En el poema «Fotograma 1» del libro Si empiezo a desconfiar de mi suerte, estoy perdido, Ramón Inama, hermano de la nieta 139 restituida por Abuelas de Plaza de Mayo, escribe: “Ese flaco era Daniel, mi viejo / entre sus manos había un repasador / hay siempre un repasador / como ahora hay un repasador arrugado, al lado del teclado mientras escribo estas palabras / un repasador atándome las manos/ un sucio y gastado / repasador que me permite volver en el tiempo”. La nieta 139 se enteró el lunes 20 de enero pasado que era la hija de la pareja de desaparecidos Daniel Inama y Noemí Macedo. Al día siguiente lo supieron sus hermanos Ramón y Paula. ¿Cómo será su voz? ¿Cómo hablará? ¿Cómo será el encuentro? ¿Qué relación tendrá con los repasadores? Las preguntas asaltaron desde ese día a los hermanos Inama. Este viernes, la nieta tuvo el encuentro formal con Abuelas y recibió toda la información de su caso por parte de la Conadi. Ese es el primer paso. Después el tiempo, sus tiempos, dirán cómo seguirá todo.
–¿Pensaste en qué relación tendrá tu nueva hermana con los repasadores?
–Bueno, es una duda para preguntarle. Me pasó con Pau esa anécdota. El tema es así: yo me enteré de casualidad en una asamblea de H.I.J.O.S en los ’90 a la que viene un hijo que estuvo el lugar en que secuestran a mi viejo y a su padre, y él recuerda la figura de mi viejo y me cuenta que tenía las manos atadas con un repasador y que mi viejo le daba indicaciones de que se quede tranquilo, que no pasa nada, que le haga caso a los que estaban ahí apretándolos. En ese momento para él, que era un nene de siete años, la de mi papá fue la única voz de contención que tuvo porque al momento del operativo no estaban sus padres. Yo perdí ese registro en ese momento en el que me lo dice porque fue una escena muy impactante, pero después lo retoma Gelman en el libro Ni el flaco perdón de Dios. Ahí es que yo lo recupero y lo vuelco a la escritura como tema. Entonces cuando aparece el poema y la presentación del libro, mi hermana, con la que no habíamos compartido esa anécdota, me cuenta eso de que los guarda, que no los puede ver tirados, es decir, que tiene su propio vínculo con los repasadores. Así que bueno, la verdad que sí, es un misterio, saber qué relación tiene con los repasadores.
La nieta 139 estaba de vacaciones en el exterior –como casi todos los que vacacionan en este verano mileísta– cuando se enteró que era la hija de Daniel y Noemí. Lo supo por una videollamada, que aunque certera, fue más que nada informativa, para calmar la ansiedad. Por eso, este viernes concurrió a Abuelas de Plaza de Mayo donde le entregaron una carpeta del Banco Nacional de Datos Genéticos con el informe de compatibilidad que certifica su filiación. En ese encuentro es donde Abuelas también le ofrece los contactos de su familia biológica, que por el momento son Ramón y Paula, por parte de su papá, y unos primos de Noemí, por parte de su madre. Ramón, mientras tanto, chequea todos los días las notificaciones en sus redes sociales a la espera de una solicitud de amistad.
–Fueron 47 años de espera. ¿Cómo fue el primer llamado de Abuelas?
–Me agarró re mal parado. Y no es que había dado nada por cerrado como lo dije en la conferencia de prensa, eso fue un fallido, sino que en este tipo de búsqueda, de un hermano o hermana, hay momentos de euforia por una pista o algo que alguien te dice y después te agarran momentos en los que no pasa nada. Pero Abuelas es constante en eso. Así que me agarró así totalmente desprevenido. Hace rato venía pensando que no me iba a enterar de esto como me terminé enterando.
–¿Particularmente por la desaparición de tu papá y de Noemí y la poca información que hay de ellos después de su secuestro?
–Claro. Hay testimonios, pero pocos datos sobre sus pasos por los centros clandestinos. Eso, por un lado. Por el otro es que cuando estuvimos en Hermanos (NDR: una comisión de búsqueda de nietos apropiados conformada por la agrupación H.I.J.O.S) con Vicky Ogando, con Clarissa, Juan, Marcela, Saraca, Carito y Esteban le dimos vueltas a nuestros casos y lo que pasó fue que entre el año 2005 y 2007, para poner un lapso laxo de tiempo, recuperaron la identidad dos nietos hijos de mujeres embarazadas que entraron al mismo campo de concentración que Noemí, el Club Atlético, en más o menos la misma etapa de gestación. Entonces, eso me dejaba en claro que en ese lugar las dejaban parir y después los apropiaban. Pero dos de tres es un montón, entonces yo dije: “ya está, esa suerte a mí no me va a tocar”. Pero en realidad son esas cosas que te decís para calmarte, para responderte algo.
–¿Hacía mucho que no surgía un dato?
–Sí, un montón. Y de hecho Manuel Gonçalves Granada (Ndr: nieto restituido y miembro de la Comisión directiva de Abuelas) me dijo que esta identificación salió a partir de una línea de investigación de Abuelas. No fue una denuncia anónima. Fue una línea de investigación de Abuelas a través de Conadi que tiene acceso a distintas informaciones como partidas de nacimiento, una serie de datos con programas y tecnología y que son herramientas del Estado también. Pueden cruzar información, establecer hipótesis en función de las líneas de investigación que tengan. Así llegaron al caso de mi hermana, la llamaron y le dijeron: «Pensamos que sería oportuno que aportes tu muestra para compararse con el Banco Nacional de Datos Genéticos, porque estas pruebas que tenemos nos hacen pensar que podrías ser una hija de desaparecidos”. Y así fue.
–El hecho de que no fuera por dudas de ella o por una denuncia externa, refuerza la importancia del impulso del Estado en la búsqueda, sobre todo en este contexto de desfinanciamiento de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia.
–Claro. Porque por ejemplo, que el Banco Nacional de Datos Genéticos, que es financiado por la Nación y que funciona en el Hospital Durand, siga laburando y modernizando su tecnología hace que eso sea más probable. Yo di muestra de sangre en el año 1991, cuando tenía 20 años. Después mis abuelos, unas hermanas de Noemí y esto es todo lo que hay de parientes para hacer la comparación. ¡Fue hace 34 años! La permanencia de esa institución hace que se preserven y que se pueda hacer este análisis. Eso da cuenta de que existiendo esas entidades, esas áreas del Estado, es lo que hace que se siga posibilitando que estos encuentros se den, no importa el tiempo que pase.
–Dijiste que en el CCD Club Atlético habían restituido la identidad de dos nietos de tres y que pensaste: “esa suerte no me va a tocar”. Tu libro de poesía se titula Si empiezo a desconfiar de mi suerte estoy perdido. ¿Tenías razón?
–Sí, parece que tenía razón. Que no hay que desconfiar ni de la suerte ni del trabajo de Abuelas, Porque en eso no se puede soslayar. Su laburo es constante, cotidiano, no renuncian nunca a un caso. Y bueno, ahora tenemos a mi hermana. Ella sabe su identidad.
Familia
«Mi hermana ya no tiene ningún abuelo, ni paterno ni materno. Estamos nosotros con mi hermana Paula, que vamos cayendo como se puede”, cuenta Ramón a Tiempo. Además de ellos Abuelas logró identificar a unos primos de Noemí. Y eso es todo.
La madre de Daniel, Lucila Ahumada de Inama, falleció en abril de 2013 en la inundación que afectó a La Plata.La familia de Noemí, por su parte, fue diezmada por el terrorismo de Estado: su padre Laudelino Macedo, su hermana Gloria Nelly con su compañero Rubén Justo García y la hija de ambos, Miriam Viviana García, y otro cuñado, Oscar López Lamela, fueron secuestrados y continúan desaparecidos.
–¿Cómo llevan adelante la espera con tu hermana Paula?
–Es raro. Como que no terminamos de caer, porque tenemos una certeza, pero por otro lado no nos vemos. Entonces empiezan a aparecer dudas: ¿Cómo hablará? ¿Cómo será su voz? ¿Cómo se daría ese encuentro? Por el momento es todo en el marco de la fantasía.
-Las Abuelas cerraron el 2024 y abrieron este año encontrando nietos. En un gobierno que promueve el negacionismo, la restituciones de identidad son una manifestación muy concreta de la historia.
–Y está bien que así sea porque esta es una historia en lo biográfico que tiene que ver conmigo, con mi hermana y demás, pero en lo político tiene que ver con toda la Argentina, con lo que pasó en la dictadura. Mi hermana no es producto del azar: terminó en una familia que no es la propia porque hubo un plan sistemático de secuestro, tortura y desaparición de personas. Y en el caso de Noemí, que estaba embarazada, se agregaba ese plan de hacerlas parir, quitarle a sus hijos y que los críen otras personas. «
Axel
“Con Axel fue una entrevista muy entrañable, muy desde lo humano”, cuenta Ramón respecto del encuentro con el gobernador Kicillof. Además de escritor y militante de H.I.J.O.S., Ramón trabaja en la editorial MeVeJu (Memoria, Verdad y Justicia) de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia que conduce otro hijo de desaparecidos: Matías Moreno. Ambos, con el ministro de Justicia bonaerense, Juan Martín Mena, fueron a la Casa de Gobierno.
“Estuvimos casi media hora hablando. Me cebó mate todo el tiempo y se consustanció con toda la historia. Me contó que habló con Estela poco antes de la conferencia. Me llamó para felicitarme. Se comportó como un compañero, que al no conocerme me preguntaba cosas de del orden de la intimidad, de la historia personal de mi viejo y de Noemí, de los que significa el encuentro con una hermana”, recupera Inama de la charla con el gobernador.
En 2023, en medio del auge que aún persiste, se popularizó y generó polémica un proyecto que proponía imaginar con la inteligencia artificial cómo podrían verse los nietos que siguen buscando las Abuelas de Plaza de Mayo. Uno de las caras de varón y mujer que generó esa IA era del hijo o hija de Inama y Macedo.
-¿Te acordás de las IA que imaginaban fotos de los nietos desaparecidos? ¿La pegaron?
-No. Para nada. Es una muestra más de que Skynet no nos va a vencer. El mismo día que Manuel Gonçalves vino a darme la noticia, entre las las tantas cosas yo fui a las fotos que, con buenas intensiones, generó ese sitio. Yo todavía no vi a mi hermana en persona, pero ella accedió a que conozcamos una imagen suya. Y si bien todavía falta ver qué sucede emocionalmente en carne propia, ya esa imagen daba cuenta de que no le habían acertado ni de cerca.
Daniel y Noemí
Daniel Inama y Noemí Beatriz Macedo militaban el Partido Comunista Marxista Leninista, cuando fueron secuestrados por la dictadura cívico-militar el 2 de noviembre de 1977. Daniel tenía 25 años. Había nacido el 12 de noviembre de 1951 en La Plata, era hincha de Estudiantes, sus compañeros lo llamaban “Pablo” y sus amigos “El Pelado” o “Loco”. Noemí tenía de 22 años, su familia le decía «Noe» y sus compañeros “Negrita”. Había nacido el 8 de febrero de 1955 en Mar del Plata, y su familia fue diezmada por el terrorismo de Estado.
No está claro si Noemí fue secuestrada en La Plata o en el mismo operativo que Daniel. Pero ambos fueron vistos en el centro clandestino Club Atlético. En el mismo operativo en que secuestraron a Daniel, también se llevaron a otros compañeros del partido: Teresa Galeano, Jorge Giorgieff, Beatriz Longhi y Oscar Ríos. Todos permanecen desaparecidos.
Noemí estaba embarazada de seis o siete meses al momento de su secuestro. Su hija, la nieta restituida 139, nació en cautiverio entre enero y febrero de 1978, fue apropiada y entregada a miembros de la fuerza. Dio muestras de su sangre en noviembre pasado y conoció su identidad el 20 de enero.
El Centro Clandestino de Detención Club Atlético fue operado por la Policía Federal Argentina y funcionó entre 1977 y 1978 en el subsuelo de un edificio ubicado en la Avenida Paseo Colón entre Cochabamba y San Juan, en Buenos Aires.