A pesar de una infancia muy difícil, encontró en el arte su camino en la vida. Nació en un pueblo llamado Guachipas, de unos 600 habitantes, a 115 kilómetros al sur de la capital de la provincia de Salta. A los cinco meses fue abandonado por su madre, entre los 7 y 13 años vivió con unos tíos que lo maltrataban y decidió irse a vivir en la calle. Hasta que encontró en una compañía de títeres la inspiración que lo llevó a dar sus primeros pasos y abrir una puerta que lo cambiaría para siempre. En 1976, el servicio militar obligatorio lo llevó a vivir en Córdoba. Cuando salió –en plena dictadura– comenzó a militar en el Partido Comunista y se involucró con distintos actores y actrices que lo ayudaron. En 1981 se mudó desde Córdoba a Buenos Aires, donde estudió teatro y ese mismo año comenzó en el grupo Teatro Abierto, en el que trabajó como maquinista. «Me vi los ensayos de todas las obras. Ese fue el curso más groso de teatro que hice», recuerda Roly Serrano.

Hoy es un actor popular, que se ganó su espacio a fuerza de diversos roles (casi todos de gran carácter) en cine y televisión, así como en obras teatrales. Sus trabajos más destacados tuvieron lugar en tiras como Los simuladores, Campeones, Tumberos y El Marginal, entre otras. Sus apariciones en películas más recordadas incluyen Nueve reinas, Alma mía, Mundo Grúa y El amateur. Acaba de ganar el Premio Carlos a la Consagración por su obra unipersonal Rolando, que estrenó el año pasado en el Chacarerean y con la cual hoy gira por todo el país.

-¿Es un sueño cumplido hacer un unipersonal?

-Sin dudas. Me gusta tener a la gente cerca y darle algo tan puro como esta obra. Ofrece mucha verdad y eso me encanta. Me siento pleno, aunque ya tengo edad para el Pami (risas). Por suerte puedo elegir qué hacer y cómo. No es poca cosa: amo recorrer mí país.

-¿Sentís que con tu carrera te ganaste un lugar en la gente?

-Sí, algo de cariño seguro me gané. Pero tampoco es que se juntan como para ir a la cancha y dicen: “¡Vamos a ver a Roly!” (risas). Tampoco tanto. Las hordas de fanáticos todavía no me persiguen (más risas). Pero siento el afecto de la gente.

Roly Serrano en el corto Rey muerto.

-¿Y en qué impacta eso?

-El cariño de la gente le da sentido a todo lo que hago. Contar historias de todo tipo es un sueño para alguien como yo. -¿Sentiste alguna vez que no servías para esto?

-Sí, pero en ese momento siempre aparece una hilacha por dónde tirar. Así desarmas el pullover del proceso creativo. De todo se aprende. De lo bueno y lo malo, del frío y del calor, de la luz y la sombra.

-¿Preferís el verano o el invierno?

-Depende. Con las patas en una pileta, una sombrilla y una cervecita al lado, es una cosa. Pero si no puedo sacar ni a los perros al patio en mi departamento de dos por dos, prefiero el invierno.

-¿Cine, teatro o tele?

-Para trabajar y ver me gusta sobre todo el teatro y el cine. La tele, menos.

-¿Cómo recordás tus primeras películas?

-Debuté en Prontuario de un argentino y compartí set con Miguel Ángel Solá, Virginia Lago, Arturo Puig y Manuel Vicente. Fue espectacular. Después, en el 1992, estuve en ¿Dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar?, la peli de Juan José Jusid con Susú Pecoraro y Oscar Martínez. Siempre aprendí. Pero  hubo otra que sentí que fue mi arranque.

-¿Cuál?

-La tercera que hice. Un amigo me contó que una directora salteña buscaba un actor y me mandé. Me hicieron una prueba donde tenía que indignarme porque le habían tocado el culo a Silvia Fernández Barrio. Y quedé como protagonista. Me pagaron el viático y un par de mangos. El corto era Rey muerto y la directora, Lucrecia Martel. Desde ese momento trabajé sin parar en cine. Fue especial.

-¿Por?

-Es que fuimos a filmar a Guachipas, el pueblo donde nací. Lo llevé a mi papá, que también hizo un personaje. Ahí me di cuenta que abrir la cabeza al juego de la actuación es una aventura maravillosa que no termina nunca.

-¿Te preocupa el futuro?

-Siempre fui bastante optimista, pero este gobierno me asusta porque quiere destruir todo.  Hechos así te ponen en alerta. Quienes nos gobiernan son los mismos que nos gobernaron antes y destruyeron todo lo que pudieron. El arte siempre despierta esa resistencia de sectores como la derecha. Somos molestos porque invitamos a pensar.

Roly Serrano en la serie El Marginal.

-¿Qué trabajos hiciste antes de ser actor?

-Mil cosas: vendía artículos de limpieza, hacía encuestas, vendía libros, o pintaba casas o changas a si de arreglos varios. Siempre me di maña para sobrevivir mientras me llegaban las oportunidades, y lo haría si me toca, no tengo drama. Aunque ahora no me veo arriba de una escalera (risas). En una época cantaba y hacía humor a la noche, y de día laburaba de lo que sea. Se perdieron flor de cantante (más risas).

-¿Cuál fue el mejor viaje que te tocó y nunca soñaste?

-Recorrí Francia de norte a sur. Cuando estaba frente a la torre Eiffel, pensé que era una película. Pero estuve por muchos lados: Inglaterra, Holanda, Alemania, Hungría. Fueron experiencias extraordinarias,  no puedo pedir más. «

Ping pong con Roly Serrano