Cuando restan 12 semanas para las presidenciales en Uruguay, las campañas van tomando temperatura. Y mientras el Frente Amplio, acelera su posicionamiento al frente de los pronósticos, según la mayoría de las encuestas con un 43% para su fórmula Yamandú Orsi-Carolina Cosse, el Partido Nacional parece perder algunos puntos en favor de los indecisos para posicionarse aproximadamente en la mitad de la coalición de izquierda. Claro que si incluso se suman los partidos de la alianza de gobierno (Colorado, Cabildo Abierto y el Independiente) apenas rondan los 35 puntos.

Probablemente haya sido ese aspecto que llevó a los dirigentes del Partido Nacional a plantearse una jugada arriesgada. La compañera de fórmula del candidato Álvaro Delgado -un experimentado dirigente, “mano derecha” del actual presidente Luis Lacalle Pou- es Shirley Valeria Ripoll Fraga, una exmilitante del Partido Comunista, y por lo tanto pasó por las filas internas del Frente Amplio; luego fue sindicalista en el gremio de los Municipales e integró el secretariado ejecutivo de la central sindical PIT-CNT; y finalmente, hace un año exactamente decidió integrarse a las filas blancas, tal vez los menos conservadores de los partidos de la coalición gobernantes, pero claramente de derecha al fin. 

Nació en Montevideo, tiene 41 años, es casada y tiene tres hijos. Funcionaria, panelista de TV y política. Creció en el barrio Goes, en una familia católica. Estudió en el Colegio del Sagrado Corazón. Hija de Shirley Fraga y Néstor Ripoll, suboficial de la Armada Nacional. Trabajó en McDonald’s, en la Armada y en diferentes dependencias de la Intendencia de Montevideo, como el Jardín Botánico y la Filarmónica. Participó como panelista de programas de debates y en concursos de talentos. Hasta que se incorporó al PN.

Ahora será nominada como candidata a vicepresidenta, lo que causó conmoción en las filas del tradicional partido de los Lacalle y los Ferreira Aldunate. De hecho, el expresidente Luis Alberto Lacalle no disimuló su disconformidad, al tiempo que la ex candidata a presidenta, la economista Laura Raffo, quien cayó en la interna ante Delgado, manifestó su estupor y luego se sinceró: «Es una elección jugada». Al otro día, pocos le creyeron cuando rectificó: “Estamos todos en el mismo barco”. Por su parte, el aquilatado dirigente Ariel Fegundez fue lapidario: “Tengan lo que hay que tener los blancos de verdad y saquemos a esta mafiosa de nuestro partido”.

No sólo por eso, la candidata no la pasó del todo bien esta semana, cuando su nombre se sumó al de una serie de escándalos que soportan dirigentes de su partido, como por caso, el affaire de horas extras inventadas en la intendencia de Artigas, a cargo de Pablo Caram, un referente blanco muy cercano al padre del actual presidente del país, que fue sentenciado hace menos de un mes. El caso de Shirley Valeria Ripoll es diferente: fue denunciada penalmente por un grave caso de hostigamiento a una mujer de 86 años, vecina de su hermana Joana, a quien le habría dicho: «Disfrutá tus últimos días, yo tengo el poder de hacerte echar».