El este europeo tendrá un fin de año intenso, tras el anuncio de que Occidente se dispone a confiscar unos 300.000 millones de dólares de activos rusos para destinarlos a la reconstrucción de Ucrania. La respuesta del gobierno de Vladimir Putin se dio en principio en el plano militar, con un ataque masivo con misiles y drones sobre varios objetivos en territorio ucraniano, con un saldo parcial de una veintena de muertos y más de 130 heridos. «No habíamos visto tanto rojo en nuestras pantallas desde hacía mucho tiempo», reflejó el vocero de la Fuerza Aérea de Ucrania, Yuri Ignat. El ministerio de Defensa ruso confirmó un “bombardeo de envergadura” realizado la última semana, luego de que fuerzas ucranianas hubiesen atacado al buque «Novocherkassk» en Crimea. La ofensiva rusa se descargó sobre instalaciones de la industria militar ucraniana, aeródromos y depósitos de armamento y municiones, indica el Kremlin.
Sin embargo el mayor de los incidentes es el pedido de la Casa Blanca al G7 para poner en marcha un mecanismo destinado a tomar los fondos congelados de Rusia en países occidentales a partir del 24 de febrero de 2022, cuando Putin ordenó la “operación militar especial” en Ucrania. Según Europa Press, la respuesta del gobierno de Putin fue que si ese dinero se destina a Ucrania, Rusia romperá relaciones con Estados Unidos. Las versiones que circularon en estos días hablaban de que el plan para la confiscación estará listo para la celebración del segundo aniversario de la guerra.
Biden confía en que esa medida servirá para que Rusia “ponga fin a su agresión”. Pero economistas occidentales advirtieron del error que se cometería si incautan los depósitos rusos. El premio Nobel de Economía de 2013, el estadounidense Robert J. Shiller, dijo en un reportaje al diario italiano La Repubblica que esa medida repercutiría en el dólar como moneda de reserva internacional, lo que implicaría un golpe letal a la economía estadounidense. “Esto destruirá el halo de seguridad que rodea al dólar y será el primer paso hacia la desdolarización, hacia la que muchos se inclinan cada vez más con confianza, desde China hasta los países en desarrollo, sin mencionar a la propia Rusia», señaló el investigador y docente de la Universidad de Yale.
Por lo pronto el portavoz del gobierno ruso, Dimitri Peskov, expresó en una rueda de prensa que “Occidente es totalmente imprevisible» y fustigó «su tendencia a violar el derecho internacional y a la destrucción del sistema económico moderno”. También dijo que si tomaran los fondos rusos, Rusia deberá responder de manera similar e incautar bienes occidentales en represalia. Afirmó que los hay en Rusia y que saben cómo hacerlo.
Año electoral
Mañana comienza un año clave para el futuro de Estados Unidos, porque se juega (según las encuestas) el regreso de Donald Trump al poder o la continuidad de los demócratas, con Joe Biden o quizás con su vicepresidenta Kamala Harris. Mientras el actual inquilino de la Casa Blanca insiste en sus pedidos al Congreso de mayor apoyo para sostener a Ucrania, son cada vez más las señales desde los medios de más alto impacto sobre la necesidad de poner fin a la guerra. Un artículo del portal Político que firma Michael Hirsh detalla el retaceo de mayor ayuda tanto de EEUU como de Europa. Entre las razones figura en primer lugar el notorio fracaso de la “contraofensiva de primavera” y la necesidad de la administración Biden de no seguir empantanado en Ucrania. Trump baja línea de que con él la guerra nunca hubiera estallado y que se debe apoyar un proceso de paz urgente. Hay que ver si el expresidente sigue en carrera, por la cantidad de causas judiciales en su contra y ya el poder judicial de Maine y Colorado bloquearon su candidatura por la toma del Congreso del 6 de enero de 2021.
De allí que tanto el Washington Post como el New York Times sean cada vez más críticos del gobierno de Volodimir Zelenski y de la estrategia de su Estado Mayor para la guerra. A esto se suma que funcionarios como John Kirby, jefe de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional, se justifiquen en negativas de los republicanos para votar más ayuda (volvieron a negarse a un nuevo paquete de 60 mil millones de dólares) para decir que “se acerca al final de nuestra capacidad para brindar asistencia militar” a Kiev.
Un modo de ir preparando el escenario para pasar de página ante la falta de resultados positivos y las consecuencias políticas que eso conllevaría. Otros medios que normalmente tienen buena data afirman que ya hubo encuentros entre miembros de la FSB, la agencia de seguridad rusa, con la CIA, para explorar alguna posibilidad de acuerdos. Esta semana, como quien no quiere la cosa, Putin volvió a repetir que no tiene problemas en sentarse a negociar con Zelenski, pero que las condiciones son la desnazificación y la desmilitarización de Ucrania. En eso anda.
Una coalición que no muestra mucho entusiasmo
La gran alianza anunciada como Operación Guardián de la Prosperidad contra las fuerzas yemenitas comandadas por los hutíes en el estrecho de Bab el Mandeb no termina de ser más que un anuncio pomposo pero desflecado. Y seguramente un símbolo de la pérdida de influencia de Estados Unidos, que no logra coordinar con los países que presuntamente habían acordado participar en el combate a los rebeldes que controlan casi todo Yemen y que decidieron impedir el paso de buques con destino y relacionados con Israel, en apoyo a los palestinos. El bloqueo o la amenaza obliga a que las naves que deberían pasar por el Mar Rojo y el canal de Suez deban dar una vuelta por el sur de África con el consabido incremento de recorrido y del costo de los fletes.
EE UU había anunciado que diez países se subirían a ese intento de abrir el paso de navegación: Bahréin, Canadá, Francia, Italia, Países Bajos, Noruega, el Reino Unido, Seychelles y España. El primer país en bajarse fue España. Luego fueron apeándose Francia e Italia. Un par de días más tarde se informó que ingresaban Australia y Grecia, pero los australianos prefirieron quedarse afuera. Luego Washington dijo que los países eran 20 pero que algunos preferían el anonimato por cuestiones de seguridad.
En un paso atestado de buques de guerra pero también de naves de transporte, este viernes EEUU dijo que el USS Mason derribó un dron y un misil balístico antibuque sobre el mar Rojo, según un comunicado del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM). «No se produjeron daños en ninguno de los 18 barcos que se encontraban en la zona ni se informó de heridos», agrega el texto.