Una gota que vive en un pueblo minero y está triste porque es «muy transparente». Una piedra que tiene miedo de ser extraída pero se convence después de que una montaña le explique que «sólo así podrá transformar el mundo y beneficiar a mucha gente». Podría ser simpático, si no se tratara de los personajes principales de dos de los tres libros infantiles publicados por el gobierno de San Juan para defender las supuestas bondades de la megaminería en la provincia.
Los cuentos, titulados La gota Carlota, Piedra y Montaña y La Brujita Basurita, fueron editados por el Ministerio de Minería de la provincia cuyana y se entregaron de forma gratuita a quienes se acercaban a visitar un stand de la Cámara Minera de San Juan especialmente dedicado a los niños, en la Feria del Libro provincial. La idea, además, es repartirlos en las distintas escuelas. Por supuesto, la indignación entre las ONG, los habitantes de las localidades afectadas por la contaminación que generan las mineras y el público en general fue inmediata.
Los tres libros son obra de Alejandra Araya, una escritora con cierto renombre dentro de la provincia, que presentó el proyecto hace un tiempo en el Ministerio de Minería y consiguió la financiación necesaria para la elaboración de cerca de 50 mil ejemplares. La autora está en pareja con el titular de la Cámara Minera de la provincia, Jaime Bergé, quien hace un tiempo aseguró que «los glaciares no representan tanta agua como para que se genere tanto inconveniente».
En los cuentos, destinados a nenes de cinco a ocho años, se habla de la minería como una actividad que trae progreso y es completamente inofensiva para el medio ambiente, a pesar de que en el último año hubo dos derrames de cianuro en la localidad de Jáchal y la semana pasada la Universidad de Cuyo presentó un informe en el que quedó demostrado que «la contaminación no sólo persiste, sino que aumentó».
«Sólo así podrás transformar al mundo y beneficiar a mucha gente, convirtiéndote en autos, casas, juguetes, medicamentos, aviones, celulares. Todo lo que rodea al hombre es minería, piedra amiga», le asegura la Montaña a la Piedra en un pasaje de uno de los relatos. «Mis entrañas están llenas de riquezas para que los hombres se beneficien conmigo. No hay nada que temer», dice en otro pasaje. La historia termina con la piedra convertida en un celular que utiliza uno de los mineros que trabaja en la montaña: «¡Y así vivieron felices para siempre!».