La comedia puede ser una herramienta para encontrar mucho más que risas. Desde el juego con los estereotipos hasta las acuarelas más sutiles, pasando por el siempre necesario remate en busca de la risa, el humor es capaz de expresar una mirada del mundo precisa y, al mismo tiempo, desafiarla. Ese es el camino elegido por Ex casados, la película escrita y dirigida por Sabrina Farji que cuestiona y satiriza algunas concepciones vetustas sobre las relaciones de pareja.
El film que este jueves llega a los cines encontró una dupla exacta para intentar hacer realidad sus objetivos: Jorgelina Aruzzi y Roberto Moldavsky (quien hace su debut en la pantalla grande), dos observadores minuciosos del comportamiento humano y felices poseedores de una gracia natural. Interpretan a Roberto y Sonia, un matrimonio que decidió ponerle final a su relación marcada por peleas crónicas, miradas contrapuestas de la vida, y el egoísmo y machismo de Roberto como gran eje del conflicto. Pero como suele ocurrir en las comedias románticas, un hecho fortuito los reunirá y hará más visibles sus diferencias y coincidencias.
El rodaje comenzó el año pasado, 15 días antes de la declaración de la primera cuarentena obligatoria en nuestro país, lo que obligó a una abrupta suspensión. Las cámaras volvieron a encenderse recién en octubre de 2020 y hoy, a días de su estreno comercial, ambos protagonistas valoran esa imposición de las circunstancias como una oportunidad positiva que los ayudó a pensar sus personajes con mayor profundidad y a valorar todavía más el placer por la actuación y el encuentro.
–¿Cómo fue filmar de esa manera tan poco usual, con la pandemia de por medio?
-Roberto Moldavsky: Fue muy loco. Arrancamos y se frenó todo a los pocos días. La verdad que no sabíamos qué pensar. Pero cuando volvimos fue hermoso. Era algo muy esperado y deseado.
– Jorgelina Aruzzi: Nos jugó a favor a nivel creativo porque tuvimos más tiempo de vincularnos y hablar sobre la película. Cuando se pudo volver a rodar, después de tantos meses, teníamos muchísimas más ganas de trabajar y de encontrarnos con el otro. Fue más festiva la filmación. La película es una comedia y era perfecta para ese momento. Cumplimos muchos protocolos, fue uno de los primeros rodajes que se abrieron. Nos cuidamos y estábamos muy concentrados para filmar de la mejor manera. Fue algo atípico, sin dudas.
–Y todo eso en tu primera experiencia en el cine, Roberto.
– R.M.: Sí, estar en el cine sin pagar la entrada me encanta. Si no se hacía la película, me volvía a circuncidar (risas). La verdad que fue una experiencia bárbara. La idea de convocarme fue de Sabrina Farji, la directora. Ella labura mucho con los actores y todos los compañeros también me ayudaron para hacerme todo más fácil. Por ejemplo, cuando me tocó una escena con Liz Solari, ella me invitó a hacer unas clases juntos con su coach de actuación, para pasar mejor la escena. Todos colaboraron para que fluya. La verdad que no soy actor, soy comediante, así que hice lo que me salió, con mi mayor esfuerzo. Es un personaje que no tiene nada que ver conmigo, desde su manera de pensar hasta su conducta al manejarse con los demás, pero hay una impronta que es propia al momento de la comedia.
– J.A.: Si bien era la primera experiencia en cine de Roberto, cada película es algo nuevo para todos, siempre es distinto. Cada proyecto es diferente. Me parece que Roberto salió muy airoso en este debut. Estábamos contenidos, la directora es una gran cabeza de equipo y todos los actores teníamos el objetivo de hacer una comedia divertida. Todos nos unimos para lograrlo de la mejor manera. Y esto es así, cuando el equipo tira para el mismo lado, se te hace más fácil todo.
–¿La química que se ve en escena también estaba detrás de cámara?
– J.A.: No nos conocíamos. Pero nos dimos cuenta rápido que coincidimos mucho en el modo de entender el humor. Roberto es un comediante excepcional, a los dos nos gusta relacionarnos de esa manera y pudimos crear un vínculo amistoso que sumó y que se transmite en la película. Me he sentido muy cómoda. Es un gran compañero.
– R.M.: Me gané una amiga en la película. Tuvimos química desde el principio: nos cagamos de risa, la pasamos bien. Es una persona increíble, una actriz del carajo y una mina bárbara. Inteligente y graciosa. Es muy completa y como compañera de laburo, una bendición.
–¿Cómo definirían a la película?
– J.A.: Es una comedia romántica muy argentina. Si tiene clichés, están pensados para reírnos de eso y para mostrar cómo nos vinculamos. Mostrar el amor de pareja en determinada generación desde este lugar está bueno para que se hagan más visibles los cambios de paradigma. La manera en que amamos hoy está siendo explorada. Muchos se están readaptando. Nosotros representamos una pareja de muchos años, en la que hubo cuestionamientos y pedidos de cambios, y uno no entendió qué es lo que debía cambiar. Y obligados a pasar tiempo juntos (como a tantas parejas les habrá pasado en cuarentena), se puede ir aprendiendo qué significa tener buenos tratos y respeto por la otra persona. Volver a vincularse y volver a conocerse no es algo fácil. Hay que meterle humor a todo y en este caso contamos la historia desde ese lado.
– R.M.: Es un tema actual, está bueno ponerlo en el cine y en una comedia, desde la óptica de una mujer, como lo pudo hacer Sabrina. Mi personaje en un momento se da cuenta de que todos sus pensamientos estaban errados. Es muy egoísta y, en los tiempos actuales, eso no tiene nada que ver. Es parte del cambio que por suerte se está dando, para ir a un lugar mejor. Todos los hombres debemos tomar conciencia del rol de las mujeres. Hay muchos aspectos de la vida que hacen necesario esos avances: desde tomar conciencia de la locura de los femicidios a la desigualdad laboral, o cualquier otro tipo de injusticia que padece una mujer solo por el hecho de serlo. Es un camino que hay que desandar. Creo que de a poco los derechos son más iguales y menos injustos en ese sentido. Pero hay que ir cambiando maneras de pensar y eso toma tiempo. Creo que estas cosas hay que abordarlas desde todos los órdenes: desde la seriedad y la formalidad con ciencias como la sociología o las que sirvan para entender al problema, pero también desde la cultura, tanto desde el drama como desde la comedia.
–¿Reírse de estos temas no puede banalizar la problemática?
-JA: No. Como actriz me gusta explorar varios lugares, todos lo que sean posibles. Más allá de la importancia de hacer cine nacional, algo que siempre es bueno, hacer esta peli es una oportunidad de interpretar a una mujer contradictoria, con muchas emociones: de estar enojada, triste, de intentar rearmarse y querer estar contenta y riéndose. Me gustó sumarme a este proyecto por eso, porque era un papel con matices. Creo que dentro de la comedia siempre está el drama y viceversa. No los puedo separar mucho. Pero hay una tendencia a que me propongan materiales que van más hacia lo que tiene que ver con la comedia. No reniego de eso porque los disfruto, me gusta y trato de dejar todo en cada línea. Porque yo no me quedo solo en la superficie, me gusta explorar e indagar en lo que le pasa a esa persona que tiene una situación que genera risa: creo que de eso se trata esta película.
-R.M.: El humor es un gran atajo. Pero nunca hay que burlarse de la víctima, siempre de los victimarios. Es una gran manera de comunicar. Es mi manera, por eso quizás me eligieron. Reírse también puede ayudar a pensar. Creo que esta es una película que entretiene y también ayuda a pensarnos. Es una comedia de gags, pero que aprovecha para dejar una idea. Es tomar un estilo de película que ya se vio (tranquilamente puede ser una comedia estadounidense), pero haciéndola a nuestra manera, con nuestro humor y nuestro vocabulario.
–¿Es una historia universal?
– J.A.: Hoy en día, estamos abiertos a la industria internacional, ya todo es global, por eso ciertos parámetros se repiten: una comedia coreana y una de Estados Unidos o de Uruguay pueden tener una estructura de relato similar. Pero está en cada creativo, en cada guionista y director darle el toque propio. Hay algo universal, pero al menos esta película no pierde nuestra idiosincrasia cultural. Es nuestra, sin dudas. De hecho, en las escenas grabadas en La Rioja hay un actor local, que también pone su gracia contrapuesta a nuestra impronta porteña, mostrando esa diversidad cultural que tenemos como país. Está bueno buscar un cine federal que nos ayude a entender cómo somos.
-R.M.: Siempre hay que apostar a lo de acá. No soy un negado, a mí me encantan muchas cosas de afuera. Pero acá hay talento y no hay motivo para no creer en que los argentinos podemos hacer muy buenas películas. «
Ex casados
Dirección: Sabrina Farji. Protagonistas: Jorgelina Aruzzi y Roberto Moldavsky. Con las actuaciones de Campi, Michel Noher, Liz Solari, Celina Fort y Matías Desiderio. Estreno: 2 de diciembre, solo en cines.
Una tira diaria y el placer de estar detrás de escena
Por estos días, Jorgelina Aruzzi terminó de filmar El primero de nosotros, la próxima telenovela de Telefe, una comedia dramática que gira en torno a un grupo de amigos que recibe una muy mala noticia sobre el estado de salud de uno de ellos. Compartitá pantalla con Benjamín Vicuña, Paola Krum, Luciano Castro, Damián de Santo y Mercedes Funes. La ficción se desarrollará en 60 capítulos y se estrenará en 2022. “Es un lindo proyecto en el cual voy poder mostrar otras facetas de mi trabajo, aunque siempre lo más importante para mí es aprender de mis compañeros y por suerte en este caso se pudo dar. Espero que a la gente le guste. Es un guión potente, con matices interesantes y nos pone a pensar en la finitud y en las prioridades que uno se pone en la vida. La gente se va divertir, pero también va llorar y pensar», afirma la intérprete.
La actriz también estrenará en febrero, en el teatro Tabarís, una obra de su autoría: Pura sangre. El amor es un monstruo. La pieza será dirigida por Carlos Casella y estará protagonizada por Griselda Siciliani. “Me gusta también estar detrás de escena. Esta es una comedia musical que pensé exclusiva para Griselda, y con Carlos hacen una dupla fantástica», concluye.
Un verano con mucha actividad
Roberto Moldavsky ya tiene planes para el verano. Además de seguir los domingos a la noche por Telefe en el programa de juegos Trato hecho (conducido por Lizy Tagliani), hará una gira con su show de stand up. “En enero voy a actuar en Punta del Este y en febrero voy a estar en Mar del Plata y toda la costa argentina. Veníamos en una subida, la pandemia nos bajó de golpe, así que estoy contento de intentar retomar el tiempo perdido, la gente necesita reír y lo agradece”, comenta. “Sin ser quejoso, fue duro pasar sin actuar casi un año y medio. En el escenario, con un micrófono, soy feliz y no poder hacerlo era angustiante. Pero todo eso lo incorporé al nuevo show”.
Sobre el clima social actual, el comediante tiene claro que no le gusta: “este es un país maravilloso y quizás no lo valoramos. O nos enganchamos con la grieta que no lleva a ningún lado. Creo que los que la fomentan no tienen idea de lo peligroso que es jugar con el odio de la gente. Viví 10 años en Israel y ahí el odio es muy fuerte entre vecinos. Cuando el odio está instalado es muy difícil de revertir. Acá están jugando con el odio de una manera ingenua.»