“¡Una nueva epopeya comienza, viva la Patria!”, grita Martha Arriola. Y empieza a remar. Viaja en La Yaguarona, una de las tres canoas que protagonizan la iniciativa colectiva Remar Contracorriente. Rema en defensa del río Paraná y en contra de que lo conviertan en una «autopista líquida», como algunos de los rivereños refieren al proyecto privatizador de la Hidrovía.

Una nueva epopeya, aclara Martha –referenta de la Red Eclesial Justicia y Paz en la Patria Grande y Cuidadores de la Casa Común-, porque no es la primera vez que las comunidades atravesadas por el Paraná salen a luchar en defensa de su río.

En La Yaguarona viaja también Luis «Cosita» Romero, de Baqueanos del Río, uno de los impulsores de la “gesta del ’96” (junto con Raúl Rocco, fallecido hace pocos meses), como se recuerda al hito pueblerino que logró frenar la instalación de una represa en Paraná medio, en pleno menemismo.

Las otras dos canoas (“La del Zurdo” y “Salvemos al Paraná”), avanzan rodeadas de kayakistas que se suman a la movida, de la que participan unas 180 organizaciones. “En aquel momento fueron 22 días de remada (a bordo de la canoa «Enamorada del río») desde Corrientes hasta Entre Ríos. Parando en cada comunidad. Haciendo conciencia», relata Martha en plena travesía.

Cuenta la historia que llevaban 70 kilos de volantes y dos kilos de yerba. Y lograron el objetivo. Ellos y toda una comunidad organizada que permitió que no se construyera aquella represa en el Paraná medio «que iba a echar por tierra los sueños y la vida de los rivereños y más allá».

La pampeanización de la cuenca

Hoy, frente a la licitación que el gobierno nacional impulsa, realizan esta campaña que busca atravesar todos los sentidos: «no sólo denunciar y resistir. Porque es un proyecto de saqueo, de muerte. Porque un dragado de 44 pies (como se propone habilitar) va a implicar un efecto de muerte en los humedales, que son la posibilidad de sostener la biodiversidad”, advierte.

De hecho, Remar Contracorriente se enlaza también con la historia de la caravana de kayaks que en 2021 partió de Rosario hacia Buenos Aires para pedirle al Congreso que tratara la postergada Ley de Humedales.

“Hubo una confluencia de muchas organizaciones que laburamos desde aquel entonces y otras nuevas. No sólo ambientalistas sino también sindicales, religiosas, políticas. Es muy variado”, destaca Alejandro Meitin, de Casa Río, espacio dedicado a la investigación territorial con métodos artísticos.

“Naturaleza y cultura se paran de manos para frenar esta locura –postula– porque avanzar en la profundización del cauce destruye ecosistemas, desplaza comunidades, va a dejar tierra arrasada, privatizando el territorio para un negocio que tiene un futuro incierto”.

“La idea es sensibilizar y entusiasmar a todas las comunidades y lograr generar masa crítica, que se produzcan gestos de defensa, remadas simultáneas en otras cuencas de la región con problemas similares”, anhela Horacio Enríquez, de Fundación Eco Urbano. Lograr que la gente entienda que es una cuestión de sentido común: «que no hay que destruir el río para que ingresen barcos de ultramar a continente. Lo que decimos es que los barcos se adapten al río, y no al revés».

La privatización de la Hidrovía, apunta Horacio, no haría más que profundizar algo que ya sucede: “te sentás a tomar mate en el Parque Urquiza (en la ciudad entrerriana de Paraná) y ves pasar cada 10-15 minutos un tráfico tremendo de barcazas con toneladas de materias primas, minerales, todo lo que hace a la producción primaria. Ya está pasando. Vemos miles de hectáreas quemadas con lógica de pampeanizacion de la cuenca para el modelo agroexportador. Estamos discutiendo la entrega del río. En esta remada se ponen en discusión dos modelos de país”.

Para salvar al río

Con la defensa del río y la vida como premisa, las tres canoas partieron el 1 de marzo desde Clorinda, Formosa. Este domingo están llegando a Esquina, última localidad de Corrientes antes de cruzar el río limítrofe, acampar y arribar el martes a la primera localidad de Entre Ríos, La Paz. La caravana terminará en Santa Fe el 22 de marzo, Día Mundial del Agua.

“Pasa de todo en las remadas”, cuenta Horacio. Cantar el himno entre pescadores, encontrarse con sindicatos y comunidades de artistas, con veteranos de Malvinas y con grupos de ecofeminismo, detenerse en municipios donde se va declarando de interés la movida, hasta ser recibidos con un desayuno para juntar fuerzas. Y seguir remando. “Va generándose un volumen, un músculo comunitario que emociona. Al río lo salvamos nosotros como pueblo o no lo salva nadie”.  «

No es sólo ambiental, es una cuestión de soberanía

No es sólo una problemática ambiental. Ni afecta sólo a las comunidades rivereñas que conviven a diario con las aguas del Paraná. La defensa del río es, también, una cuestión de soberanía. Así lo plantean quienes impulsan Remar Contracorriente.

“Defender el Paraná es defender la soberanía de nuestro territorio. Por eso, esta campaña también impulsa el apoyo a las acciones legales para derogar el llamado a licitación, exigiendo que el Estado recupere su rol indelegable en la planificación, el control y la administración de nuestras aguas. Solo a través de un modelo soberano, democrático y participativo podremos garantizar una gestión que priorice el interés público sobre el lucro corporativo”, plantea el documento difundido desde la campaña, que apela a “una gobernanza soberana y participativa de nuestras cuencas”.