En el marco de una profunda reestructuración de las fuerzas armadas, Vladimir Putin ordenó la detención de varios altos mandos acusados de corrupción al tiempo que anunció nuevos avances en su ofensiva sobre Járkov. El recambio en el área de Defensa se había iniciado ni bien asumió su nuevo mandato, el 9 de mayo, cuando reemplazó al ministro Sergei Shoigu, que pasó a desempeñarse como consejero de Seguridad, por el economista Andrei Belousov. Ahora fueron apresados el teniente general Vadim Shamarin, jefe adjunto del Estado Mayor para las comunicaciones, junto con otros funcionarios ministeriales, los que se suman al exgeneral Ivan Popov, acusado de fraude. La movida, según los analistas, sería una operación planificada con Shoigu para limpiar una camarilla que recibía coimas de empresas proveedoras de armamento, pero también para promover a militares fogueados tras más de dos años de jugársela en la guerra de Ucrania. Es decir, sacar del medio a generales de escritorio y poner a combatientes al mando, controlados por alguien que entiende de negocios y puede vigilar que no se queden vueltos camino al frente.
Putin, mientras tanto, dijo el viernes que no se opone a una mesa de diálogo para poner fin al conflicto, pero, aclaró, «deben basarse en el sentido común, no en ultimátums, y deben llevarse a cabo con un gobierno legítimo de Ucrania», consigna el canal RT. El presidente ruso aludía a que el mandato de Volodimir Zelenski venció el lunes y desde marzo tiene suspendidas las elecciones con el argumento de que la guerra no es buen momento para ir a las urnas. «No me importa mucho, la verdad», replicó el excomediante, agregando que los comentarios sobre su legitimidad son «aburridos y poco interesantes”.
La otra pata del mensaje de Putin se refiere a la Conferencia para la Paz en Ucrania convocada a instancias de Zelenski para el 15 y 16 de junio en Bürgenstock, Suiza, a la que fueron invitados 160 gobiernos… pero no el ruso. Ayer, en Stresa, Italia, ministros de Finanzas del G7 anunciaron avances «en nuestras conversaciones sobre las posibles maneras de anticipar los beneficios extraordinarios procedentes de los activos soberanos rusos bloqueados en favor de Ucrania, en conformidad con el derecho internacional y nuestros sistemas jurídicos respectivos».
Esta iniciativa será presentada en la próxima cumbre del grupo de las naciones más industrializadas de occidente entre el 13 y el 15 de junio en Apulia, Italia, a la que dijo que asistiría Javier Milei. A principios de este mes la UE llegó a un acuerdo para embargar los intereses de los activos bloqueados de Rusia y así enviar más armas a Ucrania. Estiman ese monto en unos 3000 millones de euros al año que irán a los fabricantes de armas. En respuesta, Rusia embargó bienes de bancos de EE UU y de Europa, como los JP Morgan y Deutsche Bank.
Putin, en tanto, añadió hace unos días que al aceptar que las sanciones lleguen al punto de incautar fondos, «las autoridades de EE UU están socavando la confianza en el dólar, su principal, primordial y más importante instrumento de poder. Por así decirlo, simplemente están cortando la rama en la que ellos mismos están sentados».
El tema de la paz en Ucrania también desvela a China y Brasil, dos de los miembros fundadores del grupo BRICS, la contraparte del G7, y este jueves el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, se reunió con el excanciller brasileño Celso Amorim, actual consejero del presidente Lula da Silva, y emitieron un comunicado en el que exhortan a desescalar el conflicto y a mantener un diálogo constructivo como «la única solución viable a la crisis de Ucrania». El texto señala que «las dos partes acogen con beneplácito a los miembros de la comunidad internacional que apoyen y respalden los entendimientos comunes mencionados y desempeñan conjuntamente un papel constructivo en la promoción de las conversaciones de paz».
China, por su parte, culminó este jueves dos días de maniobras militares alrededor de la isla de Taiwán que incluyeron el sobrevuelo de 111 aviones y decenas de buques. El ejército chino mostró un video donde se ven camiones lanzamisiles e imágenes de oficiales a bordo de los barcos contemplando a las naves taiwanesas. Para Taipei, se trató de «una provocación unilateral que no sólo socava el statu quo de paz y estabilidad en el estrecho de Taiwán, sino que es también una flagrante provocación al orden internacional».
Los ejercicios comenzaron poco después de que asumiera el nuevo presidente, Lai Ching-te, quien en su discurso inaugural advirtió: «Espero que China afronte la realidad de la existencia de la República de China (sic) y respete las decisiones del pueblo de Taiwán». Beijing exige a Estados Unidos respetar el principio de «una sola China” y detener las interacciones oficiales con Taiwán. Hablaba de congresistas pero también del subcomandante del mando Indopacífico de Estados Unidos, el teniente general Stephen Sklenka, quien adujo que las maniobras militares eran «preocupantes». «China nunca tolerará ningún intento de nadie por dar cobijo a actividades separatistas que busquen con cualquier pretexto la independencia de Taiwan», respondió el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbi.