“Estamos para realizar el trabajo de registro de la colección, vamos a ver qué es lo que hay, qué es lo que está registrado, en qué condiciones de conservación está para después seguir con los pasos de restitución a la provincia de Tucumán”, dijo este lunes a Rafaela Noticias Mariano Corvalán, perteneciente a la Dirección de Patrimonial Cultural de esa provincia.

Es que, tras largos años de espera, finalmente el gobierno de la provincia de Santa Fe, a pedido de las comunidades originarias, definió la devolución de los restos óseos y material arqueológico que fue profanado y extraído del territorio indígena del Valle de Choromoro, provincia de Tucumán. El patrimonio fue objeto de exhibición por casi 20 años en el Museo Histórico Municipal hasta 2011, donde las autoridades consideraron que ya había cumplido su ciclo.

Posteriormente, descansó en la colección privada de Miguel Ilchischen, vecino de la zona, quien se comunicó con representantes de los Pueblos Originarios de Awyayala. Se les pidió que guardaran y dispusieran de los materiales, pero ellos señalaron que debía ser devuelto a su pueblo. De concretarse, se trataría de la primera restitución a pueblos originarios de la provincia de Tucumán.

La ley contempla que las colecciones puedan tenerlas un poseedor o tenedor, en esta caso la tenencia está registrada, está todo en orden, vamos a ver si están todas las piezas si falta alguna, a cotejar ese registro y cualquier movimiento pasará por la autoridad de aplicación que es el INAPL”, señaló Soledad Biasatti, de la Subsecretaría de Identidad y Territorio de Santa Fe.

La funcionaria hizo referencia a la ley 25743 de Protección de Patrimonio Arqueológico y paleontológico, que establece al Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) como organismo estatal de defensa y custodia del patrimonio cultural. Asimismo, señaló que el proceso de restitución comenzó a partir de la incorporación de la mirada y los aportes de los pueblos originarios a dicho proceso.

Saqueo, parte del genocidio indígena

Según trascendió, la colección está compuesta por piezas cerámicas pero también restos óseos de los pueblos originarios del Valle de Choromoro. Fueron extraídos por el arqueólogo Arminio Weiss, fallecido en 2010. Los funcionarios explicaron a la prensa que, una vez realizada la evaluación correspondiente, en caso de que no existan observaciones, los restos serán devueltos a Tucumán. En caso de que se detecte alguna irregularidad, deberá pasar por la autoridad de aplicación antes de ser restituidos a su lugar de origen.

Al respecto, Juan Ángel Orellana, referente de la Comunidad de los Pueblos Originarios de Awyayala, contó que su comunidad fue convocada por el dueño de la casa donde se encuentra la colección para disponer de los restos óseos “pero dijimos que no correspondía tenerla nosotros, que tenia que volver al lugar de donde había sido profanado porque hay restos óseos, cráneos, fémur”. Cabe señalar que durante el proceso de genocidio indígena, cuyas consecuencias continúan hasta el presente, las comunidades originarias fueron saqueadas y sus restos se encuentran expuestos en museos de todo el mundo. “Esto ha venido de Weiss que ha sido un profanador de tumbas, alguien que se dice antropólogo o arqueólogo pero que su único fin es comercial, estas cosas son para venderlas o lucrar”, aseveró.

A partir de ese pedido, Orellana se contactó con las comunidades originarias de Choromoro, Tucumán, quienes designaron al referente Pedro Chávez como interlocutor en el proceso de restitución. “También hablé con el grupo Guía, que se encargan de hacer los trámites para que se restituyan los restos”, aseveró.

El referente indígena recordó que “en La Plata, por ejemplo, todavía hay muchos restos óseos todavía” y que esto se be a que las leyes vigentes, de manera histórica, han operado en contra de los derechos de los pueblos originarios. “No ha habido ningún gobierno en la historia argentina que haya querido resolver nuestros problemas territoriales y menos las cuestiones de robo de cosas nuestras. Los gobiernos anteriores son los que han usado a hermanos vivos como los mapuche, los tenían en exhibición ahí en el museo de La Plata y cuando se morían, dejaban ahí también sus restos óseos”, concluyó.