Con la participación de distintos sectores que conforman el Consejo Provincial Aborigen (CPA), este año continuará el relevamiento de las comunidades indígenas que comenzó a fines del año pasado, a fin de regularizar la posesión de tierras, entre otros temas de gran trascendencia para los pueblos originarios que en el 2010 alcanzaban a 14.086 personas, el 4,41 por ciento de la población de la toda la provincia. La iniciativa censal es de la Secretaria pampeana de Cultura, cuya titular es Adriana Maggio y quien además preside el Consejo Provincial Aborigen (CPA).
«La decisión política de llevar adelante este relevamiento es del gobernador, Sergio Ziliotto, y pretende concretar tener un informe detallado de las comunidades originarias en la provincia, a efectos de regularizar la posesión de tierras y otros temas de gran trascendencia para las comunidades», declaró a Telam Maggio. Respecto al CPA, la funcionaria sostuvo que «es modelo en el país por la participación interministerial, porque cuenta con los representantes del Consejo de Lonkos y comunidades y la intervención de cada área de gobierno que aportan en las temáticas específicas como educación, producción, salud y con un buen ritmo de reuniones y un estado de diálogo permanente, aún en contexto de pandemia».
El informe 2020 del CPA da cuenta de un trabajo interministerial con todas las comunidades de la provincia, organizado en tres comisiones: una jurídica vinculada a la tierra, la salud y los derechos humanos, otra a la producción y desarrollo y otra a educación y cultura. «Una de de las primeras acciones fue iniciar un relevamiento de las comunidades originarias en La Pampa y agilizar la tramitación de la personería jurídica ante el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas», señaló Maggio.
Respecto a la propiedad de la tierra, la funcionaria destacó que el tema «tiene distintas variantes y complejidades porque hay comunidades que están en uso de tierras bajo la figura de comodato con distintos organismos del Estado; otras que tienen tierras cedidas por municipios, otras que tienen solicitudes de tierra al Estado provincial -y en ese caso estamos acompañando ese pedido- y otras situaciones donde hay cesión, pero no escrituración, posibilitando que ellos puedan escriturar a nombre de la comunidad». «Estos procesos también son importantes para que esas tierras no puedan ser usurpadas y pertenezcan a las comunidades por siempre», remarcó Maggio.
Acerca de personas que ya tienen tierras disponibles, dijo que «se trabaja para asistir en cuestiones de producción; se ha trabajado para instalar invernaderos, no solo en asistencia técnica vinculada al área de agricultura familiar o producción, sino también apoyos económicos que permiten instalar infraestructuras para trabajar de mejor manera». Respecto al relevamiento, dijo que «es un trabajo que comenzó a fines del año pasado y continuará a lo largo del 2021. Pretende ser un diagnóstico en profundidad del estado actual de las comunidades, abordando diversos aspectos como salud, economía, cantidad de miembros, situación legal, entre otros».
Consultada sobre la población indígena en La Pampa, reveló que en el 2010, de acuerdo al último censo nacional, era de 14.086, lo que para ese momento representaba el 4,41% de la población de la Provincia. El porcentaje de población originaria de La Pampa es superior a la media o promedio nacional, siempre de acuerdo a los datos del censo cuyos resultados para la población indígena recién se publicaron en el 2015. En cuanto a grupos, están los «originarios»: ranqueles (44,4 por ciento); mapuche (30,2); Tehuelche/Pampa (8,7); y, aquellos que vinieron posteriormente de otras provincias/países por migraciones: guaraníes, quechuas, kollas, tobas y huarpes (16,7%). El 86 por ciento de la población indígena vivía en áreas urbanas (hoy es probable que sea mayor) y el 14,1 por ciento en zonas rurales.
En relación a la posesión de las tierras, un histórico reclamo de los pueblos originarios, Maggio se remitió a la posición del antropólogo Martinez Sarasola, quien, en el 2010, dijo que «no se trata solamente de volver a ser dueños de esas tierras, sino de volver a integrarse con un piso de valores existenciales que le dan sentido a la vida humana y que están en la tierra originaria: el fluir con el tiempo de la naturaleza, la convivencia y la intimidad con los otros seres vivientes, especialmente las plantas y los animales; restaurar la armonía con las fuerzas del cosmos, celebrar la vida en los rituales sagrados y en cada acto cotidiano». «Desde la perspectiva indígena, todo lo que está en la Tierra es un vasto espacio impregnado de sacralidad; por lo tanto, todo es sagrado», destacó Maggio . Para quien «una de las principales reivindicaciones actuales de las comunidades Indígenas es que le sean reconocidas por lo menos aquellas tierras y territorios en los que se asientan y desarrollan su vida en la actualidad».