El triunfo de River en la Bombonera sería algo parecido al paraíso gallina si no fuera porque en pocas horas, este martes, tiene un partido mucho más importante que este superclásico por la 15a fecha de la Superliga con ambos equipos lejos del líder Vélez: el cierre ante Colo Colo por los cuartos de final de la Copa Libertadores, la revancha del 1-1 en la ida en Santiago. De ese duelo, y no de este 1-0 a Boca con gol de Manuel Lanzini, dependerá el balance de 2024 del equipo de Marcelo Gallardo, que de todas maneras sigue invicto y consiguió su mayor victoria desde su regreso a Núñez.

Dicho eso, este sábado 21 de septiembre de 2024 regaló muchos condimentos para que River lo convierta en una de esas fechas para recordar por un buen tiempo en el panteón de los superclásicos: con mayoría de suplentes festejó en la Bombonera, festejó como un gol propio lo que habría sido el 1-1 –tanto anulado por mano a Milton Giménez en el minuto 96, en una correcta decisión del VAR- y dejó a Boca en crisis, con una imagen tan inédita como que uno de sus referentes, Sergio Romero, cerró la tarde con una discusión contra un plateista que lo insultaba.

Aunque todavía tiene vida en la Copa Argentina, la continuidad del técnico Diego Martínez, eliminado demasiado pronto de la Copa Sudamericana y sin títulos en el año, quedó en seria duda -incluso habría que ver el futuro del arquero-. No sólo eso en el sábado negro de Boca: Edinson Cavani mostró su molestia con uno de los asistentes del entrenador, Cristian Bardaro, después de que fuera reemplazado.

Foto: NA / Prensa CARP

Boca, para quien el partido era más importante -ya sin chances en el plano internacional-, no perdía de local hacía casi un año: el 1 de octubre de 2023, otra vez ante River, 0-2, entonces dirigido por Martín Demichelis. Aquella vez, sin embargo, la situación era inversa: el clásico le cayó mal a Boca, en medio de las semifinales ante Palmeiras por la Copa. El calendario de 2024 ahora perjudicó a River, que entró a la Bombonera con sólo cuatro titulares que jugarán este martes ante Colo Colo: Franco Armani, Fabricio Bustos, Leandro González Pires (en reemplazo de Paulo Díaz, suspendido en la Copa) y Santiago Simón. Hubo, en cambio, amplia presencia de jugadores que habitualmente no juegan –o directamente nunca lo hacen-, entre ellos Federico Gattoni, Nicolás Fonseca, Enzo Díaz y Adam Bareiro. Los estadígrafos deberían buscar cuál fue la última vez que un equipo alternativo o con suplentes ganó un superclásico.

Aun así, River, con una línea de cinco defensores, le ganó la pelota y el mediocampo a un Boca que confirmó todo lo malo que venía insinuando -y mostrando- en los últimos partidos: que lo mejor del ciclo Martínez parece haber quedado definitivamente atrás. Ya a los 20 minutos del primer tiempo, el gol de Lanzini –marcó por tercera vez en la Bombonera, ya lo había hecho en 2013 y 2014- dejó a las claras que había un equipo activo, que creía en sí mismo, y otro superado por las circunstancias. El 10 de River le ganó en mitad de cancha a un Ignacio Miramón con baja intensidad, abrió a un Facundo Colidio que –en su mejor partido en River- le ganó en velocidad a Cristian Lema y remató al arco: el rebote de Romero fue al medio, donde el propio Lanzini marcó el que sería el único gol del partido.

Tras su desastroso primer tiempo, Boca encontró cierta electricidad en el ingresado Changuito Exequiel Palacios, pero no tuvo socios. En medio de una Bombonera enojada, que silbó a Pol Fernández, River empezó a retroceder y, ya en un plan muy diferente al del primer tiempo, se dedicó a cuidar el resultado, incluso con el ingreso de algunos de los habituales titulares, como Germán Pezzella, Miguel Borja y Marcos Acuña. Pero salvo un remate de Advíncula al travesaño, el empate siempre estuvo lejos hasta el minuto 96, cuando Giménez –reemplazante del enojado Cavani-, marcó con ayuda de la mano lo que habría sido el 1-1, hasta que el VAR terminó anulando el empate.

Foto: captura

River también ganó en el plantel: muchos de sus jugadores habitualmente suplentes, como Fonseca, Gattoni, Colidio, Enzo Díaz, González Pirez, Lanzini y Bareiro, aprovecharon su chance. «Vinimos convencidos a imponernos, decir que en un mes y medio todo puede cambiar sería mentir. Trabajamos para que los jugadores hagan piel la idea», dijo Gallardo, que reiteró que lo más importante para River será este martes: «El gran objetivo es Colo Colo, pero un clásico nunca se puede subestimar».

Martínez, a su vez, se quejó del gol anulado -también lo hizo Cavani- y aseguró que el resultado fue injusto: «No merecimos perder, aunque es cierto que el rival tuvo más intensidad en el primer tiempo. Boca jugó con mucho más control en el segundo tiempo y sometimos al rival desde el juego». Sin embargo, lo más importante de la conferencia de prensa del técnico fue cuando respondió si tenía fuerzas para seguir en su cargo: «Sí, tengo fuerzas para seguir. Estar acá es lo que busqué toda mi carrera, pero quiero lo mejor para Boca y analizaremos con todo el cuerpo técnico qué hacemos«, por lo que dejó abierta la puerta para terminar su ciclo.

Es cierto, también, que por los códigos no escritos del fútbol, es probable que Martínez continúe en el cargo un tiempo más. O que le quede una última bala para la Copa Argentina, torneo en el que su equipo está clasificado para los cuartos de final. En cambio, si deja de ser el técnico de Boca antes del próximo duelo, ante Belgrano el domingo que viene, quedaría como que el River de Gallardo no sólo le ganó el clásico, sino que además le echó un técnico. Como sea, el futuro de Martínez ya parece con el boleto picado.

River, en tanto, festejará unas pocas horas este clásico que en otro momento sería histórico pero que en este momento no permite borracharas: el martes, ante Colo Colo, puede quedar en una situación ideal para aspirar a la quinta Copa Libertadores de su historia, en semifinales y definiendo siempre de local. Enfrente, eso sí, tendrá un rival muy difícil, que en Santiago ya le mostró los dientes.

Por eso, aún ante lo que parece un paraíso gallina en la Bombonera -triunfo con suplentes y crisis del rival-, River cometerá un error si no olvida su objetivo principal de estas horas: Colo Colo. Gallardo y los suyos festejarán unas horas más y seguramente cambiarán de chip, mientras Juan Román Riquelme decide qué hace con su técnico y su equipo, tan decaído que sólo se pareció a Boca por la camiseta.