El Festival Novísima Dramaturgia Argentina resultó una propuesta tan exitosa en la revelación del trabajo de jóvenes autores teatrales, que el 9 de este mes se lanza su quinta edición que se extenderá hasta el mes de abril. En su transcurso podrán verse obras de talentosos dramaturgos menores de 35 años que permitirán apreciar nuevas formas de concebir y hacer teatro.
Con la curaduría de Ricardo Dubatti también él sub 35- y la producción ejecutiva de Alejandra De Luna, la edición 2018 promete un amplio despliegue de obras y autores en diferentes sedes. Además, en paralelo, habrá mesas de debate, presentaciones de libros y charlas con dramaturgos, críticos e investigadores teatrales. Estas actividades serán gratuitas y permitirán un estrecho contacto entre el público y los integrantes de las diversas áreas del mundo teatral.
Tiempo Argentino dialogó con el curador, quien se refirió a los objetivos generales del festival y a las particularidades de esta quinta edición.
¿En qué consiste el Festival Novísima Dramaturgia Argentina, cuáles son sus objetivos?
-El Festival Novísima Dramaturgia Argentina es un ciclo abocado a la dramaturgia sub-35, organizado desde el Área de Investigaciones en Ciencias del Arte (AICA) del Centro Cultural de la Cooperación. Nuestro objetivo es aportar a la visibilización de los artistas jóvenes que están trabajando hoy en día en el teatro argentino. El festival realiza funciones, pero también mesas teóricas y libros que permitan una mayor circulación del pensamiento y de los textos. Acompañado por una propuesta teórica que busca dar una mirada sobre parte del presente teatral.
-¿Qué debemos entender por novísima?
-Dentro de nuestra propuesta, marca el recorte de edad que hacemos. Como toda propuesta teórica, es arbitraria, pero nos permite pensar parte de lo que acontece en el teatro actualmente. Al pensar la dramaturgia de autores de 35 años o menos, podemos apoyar el trabajo de dramaturgos muy diferentes y acercarnos a formas diversas de hacer y de entender el teatro.
-¿Quién o qué institución lo organiza?
-El festival es organizado desde el Área de Investigaciones en Ciencias del Arte (AICA) del Centro Cultural de la Cooperación (CCC). Se realizan la mitad de las funciones y todas las mesas teóricas en el CCC. La otra mitad de las obras se hace en lo que nos gusta llamar espacios amigos. Este año tendremos funciones en el Beckett, en Espacio Sísmico y en Casa Traxión.
-¿Cuáles son las novedades de esta quinta edición?
-Para la quinta edición hemos incorporado una séptima obra. Habitualmente se presentan seis espectáculos, pero este caso tendremos uno adicional. Este año tendremos Enamorarse es hablar corto y enredado de Leandro Airaldo, Mamífera de Sol Bonelli y Alejandra D’Agostino, Vigilante de Laura Sbdar, Ruido Blanco de Franco Calluso, Alwe de Alberto Antonio Romero, Icho Cruz de Candelaria Sesín y Vértigo de Francisco Donovan.
-¿Además de pertenecer a la misma franja etaria, hay coincidencias formales o temáticas entre los autores?
-Por parecidas que sean las obras, siempre aparecen diferencias. Nos interesa la idea de visibilizar para que después cada espectador pueda realizar sus propios recorridos y lecturas. Trabajamos desde las coordenadas del Teatro Comparado y ponemos el énfasis en la variedad. Así, es posible pensar lo común en lo diverso y lo diverso en lo común. Al usar el recorte sub-35 podemos poner en común -y en diferencia- poéticas realmente diferentes. La verdadera riqueza no está en determinar qué hace cada uno, sino en ejercitar la comparación como modo de problematizar y de multiplicar las lecturas sobre el teatro. En este aspecto, tratamos de ofrecer una mirada abierta, no normalizadora.
-Suele pensarse quizá erróneamente que los jóvenes les hablan a los de su propia generación. ¿Esto es así en la producción de los jóvenes dramaturgos?
-Siempre existe una tensión entre lo intrageneracional y lo intergeneracional. Los jóvenes siempre hablan de su tiempo, pero hablar del propio tiempo es contrastarlo con otros, ya sea de manera consciente o no. Hoy en día, muchos autores trabajan con elementos traídos de películas, de series, de narrativa, etc. Eso podría en principio parecer que cierra el diálogo, pero al mismo tiempo el trabajo con el lenguaje del teatro implica dialogar con una tradición milenaria. Aproximarse al teatro novísimo es seguir pensando al teatro dentro de su historia para problematizarlo, para disfrutarlo simplemente basta con mantener la mente abierta y estimular la curiosidad.
-¿Existe una relación entre las antologías de jóvenes autores que compilaste y este festival?
-Sí, el festival y las antologías se encuentran conectados. Desde 2013 venimos publicando textos de autores sub-35. A partir de 2014, con el primer festival, comenzamos a publicar las obras seleccionadas de cada año. Este año sale la sexta antología y en total casi 40 textos diferentes. Cada antología posee un prólogo donde se presentan las propuestas teóricas del festival. Desde hace ya algunas ediciones, cada antología incluye introducciones de críticos también sub-35. Creemos que cada texto tiene una matriz de pensamiento, una mirada sobre el teatro y la vida particular, y por lo tanto nos interesa su circulación para la multiplicación de mirada, lecturas e incluso puestas en escena. En ese aspecto, nuestra propuesta apunta hacia el teatro del futuro, que de acá a 15, 20, 50 años, se pueda volver a estos materiales como documentos que propongan una mirada sobre nuestro presente.
-¿Las mesas con autores y críticos también están abiertas a todo público o están destinadas a los diferentes integrantes del área teatral?
-Sí, se encuentran abiertas a todo público. El artista, de manera más o menos consciente, posee una forma personal de trabajar y de entender lo que hace. En estos espacios buscamos propiciar el cruce y el intercambio de esas perspectivas. Como decía antes, no nos interesa una mirada normalizadora, sino que tratamos de empaparnos de la diversidad para estimular al -y estimularnos como- espectador. Después cada espectador realizará sus propias búsquedas de acuerdo a sus intereses.
-¿Qué experiencias fundamentales recogiste de las ediciones anteriores?
-Siempre digo que voy a cambiar la frase con la que sintetizo todo, pero termino usándola otra vez: con Alejandra De Luna, productora del festival, nos interesa aprender y acompañar. Esa es nuestra motivación. En ese aspecto, el festival es siempre un placer. Desde el armado de las funciones hasta escuchar las preguntas del público en las mesas teóricas, todo nos ayuda a expandir nuestra mirada. En ese aspecto la gran experiencia que siempre recogemos es que no hay nada que permita aprender tanto en el teatro como estar abierto y ser receptivo.