Este lunes 18 de diciembre, el Parlamento francés aprobó un proyecto de ley sobre la restitución a Estados extranjeros de restos humanos pertenecientes a colecciones públicas francesas. Esta medida impacta en las comunidades originarias del territorio argentino, que desde hace tiempo vienen pidiendo la restitución de los cuerpos que se hallan en el Museo del Hombre de París.

Tiempo Argentino conversó con Fernando Pepe Tessaro, antropólogo fundador del Colectivo Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social. El colectivo viene trabajando hace años con las comunidades Mapuche y Tehuelche de Chubut para acompañar el proceso de la restitución de los cuerpos.

Estas comunidades tienen descendientes directos del cacique tehuelche Liempichún Sakamata, cuya tumba fue profanada en 1896 por el Conde francés Henri de La Vaulx y posteriormente llevado al Museo de París, donde estuvo exhibido hasta 2009. En su viaje a la Patagonia, La Vaulx también se llevó unos 1400 objetos entre minerales, metales, cerámicas, insectos, esqueletos de mamíferos y una importante colección de restos humanos de las comunidades originarias de la región.

Eso fue posible porque el genocidio indígena había dejado debilitadas a las comunidades y no tenían la custodia directa de los territorios. La apropiación del Conde está registrada en un libro de viajes del siglo XIX, en donde se cuentan situaciones espeluznantes. Después de la profanación a la tumba del cacique, miembros de la comunidad lo quieren ajusticiar y tiene que salir huyendo. Ya en esa época las comunidades intentaban resistir y se oponían a las profanaciones”, explica Tessaro. 

La apropiación de cuerpos, agrega el investigador, no puede desligarse de la campaña de conquista de territorios y el trabajo esclavo al que sometían a las comunidades originarias.Para apropiarse de los recursos naturales y someter a los pobladores locales fue preciso catalogarlos como inferiores, salvajes e incivilizados. Con argumentos aparentemente científicos y biologicistas, se pretendía justificar el genocidio imperial, ejercido tanto desde Europa como desde Buenos Aires hacia el interior del país”, dice.

Luego de la apropiación, se exhibían los cuerpos en los museos, como si fueran objetos de estudio. 

En la actualidad, los descendientes del cacique tehuelche Liempichún Sakamata se encuentran con «expectativa e ilusión» por la posible restitución de sus restos a su comunidad originaria tras conocer la medida del Parlamento francés.

Foto: Marco Bufano / Colectivo GUIAS

“Cada restitución implica una reparación histórica, volver a darles entidad de sujeto de derecho a estos hombres y mujeres que fueron cosificados y tratados como objetos de museo. Se les vuelve a dar ese derecho de todo sujeto de ser enterrado, con los rituales correspondientes de cada cosmovisión. Lograr esta restituciones es una lucha de los pueblos originarios, entonces, cada uno de estos avances demuestra que se puede ganar esa lucha”, afirma el investigador.

Además, continúa, “con estas acciones, se dice que el hombre, la mujer o el niño y la niña que fueron apropiados vuelven al territorio. Como decía Atahualpa Yupanqui, ‘somos tierra que anda’”. Vuelve con esa energía y eso repara parte del daño que hizo el genocidio”.

Foto: Marco Bufano Fernández / Colectivo GUIAS

Restos humanos y el camino de su restitución

Desde hace más de diez años, el investigador viene acompañando el reclamo de las comunidades y en 2015 inició el proceso ante la Cancillería argentina, que en la actualidad lo tramita ante sus pares franceses. Pasaron más de ocho años en los que se sucedieron tres gobiernos distintos, pero siempre se mantuvo el mismo nivel diplomático de parte de la Cancillería argentina para lograr la restitución. “Sólo resta esperar la asunción de las nuevas autoridades del gobierno nacional para coordinar con la parte francesa el traslado”, dice Tessaro.

Foto: Marco Bufano / Colectivo GUIAS

El equipo de antropólogos cuenta con un largo camino en el acompañamiento a las comunidades en este proceso: trabajaron en la restitución del Lonko Inakayal y su familia desde el Museo de La Plata de la Universidad Nacional de La Plata, realizada el 10 de diciembre de 2014; luego lograron que el Centro Nacional Patagónico (Cenpat) restituyera dos hombres en diciembre de 2015 a los descendientes de Sakamata en Puerto Madryn y también restituyeron al Hombre de Yanquenao el 11 de octubre de 2018 a las comunidades de Sarmiento. En todo este camino, concluye el investigador, “las comunidades siempre fueron y son ejemplo de resistencia y paciencia infinita”.