Santiago Lacabe, actual vecino del barrio de Parque Chacabuco de la Capital, acaba de sacar su tercer disco de jazz, Presvicio. Oriundo de Capital pero criado en Ciudad Evita (La Matanza, donde vivió desde los tres a los veintipico de años), su origen está en el rock, al que ama y sigue mamando, y de una manera que a veces se nota más y otras menos -y otras en las que ni se nota-, contrabandea con impronta y estilo en el jazz. La batería le gusta desde los diez. Cuando se percató que era el instrumento que el resto de sus familiares no tocaba. Hoy además de tocar y grabar discos, es profesor particular y en escuelas primarias intensificadas en música. “Tienen clases de instrumento y yo doy percusión -cuenta- de primero a cuarto grado.” Entonces antes de arrancar con las preguntas sobre el disco y algo de su historia, aparece la curiosidad sobre si pibes y pibas saben de su música y su banda. “Me preguntan cómo se llama mi banda, y yo les digo que es mi nombre, entonces algunos buscan en YouTube. Son chiquitos pero a veces hago algunas clases más musicológicas y que conozcan géneros, como por ejemplo el jazz, la música africana. Acá se labura mucho el folclore y el tango, así que trato de sacarlos un poco de lo que escuchan cotidianamente y que aprendan otros géneros y otros timbres, reconocer otros instrumentos.”

-¿Alguno de ellos te preguntó por qué le pusiste Presvicio al disco que acabás de lanzar?

-Sí, me lo han preguntado.

-¿Y cómo te arreglaste para explicar?

-Bueno, ya tengo 44 años y siento que mi corazón empieza a ver con más claridad. Y paralelamente dejé de ver, claramente tengo un problema en la vista que es la presbicia. Y a la vez estamos rodeados de muchos vicios: es un jueguito de palabras con eso.

-Y después de los 40 también es conveniente dejar el vicio.

-Claro, tiene que ver con eso también. Cuando te hablo de claridad interna hablo un poco de eso: sentar un poco cabeza y mirar hacia adelante y estar enfocado. No con distracciones de la cantidad de vicios que nos rodean permanentemente: el consumo de alcohol, el de drogas o el del teléfono.

Santiago Lacabe: “Le pongo a mi música mucha garra, corazón y ritmo”

-Y sin embargo el disco tiene una gran vitalidad, es un jazz más hacia afuera que introspectivo.

-Sí, esa tal vez es una característica de mi personalidad. Siempre traté de tocar hacia afuera. Vengo un poco del rock también, de ese estilo que es todo hacia afuera. Y todo lo que sea un sonido que proyecte a mí me gusta más que la cuestión introspectiva. Me gusta que la gente mueva la pata, que salte de la silla. Esto se encierra más en un género harbor (a mí los rótulos no me gustan pera a veces ordena un poco). Y el harbor lo entiendo como una actitud para plantarse frente a la música. Le pongo a mi música mucha garra, corazón y ritmo. Tiene que estar el blues y tiene que estar el ritmo. Y siempre trato de pensar un disco de punta a punta. Y que en ese concepto general haya cierta variedad: que quien se ponga a escuchar nos embole que vaya por un camino, que tenga un hilo conductor que te vaya llevando de tema a tema.


-¿Por qué decidiste que Presvicio también saliera en CD?

-Porque tenía los otros dos también en CD y quería hacer el tridente. Y si bien hice cien copias nada más hay mucha gente que le interesa el físico. Yo necesito ver el objeto. Y recorrer el arte, está buenísimos son unos cuadros superpuestos de Laura Davis, amiga mía. Y todo ese laburo artesanal de toda esa gente que está detrás para mí es fundamental. 


-¿Dónde estudiaste?

-Primero con un profesor particular allá en La Matanza, que había sido alumno de Norberto Minichillo, y me llegó esa data y me hice fan de él, de su manera de sentir, de pensar y de tocar. Y cuando quise estudiar más seriamente entré en la escuela del Sindicato de Músicos, que era como La escuela. Ahí estudié con Marcelo Blanco batería, pero paralelamente conocí a Pablo Bobrowicky, que para mí también fue un gran maestro. Y unos años después conocí a Pepi Taveira. Salvando las distancias -porque él es un músico enorme-, rescato un poco esa sonoridad que me quedó de esa época. Y el otro pilar sería Enrique Norris. Esos cuatro ejes.

Santiago Lacabe: “Le pongo a mi música mucha garra, corazón y ritmo”
Santiago Lacabe y sus dos pasiones: la batería y el jazz.

-Después te fuiste a Barcelona, aunque no mucho tiempo. ¿Cómo te fue?

-Fue en 2003 y 2004. Y yo soñaba con ver a Elvis Jones en vivo. Posta, lo soñaba cuando me acostaba. Y cuando llego allá viene mi compañero de cuarto, un baterista mexicano que tenía la misma beca, y me dice que viene Elvis Jones. Y yo no le creí. 


-Creíste que te estaba mexicaneando. 

-¡Claro! Pero a los quince días vino Jones y me saqué una foto con él, fue increíble. A los cinco meses se murió, una cosa de locos, fue como que Dios me lo mandó ahí. Toda esa experiencia fue muy nutritiva para mí porque escuché un montón de conciertos y estuve con (Luis Alberto) Spinetta y con Fito Páez, que como estaban lejos del barullo y del asedio podés hablar tranquilo. Con la mejor onda. Y volví y entré a la carrera de jazz del Falla. 


-¿Dónde se aprende más en los conciertos o en la escucha? 

-Si tengo que elegir elijo un concierto, no tengo dudas. La vibración del instrumento en vivo dentro del jazz no tiene comparación. Cuando tenés el tipo tocando ahí delante tuyo a unos metros esa vibración no tiene comparación. Si existiera la máquina del tiempo me iría a ver a tocar en vivo a la orquesta de (Duke) Ellington, o al cuarteto de (John) Coltrane, o al quinteto de Miles (Davis) al principio, o a Thelonious Monk.

-¿Y cuáles son las mayores diferencias que encontrás ahora enseñando de cuando vos aprendías? 

-Ahora hay mucha más información y eso está buenísimo. Pero también es un arma de doble filo: hay tanta información que te termina apabullando y es muy difícil ser selectivo y terminas no agarrando nada significativo. Por eso la orientación tal vez de un docente te puede transmitir la experiencia. Porque también se aprende a estudiar. Lo que estudiaba hace veinte años no lo hago ahora porque me parece improductivo. Uno hace un proceso de aprender a tocar también a estudiar. Siempre que haya un ida y vuelta en cualquier situación es bueno. 

Presvicio. Santiago Lacabe Quinteto

Con Juan Cruz de Urquiza (trompeta), Inti Sabev (clarinete bajo y soprano), Jerónimo Carmona (contrabajo), Nicolás Boccanera (piano), Santiago Lacabe (batería, composición y arreglos). Disponible en Bandcamp y plataformas. Presentación oficial, sábado 22 de marzo, a las 23:15 en Prez (Anchorena 1347, CABA).

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