Como un perro que corre en círculos para morderse la cola a sí mismo, la profunda caída de la actividad económica persigue al gobierno de Javier Milei y le causa una fuerte pérdida de recursos. El informe de la AFIP correspondiente al mes de junio da cuenta de ello: la recaudación fiscal cayó alrededor de 14% en términos reales.

Según los datos del ente recaudador, el mes pasado los ingresos tributarios fueron de $ 11.297.649 millones, con una variación interanual de 221,2%. Para comparar, la suba de precios medida por el Indec en los últimos 12 meses (calculada a mayo, último mes con información disponible) fue de 276,4%.

En otras palabras, la recaudación debería haber sido de $ 13,2 billones para ser equivalente a la del mismo mes de 2023. Esa diferencia de casi dos billones de pesos entre la suma actualizada y los ingresos efectivamente percibidos es la fracción que la recesión le arrancó al propio gobierno.

La evolución en la recaudación de tributos ligados al ritmo de actividad económica así lo demuestra. El IVA subió 195,4% con respecto a junio del año pasado, lo que implica una caída en términos reales (descontada la inflación) de 19,4%, según el cálculo realizado por el economista Nadín Argañaraz, titular del Iaraf (Instituto Argentino de Análisis Fiscal). En Seguridad Social (aportes y contribuciones ligadas al pago de salarios) la merma fue del 11,2%.

“La recaudación tributaria nacional de junio habría descendido un 14% real respecto a junio de 2023. Al excluir la recaudación por tributos vinculados al comercio exterior, la baja sería del 17%”, informó Argañaraz en sus redes sociales. En el semestre enero-junio, la caída en la recaudación total habría sido del 7 por ciento en términos reales, según el cálculo del Iaraf.

Uno de los mayores sostenes de la recaudación fue el Impuesto PAIS, que a partir de la llegada de Milei se generalizó a todas las importaciones y al giro de utilidades y terminó ocupando el quinto lugar entre los tributos que más ingresos generan, con un 6,4% de participación sobre el total (hasta el año pasado producía apenas el 1,6%). Por esa vía entraron $ 780.000 millones en junio y $ 3,6 billones en lo que va de 2024.

¿Un límite para los recortes?

El informe de AFIP presentó como atenuante que a lo largo del mes hubo tres días hábiles menos que en junio del año pasado. De todas maneras, la caída en la recaudación parece más asociada al desplome de la actividad económica producida por el ajuste fiscal y la caída en el poder adquisitivo de los trabajadores (-5,1% en el PBI, -19% en la producción manufacturera PYME y -37,2% en la construcción, entre otros indicadores) que a la cantidad de días trabajados.

La recesión es producto de la política económica elegida por el gobierno, que en pos de mejorar las cuentas públicas licuó salarios, jubilaciones y ahorros del sector privado, eliminó las transferencias a las provincias y cortó de cuajo la obra pública. La menor actividad también es una herramienta necesaria para reducir las importaciones y conseguir así superávit comercial y la entrada de divisas.

De todas maneras, la caída de la recaudación presenta un nuevo desafío para un gobierno que ha hecho de la contracción del gasto público su política económica casi excluyente. La baja en los ingresos debería ser seguida de un movimiento similar en los egresos si se quiere mantener el superávit fiscal que prioriza el ministro de Economía, Luis Caputo. Las áreas donde seguir recortando son cada vez menos y el traspaso al Tesoro de toda la deuda del Banco Central sólo promete mayores intereses a abonar. Así, el margen de acción para el gobierno parece ser cada vez más angosto.