El jurado  que consagró la novela Arderá el viento de Guillermo Saccomano como ganadora del XXVIII Premio Alfaguara 2025, fue presidido por el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, y los también escritores Leila Guerriero y Manuel Jabois, la directora de cine y guionista Paula Ortiz, la escritora y dueña de la librería La Mistral (Madrid), Andrea Stefanoni, y la directora editorial de Alfaguara, Pilar Reyes (con voz pero sin voto).

La decisión del jurado fue  por unanimidad y en los fundamentos del premio dijo: “Es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social”.

Foto: Soledad Quiroga

Y agregan: “Expuesta al influjo de los Esterházy, la extraña villa costera argentina deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas, como si los visitantes fueran una piedra de toque maligna que lograra sacar a la luz la verdadera naturaleza de los personajes. Escrita en un estilo parco y de una rara intensidad, la novela es la cuidadosa construcción de un deterioro que, aunque transcurra en un país específico, acaba por ser una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo». 

El premio está dotado con 175.000 dólares (170.000 euros, aproximadamente), una escultura de Martín Chirino y la publicación simultánea en todo el territorio de habla hispana y llegará a las librerías en el a fines de marzo.  

La novela de Saccomanno se impuso sobre  725 manuscritos, de los cuales 322 fueron  remitidos desde España, 93 desde Argentina, 110 desde México, 89 desde Colombia, 38 desde Estados Unidos, 27 desde Chile, 25 desde Perú y 21 desde Uruguay.

Los organizadores hacen un pequeño adelanto del contenido de Arderá el viento. Los Esterházy, una pareja excéntrica sin un pasado claro –dicen-,  llegan a un pueblo de la costa argentina y comienzan a regentar un antiguo hotel. Estos dos seres (y sus dos hijos, una niña y un niño más inquietantes y enigmáticos que ellos) producen el efecto de una partícula enfermiza que se introduce en las grietas de una sociedad pequeña y arrasa con su dinámica cotidiana, aparentemente calma.”

Y añaden: “La pareja resulta ser un amplificador de los prejuicios, los deseos ocultos, las supersticiones, los temores y la violencia larvada en muchos de los habitantes del pueblo”. 

“Arderá el viento es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social. Expuesta al influjo de los Esterházy, la extraña villa costera deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas, como si los visitantes fueran una piedra de toque maligna que lograra sacar a la luz la verdadera naturaleza de los personajes”.  
Daniel “Escrita en un estilo parco y de una rara intensidad, la novela es la cuidadosa construcción de un deterioro que, aunque transcurra en un país específico, acaba por ser una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo”.   

El año pasado, el premio Alfaguara de novela fue Sergio del Molino por su novela, Los alemanes. 

Saccomanno y la novela ganadora

Tanto durante la ceremonia en que se develó el ganador como en la conferencia de prensa se reiteró la comparación de la escritura de Saccomano con la producción de David Lynch fallecido recientemente y de William Faulkner.

“Pensaba en el cine,-contestó el escritor- pensaba en David Lynch que falleció hace poco y en cómo se construye una historia tan disparatada y, sin embargo, tan verosímil, porque muchas de las situaciones que se plantean en la novela, si no son iguales a la realidad, son parecidas”.

Aseguró, además, que “si uno para la oreja y presta atención, encuentra que hay historias en todos lados”.

Foto: Diego Paruelo

Se refirió también a la forma en que escribe. “No soy uno de esos escritores prolijos que tienen todo pensado antes de escribir”. Él por el contrario, se larga a escribir sin red y que lo hace “capítulo por capítulo” muchas veces sin tener una idea de lo que sucederá en el siguiente. “Voy avanzando a medida que surgen las frases, surgen las situaciones, y (estoy atento) a las situaciones que puedan dispararse.”

No es la primera vez que Saccomanno habla de un pueblo Cámara Gesell, una obra extensa relacionada con el lugar con el lugar costado en que el escritor eligió para escribir desde hace años y que alterna con Buenos Aires.

En la entrevista de prensa también  hubo preguntas acerca de la situación política y la violencia que se está viviendo hoy.

«La violencia está subyacente todo el tiempo, en el chisme, en una sociedad donde el capitalismo avanza alegremente al abismo –afirmó Saccomanno-. Como decía John Berger, hay que avanzar con la esperanza entre los dientes, y así hay que avanzar y escribir”.

Un pequeño adelanto de Arderá el viento

Así comienza Arderá el viento de Guillermo Saccomanno

“Nosotros”

“El cadáver amanecerá en un barrial del sur, cinco impactos de 9 mm. No nos vamos a poner a detallar dónde le acertaron los balazos, si en el pulmón izquierdo, en el hígado, donde sea. Detallar los impactos no aclara demasiado el asunto. Nadie vio nada. Pero la sangre está. No nos hagamos los que no vimos. Siempre alguien vio. Y pudo ser visto viendo. Somos pocos en esta Villa y nos conocemos, las malas noticias circulan antes que la radio, la tele y el periódico. Y si se raspa un poco, se encontrarán conexiones entre el asesinato y los integrantes de las fuerzas vivas.»

» Nosotros nos repetimos, es cierto, hay historias que adquieren protagonismo un tiempo y después las reemplazan otras y el olvido. Y cada una, toda una novela. Por ejemplo, el Hotel Habsburgo. Si unas cuantas vidas se encuentran ligadas con él tal como se las recuerda, es a través de Moni, la dueña que surfeó con una elegancia sensual algo anticuada, pero que en ella era estilo. Sexo, dinero, traición, asesinatos, corrupción tuvieron que ver tácitamente con ella, Moni, quien asumió todo el tiempo una inocencia digna de una esposa fiel, madre abnegada y, aureolándola, la fama de poeta del pueblo.»

«También habría que tener en cuenta a su cónyuge, el conde Esterházy, el noble húngaro obsedido por la tela en blanco, que la iba de artista maldito, alcohólico y timbero perdido, capaz de venderle el alma al diablo si ya no lo había hecho en la época de estos sucesos. Y los vástagos de ambos, el casalito, yunta freak que no puede pasarse por alto; el pibe estrábico, víctima en la escuela, que habría de convertir la humillación en una alquimia de estrambóticas ideas terroristas y desprecio a los seres humanos que intentaría llevar a la práctica».

A su lado, inseparable, Aniko, su hermana escuálida y lánguida, aficionada a un espiritualismo orientado por el I Ching, que emplearía como oráculo para explicar su destino a quien la consultara. Jardinero, albañil, carpintero, mayordomo, custodio, amante, al grupo debe sumársele Tobi, el ladero enamorado de su patrona, dotado como un burro.”