia explícita, de recibir una «desafortunada invasión femenina».
Savater contra la izquierda y las conquistas de género
Desde hacía cierto tiempo Savater hacía declaraciones polémicas como “Creer que uno puede determinar su sexo es como creer que puede determinar su estatura o su edad. Hay bárbaros que le dicen a un niño de seis años que puede elegir ser de un sexo o de otro. Eso es lo más destructivo que se puede hacer con una personalidad.” Consideraba, además, que “la ley Trans es un insulto a la inteligencia”.
En el plano político hizo afirmaciones como “El paso decisivo para empezar un proceso de emancipación intelectual es darse cuenta uno mismo de que no hay ninguna obligación moral de ser de izquierdas” y “Si la izquierda es esto que ha llegado después de Zapatero, pues tengo claro que eso no soy yo. Uno ya empeora con la vejez, no voy a empeorar más a propósito”.
Por supuesto que tiene todo el derecho del mundo, como cualquiera, de expresarse, pero llamaba la atención que alguien que dedicó su vida a pensar y a escribir libros mantuviera posiciones tan conservadoras o confundiera, por ejemplo, sexo con género.
Por otra parte, su opinión sobre la “desafortunadamente invasión femenina” en EL País, es agresiva y repudiable.
Las opiniones de Savater y un relación que llegó a su fin
Desde hacía tiempo la relación entre el filósofo y el diario El País venía resquebrajándose. La entrevista brindada por Savater a El Mundo realizada por la periodista Maite Rico, que fue, en parte, casi un adelanto de su libro “Carne gobernada”, fue un punto sin retorno.
La actual directora del diario Carne gobernada fue la encargada de decirle que El País había decidido desvincularlo del diario, lo que Savater confirma en una entrevista que le dio a El Mundo apenas producido su despido: Pepa me dijo que me leía desde pequeña: Claro, si yo escribía en El País en el número cero. Y bueno, pues que no se podía seguir porque teníamos líneas divergentes y no me gusta lo que hacen.”
Savater dijo sentir nostalgia por las personas queridas que dejaba en el diario, como Félix de Azúa, que era junto a él más veterano de los integrantes del periódico, pero “prefiero ir a la contraria que decir lo que todo el mundo quiere oír”.
En un adelanto de Carne gobernada que publica El Confidencial, el filósofo dice: «¿Por qué conserva la izquierda tan buena fama en nuestro país, a pesar de los crueles fracasos históricos que ha sufrido allí donde se ha impuesto de manera imperativa? Por una mirada sesgada que ha establecido la norma de juzgar a la izquierda por sus intenciones y a la derecha por sus resultados»,
Y agrega: «Los principios y métodos de la derecha han conseguido sin duda las mejores y más competentes sociedades democráticas allí donde se han aplicado: en ninguna parte ni en ninguna época ha habido mejores sistemas políticos donde vivir y la prueba es que la gente huye de los países comunistas a los capitalistas, nunca al revés».
«Otro elemento –dice en otro párrafo- que empeora este diario otrora prestigioso es una desafortunada invasión femenina. En un momento como el actual, en que los mejores columnistas en todos los medios son mujeres y algunos ya casi no leemos otra cosa, en EP nos ha tocado el lote menos lucido: tanto las de casa como las importadas, salvo las honrosas y escasas excepciones de rigor, son tan sectarias y aburridas como los varones con quienes se codean. Así no hay manera de remontar el partido». Cabe destacar que entre “las importadas” figura la Leila Guerriero de la que no se sabe si las declaraciones de Savater la han incluido o excluido de sus críticas.
Savater acusa
Según el filósofo, de un tiempo a esta parte, El País tuvo hacia él ciertos destratos: «Cuando empecé a alejarme de la ortodoxia -comenta- se levantó la veda y aparecieron artículos tratando de refutar los míos -con poca maña la verdad-, que eran publicados al día siguiente o incluso por la tarde si el mío había aparecido por la mañana. A continuación, ironiza: «Llamé a la redacción para advertirlos de que tuvieran cuidado, no fueran un día a publicar la refutación antes de mi artículo…».
También se vio muy afectado cuando apareció su libro Solo integral y no obtuvo en El País ninguna reseña. En él reunía, precisamente, sus notas que aparecían los sábados en El País. Sólo dos medios no lo entrevistaron: la Cadena Ser y el propio periódico donde trabajaba.
En una entrevista con El Mundo, expresó: «A mí escribir a la contra no me importa. Me hace más gracia escribir en contra de prejuicios que tienen mis lectores que pasarles la mano por el lomo. He hecho mío el lema de Jean Cocteau: la reprobación me exalta».
Es doloroso pensar que tras casi medio siglo de trabajo, un medio despida a un miembro de su staff que es una figura destacada del campo de la cultura española. Haría falta escuchar más la voz del propio diario. Pero si fue Savater quien decidió irse del diario con escándalo, lo ha conseguido. Su despido no pudo llevarse a cabo sin un alto costo para el periódico.