Santiago Belgrano es un pianista y compositor argentino radicado en Nueva York. Su segundo disco es una obra pensada y creada como un homenaje a Enrique Norris, el gran cornetista, pianista, compositor, docente y referente de la escena de jazz argentina. La inesperada muerte de Norris en septiembre de 2022 produjo un profundo dolor en todos quienes disfrutaban de su música.
Belgrano era uno de ellos y no dudó en convocar a un verdadero seleccionado de la escena local para registrar un álbum dividido en siete piezas o movimientos, compuesta para una formación poco convencional -tres maderas, tres metales, piano, contrabajo y batería- inspiradas y dedicadas a quien fuera un referente del jazz nacional. Fue grabado en Buenos Aires, el 23 de diciembre de 2023, y salió hace pocas semanas. Se llama ni más ni menos que Enrique –su predecesor fue Vicisitudes– y el pianista lo presentó en una visita fugaz a la Argentina, durante fines de julio y principios de agosto.
El álbum incluye la participación de Juan Cruz de Urquiza en trompeta, Sergio Wagner en trompeta y flugelhorn, Juan Canosa en trombón, Carlos Michelini en saxo alto y clarinete, Ramiro Flores en saxo tenor y flauta, Martín Pantyrer en saxo barítono y clarinete bajo, Juan Bayón en contrabajo y Carto Brandán en batería. “El disco nació como una manera de recordar a quien es uno de los grandes del jazz argentino y quizás no tiene tanta difusión o prensa como otros autores”, asegura Belgrano desde su casa en Brooklyn.
-¿Cómo decidiste homenajear a Enrique Norris?
-Enrique fue un referente de todos a los que nos gusta improvisar. Yo estudié con él y tocó en mi primer disco. Fue un gran maestro. Yo me fui del país hace ocho años y mantuve el contacto. Siempre me insistía en que grabara otro disco, pero no se dio. Cuando falleció me dije: “tengo que hacerlo y para él”. Quería que sea una agrupación grande y me puse a escribir. Cada composición tiene como título una letra de su nombre. Escribí varios meses sin parar, fuimos al estudio a tiempo y quedó esto.
-¿Cuánto tiempo te llevó hacerlo? ¿Cómo elegiste a los músicos?
-Las primeras ideas aparecieron en julio del año pasado. En septiembre armé el grupo y cuando me confirmaron y conseguí el estudio, me puse agosto, septiembre y noviembre a escribir como loco. Tocamos una noche y al otro día fuimos a grabar. Al primero que llamé fue Juan Canosa en trombón, que es el más completo y es amigo. Necesitaba dos trompetas sólidas y las mejores opciones eran Sergio Wagner y Juan Cruz de Urquiza. Por suerte los dos pudieron. Necesitaba saxos, pero que toquen flauta y clarinete y sabía que tenían que ser Martín Pantyrer, el mejor en graves, y después llegaron los demás. Juan Bayón me gustaba porque tiene una muy buena energía y Carto Brandán es mi baterista favorito y era amigo de Enrique. ¡Me armé un equipazo!
-¿Qué era lo más determinante de Enrique Norris y qué te dejó a vos?
-Siempre rescato que era una persona dedicada absolutamente a la música: esa era su prioridad vital. Sin prejuicios, sin intenciones de vender o pensar si algo funcionaría o no económicamente. Creía en lo que hacía y le dedicaba todo su tiempo a eso. Era admirable. Eso lo transmitía como docente y colega. Enrique Norris expresaba su amor y respeto por la música en todo lo que hacía. Lo que hago yo no tiene nada que ver con lo que él hacía, nadie diría que estoy influenciado por él, pero eso era lo que él buscaba. No te imponía su estilo. Quería que encontraras tu voz o tu sonido. Él te mostraba de todo: películas, libros, discos, lo que sea para abrirte la cabeza por completo. Te podría recomendar un documental sobre Martin Luther King o un artista plástico, o que escuches un percusionista de folklore. Lo que quería era inspirarte, dándote recursos y posibilidades de visiones, para alejarte de los estereotipos y de los cuadrados en los que nos metemos. Enrique Norris me cambió la cabeza.
-¿Cómo fue que te radicaste en Nueva York?
-Me fui a Holanda a estudiar, a hacer una maestría en piano y uno de los semestres incluía un intercambio en Estados Unidos. La escena musical que vi me dio ganas de ir a probar suerte, quería estar ahí. Es un lugar activo muy vibrante donde se juntan músicos de todos los estilos, de todas partes del mundo. Todas las noches podés escuchar música en shows que solo se dan ahí, de primer nivel.
-¿Cómo es tu vida allá?
-Me muevo en una comunidad de músicos argentinos, que ayuda a que lo que uno más extraña no sea tan duro. Tomarse unos mates, jugar al fútbol, hacer un asado…
-¿Cómo ves desde allá a la Argentina?
-Te da cierta impotencia verla desde afuera. Me pone muy triste ver el tipo de personas que está gobernando. Desde los discursos de odio que avalan, a diputados visitando genocidas como Astiz y ver que se reprime la industria cultural, eso es muy doloroso. Ver como a la gente que quiero le cuesta cada vez más vivir, músicos o no, que no pueden llegar a fin de mes o vivir bien. No sabés qué hacer. No queda otra que rogar que vengan tiempos mejores. Es lo que más quiero.
Enrique, segundo disco del pianista Santiago Belgrano
Con Juan Cruz de Urquiza en trompeta, Sergio Wagner en trompeta y flugelhorn, Juan Canosa en trombón, Carlos Michelini en saxo alto y clarinete, Ramiro Flores en saxo tenor y flauta, Martín Pantyrer en saxo barítono y clarinete bajo, Juan Bayón en contrabajo y Carto Brandán en batería. Disponible en Plataformas digitales.