“La última vez que entraron rompieron todas sus cositas”, dijo estremecida a Tiempo Rosana, mamá de un nene de primer grado de la Escuela N° 10 DE 12 Leonardo Rosales de Floresta, para describir el último de los robos sufirdos por la institución. El edificio se ubica frente al Polideportivo Pomar. Es una escuela de grandes dimensiones y el único resguardo que tiene es una reja muy vulnerable construída con caños delgados. Todo eso hace que el edificio escolar esté en un constante estado de indefensión, situación que se agravó desde que el casero se jubiló y el ministerio de Educación se niega a designar a otro en su lugar.

El colegio fue robado y vandalizado en varias ocasiones: en apenas seis meses hubo cinco asaltos. A punto de cumplirse dos semanas del último asalto, las familias exigen al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) que reponga lo robado y que mejore las condiciones de seguridad del edificio. Este viernes a las 17:30 realizarán un abrazo a la escuela, situada en Mercedes 1405.

robos

“Entraron a las aulas de primero y segundo, rompieron sus cositas, ellos tienen que entrar después a esa aula donde no encuentran sus dibujos, sus juegos y útiles que no están porque rompieron todo ¿y cómo le explicas a una criatura que le rompieron todo lo suyo, que entraron a su colegio a robar? Agrega Susana, que demuestra un cansancio profundo por los robos ocurridos en ese establecimiento y la falta de respuesta del Ejecutivo porteño.

Uno de muchos robos

El último robo ocurrió durante el fin de semana largo por el día de la bandera. A diferencia de los últimos robos donde se llevaron equipamiento informático, electrónica y vandalizaron muebles y otros objetos, esta vez robaron la leche y las galletitas de los chicos. Desde el establecimiento destacan que cuando había casero estos ataques no pasaban. La escuela es vulnerable. Quienes iban siempre entran por el mismo lugar: una reja delgada construida con caños delgados y que, de acuerdo a la descripción de las familias, se sacan con la mano o con una patada.

“Pedimos seguridad y por eso queremos que se visibilice toda esta situación, porque no queremos que nos roben más. Las familias estamos cansadas de los robos, le pedimos al gobierno porteño mayor seguridad, porque nuestra escuela no se merece este abandono”, agrega Susana y remata: “nos moviliza las caritas de frustración de nuestros hijos cuando te preguntan tantas cosas y a veces no sabes responder, por eso estamos luchando”.

En reiteradas ocasiones la cooperadora de la institución solicitó al ministerio de Educación porteño, que actualmente conduce Mercedes Miguel, que arreglen la reja por donde entran siempre a robar.

“Las familias estamos pidiendo medidas concretas y soluciones que eviten la intrusión de personas ajenas fuera del horario escolar. Esto genera mucho malestar, la sensación de inseguridad, de temor por parte de los chicos y todas las pérdidas materiales, pero también mucho malestar emocional” expresa en diálogo con Tiempo Noelia Waingortin, presidenta de la cooperadora de la Escuela Leonardo Rosales. “Queremos que nuestra escuela sea un lugar seguro para nuestras hijas y para nuestros hijos, y que quienes tienen la posibilidad y la responsabilidad de lograr una solución y de tomar medidas para que esto no continúe hagan lo que sea necesario hacer”, agregó.