Regina Modesto tiene 55 años. Está prófuga desde finales del pasado mayo en Argentina. Participó de la masiva protesta del 8 de enero de 2023 en la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia y estuvo entre los cientos de personas detenidas y condenadas por lo que la justicia de Brasil consideró un ataque a la democracia. Pasó siete meses en prisión efectiva bajo condiciones que, según dice, violentaron sus derechos humanos. En un extenso diálogo que se publicará en tres entregas, contó su historia y su presente en exclusiva para Tiempo y Latin America Reports.

En agosto de 2023 se le concedió la posibilidad de volver a su casa por estar enferma de cáncer. En mayo de 2024 decidió desprenderse de su tobillera electrónica, tomar un auto y manejar desde su casa en San Pablo hasta Misiones, donde ningún control de aduana brasileño o argentino frenó su paso. Hoy en día vive en el Conurbano oeste de Buenos Aires y ya tramitó su certificado de residencia precaria ante la Comisión Nacional de Refugiados (Conare), que evalúa su caso para concederle el asilo político.

Años atrás había visitado Argentina por su trabajo como ingeniera de mantenimiento para una cadena internacional de hoteles. Ahora se atiende en un hospital público para continuar el tratamiento por su enfermedad. Considera que las instituciones aquí funcionan mejor que en Brasil: elogió el trato recibido por la Defensoría General de la Nación, donde una abogada la asesoró para poder tramitar el pedido de refugio ante Migraciones. En paralelo, Conare respondió un pedido de información pública y confirmó que 99 personas de origen brasileño cursaron solicitudes como la de Modesto en lo que va de 2024 (ver más abajo).

La protesta del 8 de enero de 2023 en la Plaza de los Tres Poderes, Brasilia.
Foto: Adriano Machado / NA / Reuters

Alojada por amigos argentinos con quienes está muy agradecida, Modesto afirma que la presencia de Javier Milei en el gobierno le genera más seguridad que la que podría sentir si Macri o Cristina Fernández de Kirchner ocuparan la Casa Rosada. Ya posee número de CUIT y busca trabajo para reestabilizar su economía. En su país, según le relató a Tiempo, perdió buena parte de sus propiedades y contratos de su empresa a causa del proceso penal. Como ejemplo de su situación, ella cuenta que su hijo de 27 años está organizando una rifa para sortear una moto de su propiedad, con el objetivo de juntar recursos.

Migraciones confirmó 99 pedidos de refugio

La Comisión Nacional de Refugiados, organismo integrado a la Dirección Nacional de Migraciones, respondió un pedido de información pública del medio Buenos Aires Herald sobre la cantidad de personas de Brasil que requirieron asilo en Argentina. Según consta en la respuesta oficial, durante 2023 sólo fueron tres los requerimientos desde ese país. En 2024, la cifra ascendió a 99. Los pedidos se incrementaron drásticamente a partir de abril: en enero dos, en febrero ninguno, en marzo cuatro y al cuarto mes ya eran 25 los brasileños que habían presentado el pedido formal de asilo. En mayo fueron 47 y en junio, 21.

Respecto de la consulta sobre “si alguno de ellos estuvo involucrado en las manifestaciones que tuvieron lugar en Brasilia el 8 de enero de 2023 y si pidió estado de refugiado por la judicialización de esos hechos”, Conare no consigna los motivos para el pedido de refugio. De momento, todas las solicitudes se encuentran en evaluación, pero la sola apertura del expediente le asegura a quien lo solicita el certificado de residencia precaria en el país.

Derecha conservadora

«El presidente Lula y su esposa Janja viven en el capitalismo y quieren un socialismo venezolano para los brasileños. Eso para mí no funciona. Yo soy empresaria, soy capitalista, quiero generar empleos», se define. Es muy crítica del actual gobierno. «Brasil está pasando un momento muy delicado políticamente, hay una disputa de poder enfermiza porque hoy no existe la democracia», dice. A la vez, traza su propio posicionamiento político. «Yo soy de una derecha conservadora, pero no soy extremista, no puedo serlo. A quien es de izquierda yo lo tengo que respetar. Pero en Brasil hay una izquierda y derecha extremistas que chocan». Entre sus valores, señala como principales «a Dios, la patria y la familia».

Desde su perspectiva, la sociedad debería haber repudiado en las calles la salida de la cárcel de Lula, después de su absolución en las causas que lo mantuvieron tras las rejas por 580 días antes de iniciar la campaña electoral de 2022.

Ante la pregunta sobre su opinión acerca del ex presidente Bolsonaro, explica: «Cuando apareció, no es que fuera un salvador, pero era la única opción que teníamos en la derecha. Era un hombre que no tenía pasado de corrupción y luchaba por los valores en la Cámara de Diputados». «¿Si me considero una rebelde contra el sistema? Sí. No voy a negar eso. Fueron 20 años de la misma cosa con Lula y Dilma. El pobre que sigue pobre, analfabeto», opina. «Fui condenada por no querer un gobierno corrupto», resume sobre su situación.

Durante la última edición del CPAC en Camboriú -encuentro de referentes de derecha internacional del que también fue parte Milei-, Eduardo, el hijo de Bolsonaro, realizó una enfática defensa sobre las condenas a prisión por los hechos del 8 de enero. Sobre la gigantesca pantalla del escenario, la foto de Regina Modesto aparecía junto a las de otros condenados.

Eduardo Bolsonaro en el Congreso Nacional de Argentina.

Protesta y condena

Durante varios tramos de la entrevista con Tiempo, Modesto asegura que su participación en la protesta del 8 de enero no tuvo como objetivo generar un golpe de Estado contra el naciente tercer mandato del líder del Partido de los Trabajadores. «¿Quién soy yo para tomar el poder?», dice, al tiempo que aclara que la movilización tenía un objetivo pacífico y no estaba dirigida contra «la izquierda» representada en el nuevo gobierno, sino contra la «corrupción» y para denunciar un supuesto fraude sistemático que habría perjudicado la reelección de Bolsonaro. .

Su relato de aquella jornada se resume en un concepto: «emboscada». Aquel día arribó a la zona céntrica de Brasilia y se incorporó a las miles de personas que en su mayoría vestían el amarillo de la camiseta de la selección de fútbol y llevaban banderas. «Había mujeres mayores, niños, personas comunes», puntualiza. De pronto, vio llegar efectivos de la policía que comenzaron a lanzar gases lacrimógenos, en el aire sonaron disparos y la multitud se refugió donde pudo. En su caso, ascendió por la rampa que lleva al ingreso del Congreso Nacional, a partir de que un oficial de la policía legislativa invitó a quienes estaban cerca hacia adentro.

En la causa que la incrimina por el ataque, se incluyeron filmaciones de las cámaras de seguridad en las que se la ve dentro de la sala de sesiones junto a otras personas. Modesto afirma que no fue parte de los grupos de individuos que destruyeron ese y otros edificios públicos durante aquel jueves. «Tomé un secador de pisos y me puse a barrer los vidrios del suelo, porque había personas en sandalias y podían lastimarse», cuenta. Además, insiste en que la justicia brasileña se negó a utilizar el registro fílmico de todo el tiempo que estuvo presente en aquel lugar, por lo que se habría demostrado que no cometió ningún crimen.

Cree que hubo muchos infiltrados y que los destrozos habían sido realizados antes de la manifestación. Al mismo tiempo, concede que personas simpatizantes de Bolsonaro «desprovistas de cultura» participaron en el caótico asalto, pero «llevados por la emoción del momento».

Fue detenida por la Policía Federal dentro del Congreso. A partir de ese momento comenzó lo que describe como una «película de terror». Denuncia que fue obligada a declarar en su contra, sufrió vejaciones permanentes antes y durante su tiempo en prisión, además de que le fue imposible comunicarse con su familia y abogado durante muchos días. Las condiciones de detención eran paupérrimas: «Un solo baño y una sola ducha para 180 mujeres».

Considera que el juez Alexandre de Moraes, del Tribunal Federal de Justicia, a cargo de la investigación y el procesamiento de los responsables por el ingreso multitudinario al palacio de Planalto y más edificios estatales, abusó de sus funciones y poder. «Es un hombre sin alma», lo describe.

Fuga

Debido al deterioro de su cuadro de cáncer, recibió una tobillera electrónica y fue enviada a su hogar. Pero la cercanía de una condena firme que la devolviera a prisión efectiva la hizo considerar otras alternativas. «Venía pensando en noviembre o diciembre en la posibilidad de irme de Brasil. No estaba bien de salud, estaba en el proceso de pérdida de mi casa, todo a la vez pasaba. Tenía esperanzas en ese momento de una absolución, porque cuando no cometés un crimen creés que va a saberse la verdad. Lloraba todos los días y le rogaba a Dios que mostrara la verdad de que no tenía culpa de nada”, dice.

Su hijo encontró la tobillera, el cargador y una carta en la que Regina Modesto daba las razones de su partida desde San Pablo por tierra. En la localidad de Barracão, en el Estado brasileño de Paraná, una avenida se conecta directamente con la ciudad argentina de Bernardo de Irigoyen, en la provincia de Misiones. Ella le contó a este medio que cruzó la frontera con su auto sin que nadie le preguntara nada. Desde allí, el camino hacia Buenos Aires fue fácil.

“A veces creo que todo esto fue un sueño y que me voy a despertar en Brasil, en mi casa, y nada de esto pasó”, dice, pocos minutos antes de volver a su nueva vida conurbana en AMBA.