La Empoderada es una orquesta de tango compuesta por 30 músicas, que en un principio fueron 40 y luego 34; que se formó a principios de 2018, que comenzó tocando tangos clásicos y hoy cuenta con un repertorio compuesto totalmente por temas de compositoras, varias de ellos por primera vez interpretados; que el próximo jueves 5 se presenta en el ND Ateneo; y que a inicios del año próximo grabará su primer disco con todos esos temas de mujeres porque “queremos inmortalizarlo”, dice sin poder ocultar su emoción Pam Victoriano, directora de esta Orquesta Atípica.
Entre muchas cosas más, pero sobre todo con esa singularidad que le da el feminismo a las iniciativas que emprende, La Empoderada parece sólo ocuparse (o al menos privilegiar) los costados amables de las cosas. Por ejemplo, en Facebook resalta los grupos, en este caso el de Banco de Mujeres Músicas, donde cinco mil mujeres se anotaron a la convocatoria para un grupo de música: “Por lo general funcionan como clasificados, se busca saxo, bajo, pero en este la administradora lo para armar un grupo con sus migas músicas más íntimas, porque estaba buscando baterista para su grupo. Resulta que se armó esto y empezaron a sumar chicas músicas, y en dos semanas había como 5 mil personas. En ese grupo surgió la opción de armar una orquesta de mujeres. Ahí se armó uno de 300 que dijeron yo quiero. Algunas querían tocar tango, otras jazz y así se armaron distintos grupos para distintos géneros”.
El nombre surgió a los seis meses, y casi un poco “apuradas” por la invitación de Feliza, el espacio LGBT que las invitó apenas supo de su conformación. “Se corrió la bola pero ni siquiera teníamos ensayos todavía, así que quedamos que apenas estuviéramos en condiciones tocaríamos ahí.” Y eso sucedió en agosto de 2018.
La conformación de la orquesta se fue dando por default, por decirlo de algún modo. Porque si bien eran todas músicas, estar en una orquesta no es lo mismo que estar en una banda, por ejemplo. Así, además de saber leer partituras y tener disponibilidad de tiempo, por ejemplo, había que contar con ciertos conocimientos técnicos que permitieran tocar, al menos, en una orquesta. “Fue una especie de filtro natural. Tal vez había chicas recibidas pero que nunca habían tocado tango. Eso fue como un doble trabajo: enseñarnos entre todas a tocar tango.”
Debido a su formación, Victoriano se encargó de llevar en las primeras reuniones un plan de organización. “Mi propuesta era para dos orquestas por la cantidad que éramos, pero todas querían estar, así que se armó esta formación con vientos (algo poco común en las orquestas de tango). Yo pensé que no iba a funcionar, y por suerte me equivoqué”, ríe. “Incluso al principio había trompeta y oboe”, recuerda. “Y hoy hay dos o tres lugares vacantes, porque hubo chicas que se tuvieron que ir y la orquesta, por la sonoridad que buscamos, esos instrumentos los tiene incorporados. No fue lo mismo con las cantantes, por ejemplo, que al principio teníamos nueve y ahora son seis.” El número ideal, por decirlo así, es 30.
“Nuestro trabajo se basa en que suene a tango, no a música académica que hace tango -sintetiza el estilo de La Empoderada-. Y la orquesta tiene un sonido.” Y sin proponérselo (al menos no de entrada), amplían el público del tango. “La gente de Feliza es nuestro mejor público; quedó un montón de gente afuera en el debut, estábamos todos muy apretados.” Es que la cantidad de músicas genera un tema con los espacios, que hasta el momento la orquesta supo sortear sin mayores inconvenientes. Tal vez porque lo que las mueve es algo que a la cultura tradicional, la patriarcal, suele escapársele: “Hay una rivalidad creada entre nosotras que nos perjudica, que hace que cada vez que aparece un puesto en una orquesta de tango nos pongamos a competir. Y La Empoderada no es un espacio de competencia. Hay cuestiones artísticas, puntos de vista feministas, pero no competencia. Y nosotras queremos vivir de esto. Y ese proyecto lleva mucho trabajo. Son horas y horas diarias, como si estuvieras cuatro horas en una oficina los siete días de la semana, porque como somos una cooperativa, nos organizamos en comisiones para resolver todos los temas que tenemos. Y ese trabajo es un montón de dinero (puesto en trabajo), que ahora estamos reinvirtiendo porque queremos que el público feminista se anime a escuchar más tango”.
Tan decididas que se las arreglaron para cruzar el charco y tocar en la Sala Zitarrosa de Uruguay. “Están las ganas: es difícil pero no imposible.”
“Sí, es muy amplio el proyecto”, dice Victoriano ante la pregunta de que más moviliza a tanto esfuerzo colectivo en un mundo lleno de tentaciones para la toma de decisiones individuales. “Abarca nuestro trabajo, nuestro compromiso con la colectiva feminista, nuestra gran necesidad después de tantos años plasmada en un proyecto, y un lugar de contención. Porque es un espacio donde podemos compartir la experiencia cotidiana de hostilidad del machismo en cada trámite, cada subte que te tomás, con gente de tu círculo íntimo, incluso la familia. Aunque parezca muy sencillo de decir es profundamente importante. Durante muchos años no compartimos eso, y mucho menos entre mujeres que no nos conocíamos. Es un lugar en el que sabés que nadie te va acosar, a denigrar, que tu opinión no vale porque sos mujer, o porque recién entrás al tango: es acumulativo para las mujeres. Toda esa confianza se siente mucho arriba del escenario. Desde el primer momento nos dimos cuenta de que había mucha conexión y nos dimos cuenta de que sucedía porque éramos todas mujeres. Además es un lugar de música y de trabajo y a nosotras personal, individualmente, nos hace muy bien: han pasado algunos casos de tomar conciencia de cuestiones personales donde estaban pasando cosas graves, de género; mujeres feministas que les está pasando todos los días en su casa, y no te dabas cuenta. En La Empoderada estás interpelada y te empezás a plantear que no está bien lo que te está pasando. Fue como una gran sacada de venda de ojos y eso es muy sanador, pero a la vez es muy difícil.”
-La Empoderada, Orquesta Atípica. 5 de diciembre, 21 hs, en el ND Teatro, Paraguay 918.