Nadie imaginó que estas elecciones en Rusia serían tranquilas, y no porque tambaleara la posibilidad de que Vladimir Putin no pudiera mantenerse en el cargo por otros seis años, sino porque en el contexto de la guerra en Ucrania era obvio que las fuerzas vinculadas a Kiev habrían de hacer de las suyas para aguar la fiesta. Y así fue en los dos primeros días del comicio presidencial, que se inició el viernes y culmina este domingo. Hubo incidentes en distintos lugares de votación, incursiones en zonas fronterizas, denuncias de ataques informáticos y una dura respuesta rusa en la región de Odessa. El propio Putin acusó al gobierno de Volodimir Zelenski de intentar perturbar la jornada electoral y el gobernador de Bélgorod señaló que los sistemas de defensa aérea destruyeron al menos ocho misiles ucranianos. Desde Moscú afirman hubo algo así como 90 mil intentos de incursión cibernética «desde direcciones IP localizadas en Ucrania, Europa occidental y América del Norte».
Este sábado una mujer fue detenida en Kaliningrado –un enclave exterior en el Báltico– y otra en Ekaterimburgo, acusadas de haber volcado tinta verde sobre las papeletas de votación. Un cable de AFP asegura que es del mismo color del líquido que la policía arroja sobre manifestantes opositores y aprovechó para recordar la muerte de Aleksei Navalni en prisión el mes pasado. No fueron los únicos casos que se registraron desde el viernes. Algunas urnas también fueron incendiadas en la región siberiana.
Putin votó por Internet el primer día del comicio. Las encuestas le dan más de un 60% de imagen positiva y ninguno de los candidatos que se presentan está en condiciones de hacerle sombra. Los postulantes son Vladislav Davankov, del partido Gente Nueva; Leonid Slutski, del Partido Liberal Democrático de Rusia (LDPR); y Nikolái Jaritónov, por el Partido Comunista de Rusia (KPRF). Putin se presenta como independiente aunque tiene el apoyo del Frente Popular Panruso y de Rusia Unida, dos agrupaciones de las que fue fundador. Hay más de 112 millones de ciudadanos habilitados a votar, 1,9 millones de ellos desde el exterior. Esta vez también votarán habitantes de las regiones del Donbass y de Crimea, el eje de la disputa con Ucrania, lo que levantó una queja del secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Y hasta la embajada británica en Rusia publicó un comunicado en el que cuestiona la legalidad de la convocatoria en esas regiones.
La respuesta de la vocera de la cancillería María Zajarova, fue contundente: tras alegar transparencia y alta participación en esos territorios que, agrega, eligieron incorporarse a Rusia, le da un par de consejos «al servicio diplomático del Reino Unido». Entre ellos, «centrarse en encontrar una solución a la cuestión de las islas Malvinas según el derecho internacional». Y pregunta si el gobierno de Rishi Sunak «ya ha condenado la fotografía manipulada de un miembro de la casa real del palacio de Buckingham como un ejemplo de escandalosa desinformación».
La guerra en Ucrania, en tanto, se muestra favorable a Rusia y Estados Unidos, parece no tener respuestas inmediatas para evitar que las tropas de Moscú prosigan con la consolidación de los territorios del sur. Este viernes, bombardeos en Odesa, la ciudad portuaria ucraniana más importante en el Mar Negro, causaron al menos 20 muertos y 70 heridos, según el fiscal general del país, Andriy Kostin. El gobierno dijo que el ataque se produjo con misiles balísticos Iskander desde Crimea.
Bloqueada la posibilidad de más fondos para Ucrania en el Congreso de EE UU, la voz cantante de la opción militar contra Rusia proviene del presidente francés, Emmanuel Macron, quien va logrando sumar en esa cruzada a otros países europeos. El mandatario galo fue virando de ser un interlocutor amistoso de Putin desde el 24F, ahora declaró que estará «listo para tomar las decisiones que se imponen para que Rusia no gane nunca» en Ucrania. «No se puede ser débil–dijo también– Rusia es una amenaza existencial, si Rusia gana, ya no tendríamos seguridad en Europa». En un encuentro en Berlín, Macron y los jefes de gobierno Olaf Scholtz, de Alemania, y Donald Tusk, de Polonia, declararon que se mantienen unidos es una suerte de entente. No descartaron la posibilidad de enviar tropas, lo que pondría al continente en una guerra directa contra Rusia, algo que hasta ahora habían esquivando trabajosamente. «Por supuesto, leemos estas declaraciones del señor Macron –respondió el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov–. Que Rusia es un rival para Francia es evidente ya que Francia ya está involucrada en la guerra en Ucrania. Participa en la guerra de manera indirecta, pero, al juzgar por las declaraciones del señor presidente, no está en contra de aumentar el nivel de su implicación».