La cita es el primer día de marzo en el Tasso, un escenario que es ya una costumbre para Rita Cortese. Su idea es recorrer, entre tangos y poemas, entre boleros y algún tema folklórico, un repertorio que muestre la labor de grandes compositores como Enrique Cadícamo, Homero Manzi, Homero Expósito, Virgilio Expósito, Chabuca Granda, Atahualpa Yupanqui, Chico Buarque, entre otros. Usualmente de eso se trata el espectáculo musical que la actriz y cantante disfruta hacer.
Acaba de terminar el rodaje de En el barro, el spin off de El marginal que se mete en el mundo carcelario femenino, con la dirección de Sebastián Ortega, y que estará protagonizada por ella, pero también por Ana Garibaldi, Valentina Zenere, María Becerra, Camila Peralta y Lorena Vega, entre otros nombres importantes. Mientras tanto da rienda suelta a su costado musical. “Como intérprete siempre recorro el territorio tanguero, los boleros, las poesías y demás. Siempre encuentro algo nuevo, me gusta probar cosas a capella, y mi trabajo siempre versa sobre lo que significa estar en este mundo y en este tiempo tan complejo de la Argentina. Entre canciones bellas e historias, también debemos charlar sobre qué es lo que nos pasa”, reflexiona la intérprete que estará acompañada en guitarra y bajo por Aldo Vallejos y Seba Zasali en piano y el bandoneón.
-¿Siempre la música nos hace viajar, nos mete en historias y espacios diferentes, pero también invita a reflexionar sobre lo que nos pasa?
-En todo lo que hacemos hay un anclaje. Siempre hay algo de lo que pasa en nuestros tiempos, pero sumado a la poesía, a las melodías y la profundidad de algunas letras, se da algo lindo y sensible, más lo que va surgiendo en la empatía que se da con el público que siempre es muy frondoso e interesante. Subirse al escenario siempre es un desafío. Siempre estoy buscando algo novedoso, distinto, y si veo que no me convence voy por otro lado. Yo lo que hago es buscar, trabajando, para brindar a la gente algo diferente en cada presentación. La melancolía no sirve para mucho. Si más allá de entretener no se genera reflexión, no es arte. Yo brego por ser un artista siempre, trato lo más que pueda, en todo lo que haga.
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-¿Hay un deleite mayor al cantar que al actuar?
-Es distinto. Son dos mundos diferentes, bellos y nobles los dos. Pero el teatro de texto y el cantar son dos abismos muy interesantes donde se puede indagar profundo y de diferentes maneras cada noche. El cine es otra cosa, porque el escenario es lo especial, estar ahí frente a la gente. Es difícil de transmitir, no es tan sencillo de contar en palabras tantas cosas que nos pasa cuando subimos a ese lugar. Son distintas sensaciones por las que una atraviesa. Esto digo siempre, que por suerte el escenario no es un lugar cómodo, es un lugar para irradiar algo que te represente. Incluida la ideología y la mirada política, que atraviesa todo. En cada escena y en cada canción, podes mostrar cómo querés vivir, cómo querés amar, cómo querés disfrutar.
-¿En lo musical hay un género que no le gustaría hacer?
-No, siento que hay algunos que me gustan, pero no puedo abordarlo por mi estilo. Soy muy respetuosa con el rock, aunque tiene cierta similitud con el tango, pero no podría. Hago algo de Spinetta, pero versionado de una manera, pero por ejemplo no podría hacer algo de García. Le tengo demasiado respeto, por la profunda admiración que le tengo. Hay tangos que no me salen, que no me quedan, igual que algunos boleros, voy por donde me siento cómoda. Pero me gusta escuchar de todo, y si me animo a hacerlo lo llevo a mi modo, por supuesto.
-¿Qué reflexión le merece Milei y sus formas de ejercer el poder?
-Es un presidente elegido por el pueblo, habla un poco de la complejidad de la Argentina de hoy. Milei ejerce un proyecto de exterminio y termina siendo peligroso y dañino. No solo en las expresiones artísticas o en lo económico, sino en la cultura en general. La cultura es todo, es la política, lo social, y como decía Horacio González está en los pliegues ocultos de la memoria colectiva, cultura es que medicina querés, qué educación queremos y cómo se alcanza el bien común. Yo pertenezco al mundo del arte, que es parte de esa cultura afectada por la crueldad de trabajar para pocos, pero nuestras costumbres y nuestra concepción de país está en peligro, eso está claro. Ahora la derecha toma un término como batalla cultural, que es un término que introdujo Antonio Gramsci, en un texto magnífico llamado Odio a los indiferentes, que criticaba la postura de muchos intelectuales de su época. Acá lo usaba el kirchnerismo, pero para tratar que la gente sea más feliz. Ahora se usa para justificar que la gente se muera de hambre. Este es un proyecto para pocos, eso está claro, que no le importa si la gente muere. El otro, es una posibilidad de muerte o un enemigo, alguien que no conozco y que me viene a sacar lo mío, si eso se instala para siempre, estamos perdidos. Hay que luchar para volver a que la mayoría tenga una mirada más solidaria y de colaboración para con los demás. Pero bueno se trabajó mucho, desde grandes medios, para que este señor llegue al poder. Se preparó un caldo lleno de mentiras, para preparar el terreno.
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–¿Cómo fue la experiencia de ser parte El mejor infarto de mi vida?
-Me gustó mucho trabajar con Alan Sabbagh que es un actor genial, y con un texto agudo y profundo de un escritor como Hernán Casciari. La hicimos en pandemia y recién ahora sale. Hoy en día estoy contenta con tener el privilegio de hacer algo. Hace poco también se vio un trabajo que me gustó mucho hacer: Los domingos mueren más personas, gran película. Por suerte me tocan papeles variados, si no me gusta no los acepto, me puedo dar ese gusto, por el camino recorrido, pero no está fácil.
Rita Cortese
Tangos, poemas y un recorrido por varios autores populares, junto a Aldo Vallejos (guitarra y bajo) y Seba Zasali (piano y bandoneón). Sábado 1 de marzo a las 22 en el Torquato Tasso, Defensa 1575.