El gobierno continúa ignorando al Congreso Nacional. Mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU 846/24), el Ejecutivo se atribuye, entre otras, la potestad para renegociar la deuda en dólares sin pasar por el Parlamento, algo que está vedado en la legislación.

En cuanto a las condiciones para hacerlo, estipula que “los precios de los instrumentos serán fijados teniendo en cuenta los valores existentes en los mercados”, y no los valores técnicos, como ocurría hasta el momento. También se establece que el gobierno podría recibir bonos en dólares y entregar papeles en pesos, o a la inversa.

A su vez, el DNU deja sin efecto lo establecido en el artículo 65 de la Ley de Administración Financiera, donde se determina que las operaciones de crédito público para reestructurar deuda deberán implicar un mejoramiento de las operaciones originales en al menos dos de las siguientes tres condiciones: monto, plazo y/o tasa de interés. Este cambio podría conllevar grandes rendimientos para los inversores y un alto costo para el país. En el marco del déficit fiscal cero “inquebrantable” que persigue el Gobierno, es sabido que cuantos más intereses se tengan que pagar, mayor será el ajuste fiscal que deberán afrontar los argentinos y las argentinas.

En conferencia de prensa, senadores/as y diputados/as de Unión por la Patria (UxP) pusimos sobre la mesa aquello que debe ser visto como una anormalidad: no se puede cambiar por decreto una ley. Ya se incluyó esta iniciativa en el proyecto de ley Bases y no prosperó. Lo mismo ocurre con la decisión de declarar como “sujeta a privatización” a Aerolíneas Argentinas, anticipada este viernes por el vocero Manuel Adorni. Son temas en los que el Ejecutivo insiste, a pesar de que el Parlamento ya dio su veredicto.

Un hecho que no hay que pasar por alto es el intento del Gobierno de que las modificaciones en materia de deuda pasaran desapercibidas, ya que se las incluyó en el segundo artículo de un Decreto referido al Fondo de Garantía de Sustentabilidad, una “picardía”.

Vuelve a quedar en claro que existen una sistemática subestimación del rol del Parlamento y una búsqueda del Ejecutivo de tener el camino allanado para avanzar con sus políticas. En el caso del manejo de la deuda, se trata de un tema que bajo el paraguas de este gobierno adquiere una total centralidad.

En la conferencia de UxP también se dieron datos concretos de lo que ha crecido durante la actual gestión la deuda pública, que en gran medida se explica por el traspaso de deuda del Banco Central al Tesoro, una maniobra que además encubre los intereses, maquillando el cumplimiento del déficit fiscal cero “inquebrantable”. Cuando Javier Milei dice que han saneado el balance del Banco Central, debería agregar: “A costa de aumentar el endeudamiento del Tesoro Nacional”.

Mientras enfrenta dificultades para conseguir fondos frescos del exterior, pareciera que el Gobierno trata de construir una alternativa legal para alargar los plazos de los vencimientos del capital. Por eso intenta eliminar los límites que hace años se establecieron para evitar situaciones como las sufridas con el gravoso Megacanje de 2001.

Un decreto, para quedar firme, tiene que ser ratificado por el Parlamento. Pero si las dos Cámaras lo rechazan, el DNU se cae. Sería grave, teniendo en cuenta los tiempos que suele demandar el tratamiento, que mientras tanto el Ejecutivo lleve adelante una operación de deuda y se genere un hecho consumado. El Parlamento debería rechazar este Decreto, de la misma forma que rechazó el de los fondos reservados para la SIDE.

Alineamiento incondicional

Respecto del discurso de Javier Milei en la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas, una de las cuestiones que más llamó la atención fue la mención del abandono de la posición de neutralidad histórica de la Argentina. Un cambio emparentado con el alineamiento pleno del gobierno con Estados Unidos, mencionado en otras intervenciones del mandatario. Se sigue profundizando así la línea inaugurada con la salida de los BRICS, grupo al que se había podido acceder tras una larga acción –de años— de la política y la diplomacia argentina. Hay políticas de Estado que resultan estratégicas y que deben prevalecer en el tiempo, más allá del signo político de los gobiernos.

Lo demás fue un discurso de afirmaciones recurrentes del Presidente. Entre ellas, la idea de que el mundo se dirige hacia el “colectivismo”, nada más alejado de la realidad. Para Milei, todo lo que signifique regulación y participación del Estado es ir hacia el socialismo y entonces se opone al Pacto para el Futuro, que refuerza la Agenda 2030.

Según Milei, la Agenda 2030, aunque “bien intencionada en sus metas, no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional, de corte socialista, que pretende resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía de los Estados Nación y violentan el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas. Es una agenda que pretende solucionar la pobreza, la desigualdad y la discriminación con una legislación que lo único que hace es profundizarlas”.

No obstante, en nuestro país el laboratorio libertario ha generado un abrupto salto de la pobreza, que aumentó casi trece puntos entre el primer semestre de 2023 y el primero de 2024. Actualmente, el 52,9% de las personas son pobres (40,1% un año atrás). En cuanto a la indigencia, 18,1% de las personas no alcanzan a cubrir la canasta alimentaria, casi duplicando el registro de un año atrás (9,3%). No parece que la evidencia le dé la razón al Presidente.

El discurso de Milei contrastó con el del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien en uno de los pasajes afirmó que “en un mundo globalizado no tiene sentido recurrir a patriotas falsos, a aquellos que desean aislarnos, ni tampoco tiene sentido recurrir a experimentos ultraliberales que no hacen más que empeorar las dificultades de un continente empobrecido”. Y prosiguió: “El futuro de nuestra región depende por encima de todo de que se construya un Estado eficiente, sostenible e inclusivo que trate todas las formas de discriminación. Un futuro que no se vea intimidado por individuos, empresas o plataformas digitales que se creen estar por encima de la ley. La libertad es la primera víctima de un mundo sin reglas”.

Un mundo en el cual, según un reciente informe de la organización Oxfam, la fortuna de los hogares más ricos (cerca de 3 mil), equivale al 13% del PIB mundial. En el año 1987 ese segmento se quedaba con el 3%. Números que lo dicen todo.

El cambio climático, el aumento de la pobreza o de la desigualdad, son consecuencias del propio funcionamiento del modelo neoliberal que prevalece en el mundo desde los años setenta. Estas cuestiones, lejos de mejorar, se agravarán con las políticas anarcocapitalistas que propone el presidente Milei para el mundo y que aplica, con preocupantes consecuencias, en la Argentina. «