En las guerras o en las confrontaciones políticas polarizadas lo primero que muere es la verdad. Por ello las crónicas sobre acontecimientos importantes deben tratar de ceñirse al máximo a declaraciones públicamente hechas por personajes destacados o a hechos ocurridos, debidamente verificados, por personas que son protagonistas de esos hechos.
Casi siempre ha ocurrido que en circunstancias importantes la libertad de expresión y de información sirvió en nuestros países latinoamericanos para proteger y favorecer grandes intereses económicos y los objetivos internacionales de Estados Unidos.
Recientemente, por ejemplo, en periódicos importantes de Latinoamérica se dijo que el presidente ruso, Vladimir Putin, padecía de Parkinson y que estaba a punto de ser operado de cáncer. Fue noticia de un día. Al poco tiempo apareció saludable en las celebraciones del 9 de mayo, Día de la victoria contra el nazismo. Y la noticia del presidente ruso enfermo no ha vuelto a aparecer. Era una fake news de origen occidental, cuya finalidad última es un misterio digno de Agatha Christie.
Lo que sí es noticia oficial verificada es que occidente, en Estados Unidos, Canadá y Europa, ha prohibido la aparición de las plataformas informativas rusas Rusia Today y Sputnik. Y que eso no ha ocurrido en Latinoamérica, Asia y África. Vale decir EE UU y sus incondicionales practican la libertad de información y expresión de manera selectiva, violando los derechos humanos de millones de norteamericanos y europeos, pero ya no en el resto del mundo. Es un indicador de que mediáticamente el mundo lentamente deja de ser unipolar.
En una extensa entrevista en la revista Times, el ex y probable nuevo Presidente de Brasil Luis Ignacio Lula da Silva, culpó a las sanciones impuesta a Rusia(más de 10.000) de la inflación global y dijo que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) debieron haber aceptado la exigencia de Putin de que Ucrania no se incorporara a la OTAN, algo que Moscú ve como una amenaza y que fue uno de los argumentos rusos para invadir a su vecino. «Estados Unidos y la UE deberían debería haberle asegurado a Putin que Ucrania no se uniría a la OTAN», dijo Lula, que según Time comparó la situación con la crisis de los misiles soviéticos en Cuba de 1962, tras la cual EEUU y la extinta Unión Soviética decidieron eliminar el despliegue de misiles en terceros países.
Antes en 2007 en una reunión en Munich sobre seguridad internacional, el Presidente de Rusia había expuesto varias consideraciones:
1)”Un mundo unipolar ya no es posible, porque no solo es antidemocrático, pernicioso y humillante para el resto del planeta, sino porque surgen fuerzas internas en el centro de poder que tienden a destruirlo”
2)”Rusia es un país con más de mil años de historia y casi siempre ha aprovechado el privilegio de llevar a cabo una política exterior independiente. No va a cambiar esta tradición hoy en día”
3)” La expansión de la OTAN no tiene ninguna relación con la modernización de la propia alianza o con la garantía de la seguridad en Europa. Y Rusia tiene el derecho de preguntar: ¿contra quién está dirigida esta expansión?”
Posteriormente, a partir del 2018, el líder ruso, en varias declaraciones internacionalmente difundidas, mostró que su país había alcanzado una superioridad tecnológica en la producción de armas hipersónicas, que la convertía en la primera potencia estratégico- militar del mundo.
En 2021, antes de la operación militar especial en Ucrania, Putin volvió a plantear a Estados Unidos y sus aliados europeos negociaciones que asegurasen que Ucrania, un país habitado en parte importante por rusos o descendientes de rusos, cumpliría los acuerdos de Minsk de 2012. Que renunciase al acceso a armas de destrucción masiva y que no ingresase en la Otan, alianza militar que EE UU lidera y que en el mundo post-soviético ha servido siempre como punta de lanza de las políticas militares antirusas en Europa.
La respuesta fue una arrogante negativa que Rusia entendió como la decisión occidental de llevar adelante el viejo sueño de someter a Rusia y hacerla parte del coro de incondicionales de EE UU en Europa. Una equivocada lectura de las realidades históricas.
En las celebraciones del 9 de mayo, dedicadas al triunfo sobre la Alemania hitleriana, Putin volvió a ratificar varios posiciones esenciales:
*Que Rusia no tiene la intención de ocupar Ucrania.
*Que los territorios de la zona del Donbas, habitados por rusos o descendientes de rusos, se autodeterminarán como repúblicas independientes o elegirán ser parte de Rusia. Porque desde 2014 Kiev ha practicado allí un genocidio que la mediática occidental ha pretendido ocultar.
Hoy ya se pueden ver algunos resultados de un proceso geoestratégico aún no concluido. Ucrania, militarmente muy dañada, ha dejado de ser una amenaza para Rusia. La Otan ha declarado que Ucrania no formará parte de esa alianza militar y algunos líderes occidentales, como el presidente francés, Emanuel Macron, declaran que el ingreso de Ucrania a la Unión Europea será un proceso que durará décadas.
En el continente americano, el presidente Joe Biden convoca a una cumbre de las Américas en Los Ángeles, excluyendo a Cuba, Venezuela y Nicaragua. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, declara que no asistirá a esa reunión si se mantiene la exclusión “de países hermanos”. Los gobiernos de Bolivia y Honduras lo secundan en esa decisión. El Caricom, que es la organización de los países del Caribe, sostiene idéntica postura. Y, aparentemente, esa será la posición de Brasil.
El Departamento de Estado justifica la selectividad de las invitaciones basado en que esos tres países no son democracias, aunque tienen gobiernos que integran la ONU.
Se les olvida que en Honduras, con ayuda norteamericana, durante 12 años imperó una narcodictadura, después del derrocamiento del presidente Manuel Zelaya. Y que el extraditado narco presidente Juan Orlando Hernández fue uno de los mayores aliados de EE UU hasta que su hermano cayó preso por narcotraficante. El dilema para Biden es una Cumbre de las Américas o una Cumbre de los Estados Unidos de América.
En tanto China sigue convirtiéndose en la primera potencia económica del mundo, India se niega a acatar las sanciones antirusas, al igual que Irán, Indonesia y muchos otros países de Asia, Africa, Latinoamerica y el Caribe. La mayor parte del mundo no acata las disposiciones de Washington sobre las sanciones a Rusia y no secunda su accionar diplomático internacional.
Retomando el acontecimiento más importante del año hay que señalar que Rusia subraya como objetivo de su operación militar especial la desnazificación de Ucrania. El huevo de la serpiente del nazismo apareció públicamente en una cervecería de Munich hace 100 años. El huevo de la serpiente del neonazismo en el siglo XXI lo conforma el batallón Azov en Ucrania.
En la época de la invasión nazi en Babi Yar, cerca de Kiev, miles de judíos fueron asesinados por los ocupantes alemanes con la ayuda de ucranianos pronazis. No hay nada como el arte para vislumbrar los huevos de la serpiente en las sociedades humanas.
El poeta ruso Yevtushenko lo vislumbró en su poema Babi Yar y el escirtor austriaco Stefan Zweig, residente en Brasil huyendo del nazismo, en el prefacio de su libro El mundo de ayer
Yevtushenko escribió: “No existe monumento en Babi Yar. Solo la agreste ladera. Y tengo miedo”…..“ Me siento como la piel de Ana Frank que es transparente como un ramo de Abril…”
Y Zweig: “Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración. He visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo que envenena la flor de nuestra cultura europea”.