Los tres son chilenos. Faride Zerán y Rodrigo Karmy de origen palestino; Paulo Slachevsky, judío. Como una forma de romper con el silencio atronador que se esparce sobre gran parte de los medios y a dirigencia política ante la situación en Gaza, especialmente desde el 7 de octubre de 2023, convocaron a intelectuales de todo el mundo a reflexionar sobre ese drama en un libro coral, que desde el título toma partido: Palestina. Anatomía de un genocidio, que acaba de publicar la editorial argentina Tinta Limón con la chilena LOM.

Datos para un por qué: en Chile existe la comunidad palestina más grande fuera de Medio Oriente, algo más de 600 mil personas. En Argentina está la mayor comunidad judía de América Latina. Para sorpresa de Zerán, sin embargo, del otro lado de la cordillera “ha habido movilizaciones en calles y campus universitarios, como en EE UU, pero eso no lo hemos visto en Argentina y nos llama la atención, cuando aquí hay una comunidad con intelectuales potentes que han estudiado estos temas porque han vivido en carne propia lo que ha significado el genocidio, el Holocausto”.

“Para quienes somos de origen judío y sufrimos la persecución -adelanta Slachevsky- el pueblo que ha sufrido el genocidio no puede por ningún motivo repetir prácticas similares en el otro, como hoy día lo está haciendo Israel con los palestinos. Y más si miramos desde América Latina, donde la izquierda sufrió la persecución, las desapariciones, la tortura, como hoy hace Israel. El Nunca Más es para todas y todos, por eso es fundamental que los judíos y las judías no sean cómplices por el silencio de lo que está haciendo Israel presuntamente en nombre del pueblo judío. Al contrario, está destrozando el pueblo judío, está generando el antisemitismo al igualar asesinato, crimen tortura, desaparición, genocidio con judaísmo, que son evidentemente términos que se alejan en toda la historia”.

-¿Fue complicado o los convocados estaban esperando que alguien lo llamara para decir algo en conjunto?

Faride Zerán: -Habíamos tenido alianzas en conjunto de judíos y palestinos y habíamos realizado ciertas acciones de denuncia de lo que estaba pasando en Palestina. Algunas acciones fueron en la Agrupación Diana Arón, creada en homenaje a la desaparición de una periodista de origen judío en la dictadura chilena. Luego del 7 de octubre hicimos una declaración condenando lo que había ocurrido. Hicimos un punto ahí, pero luego decidimos que no era posible ese silencio cómplice ante el genocidio que estaba ocurriendo, y enviamos cartas para hacer este libro con distintas voces y todos nos respondieron. Apelamos más que nada también a gente que tenía una postura, escritos, gente del mundo intelectual, cultural que sabíamos que iban a tener una reflexión interesante que aportara no solo a evidenciar lo que es el genocidio en Gaza sino también a otro punto de vista para analizar lo que estaba pasando.

-¿Hay quejas en sus comunidades por su participación en este libro? 

FZ: –Yo diría que los judíos han sido bastante hostigados internamente. En el caso de los palestinos, hay una comunidad palestina en Chile con sectores bastante de derecha, pero frente al tema palestino ha habido como una mirada común.

PS: -Israel ya hace tiempo que con el apoyo de los países occidentales y Estados Unidos ha instalado esta falsa equivalencia entre antisionismo=antisemitismo, lo que es absolutamente falsa. El antisionismo es una lucha anticolonial y no tiene que ver con algo racista, tiene que ver con algo de justicia y de humanidad. En la historia misma del judaísmo uno ve que gran parte de los judíos de izquierda eran antifascistas, antinazis y antisionistas. El mayor ejemplo es el Partido de los Trabajadores, el Bund. Esa presencia en la izquierda judía del antisionismo tiende a desaparecer con Israel con la hegemonía del sionismo en el mundo judío. Claramente no es aceptable callar frente a la política criminal, al terrorismo de Estado y el genocidio que lleva adelante Israel. No solamente están aniquilando y exterminando al pueblo y a la cultura palestina; también están destrozando la historia, la cultura, la memoria del pueblo judío, que se expresa en una gran diversidad.

-Un valor de la cultura judía es la diversidad …

PS: -…y el pensamiento crítico, y hoy día lo han anulado, y si uno mira quiénes son los amigos de Israel ve que son los fascismos del mundo, los movimientos que históricamente han sido antisemitas y hoy expresan su mismo racismo contra los árabes, contra los palestinos y contra los negros. Los Trump, los Bolsonaro, los Milei.

-Lo de ustedes recuerda a la orquesta de Daniel Baremboim y Edward Said, pero tras el asesinato del líder de Hamás en Teherán hay puentes que parecen rotos definitivamente.

Rodrigo Karmy: -Es importante instalar que la cuestión palestina no es un problema de dos comunidades, es un problema internacional que atraviesa a gran parte de la humanidad. Y es un problema originado por las potencias coloniales bajo soluciones que las mismas potencias coloniales han dado. Israel no ha sido una solución, porque le ha permitido una impunidad en ese trabajo colonial gigantesco al precio del borramiento total de la cuestión palestina. El hecho de que el libro estuviera escrito por judíos y palestinos no es porque el problema se reduzca a las comunidades, sino que precisamente porque el problema es tan agudo y políticamente tan universal que incluso los propios judíos y palestinos pueden cuestionar el Estado sionista. Creo que no se han dado puentes porque los puentes siempre han sido quebrados por los intereses coloniales. Si es que hubiera un puente debe basarse en algo fundamental: solo puede existir una solución en la medida en que se respete el principio de autodeterminación del pueblo palestino. Eso supone la configuración del otro como un ser humano, como un interlocutor políticamente válido. En la historia de la colonización, primero con Gran Bretaña y después con el Estado de Israel, nunca se ha considerado a los palestinos como sujetos de interlocución, salvo que sean buenos salvajes, que sean indígenas bien domesticados y acepten las premisas instaladas por la dominación. En eso consiste la Nakba, que es una catástrofe colonial que implica el borramiento de la voz y en el discurso del otro. Los palestinos siempre han sido reconocidos -entre comillas- solamente como sujetos económicos, que pueden recibir ayuda humanitaria, o como terroristas. El problema palestino no es el Islam. El Islam se convierte en una excusa para instalar la cuestión del terrorismo e impedir cualquier apertura política.

-En el libro hay un texto del alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, detenido en lo que parece un caso de lawfare. ¿Cuánto puede incidir su origen palestino o su ideología comunista en su situación?

FZ: -Jadue es una figura que tiene una trayectoria, libros escritos sobre la cuestión palestina, que no está condenado y nos parecía que tenía que estar.

PS: En su caso claramente uno ve el doble estándar de la justicia en Chile y buena parte del mundo. Hay muchas acusaciones contra alcaldes en Chile y ninguno está preso cuando alguno incluso se ha llevado dinero a su casa. A Jadue le están haciendo acusaciones de temas administrativos, del uso de recursos en pandemia, con las farmacias populares, que es un proyecto extraordinario.  Y si, para salvar la vida de la gente casi todos nuestros estados gastaron millones, como cuando como cuando se apostó por las vacunas. Y por eso no se han hecho juicios.

-Varios de los trabajos recopilados recuerdan que Hamás fue fundado con apoyo británico y de Estados Unidos.

RK: -Originalmente sí, pero Hamás también ha tenido momentos refundacionales muy distintos y el Hamas de 1987 inspirado por la Hermandad Musulmana egipcia, es totalmente distinto del Hamás después de las elecciones del 2006 y el de la última declaración que hace el año 2017, donde dice que la solución pasa por restituir las fronteras previas a 1967. Lo cual significa que Hamás está a favor de la solución de los dos estados y que es un movimiento anticolonial contra la ocupación y no tiene nada que ver con una apuesta antisemita de los palestinos tal como se los instala desde el discurso israelí.

FZ: -Un tema es visibilizar solo a Hamás y invisibilizar a todos los otros movimientos de resistencia palestinos que son seculares y no tienen nada que ver con religión y aspiran a la construcción de un Estado palestino laico. Parte del juego ha sido invisibilizar, neutralizar a esos movimientos de resistencia. La relación de Netanyahu y del Estado Israel con Hamás fue buena en ciertos momentos. Ahí también hay una trampa porque se muestra solamente la parte que tiene más mala prensa e invisibiliza la lucha de un pueblo que resiste desde hace muchas décadas. Tampoco se habla de que Hamás se juntó ahora con las otras organizaciones en China para dar una respuesta política a un tema que tiene que tener necesariamente una salida política. Porque la lógica Netanyahu de este Estado de Israel genocida solo da idea de que no existe esa dimensión política. El desafío de la humanidad es que exista esa mirada política.

RK: -La primera cuestión es: Palestina tiene derecho a resistir. La segunda cuestión: en Gaza efectivamente hay una articulación de por lo menos 13 movimientos de resistencia, algunos islamistas y otros no. Lo relevante para todos, incluso también para Hamás, que desde la declaración del 2017 está completamente imbricado en la vida popular de la sobrevivencia en Gaza, es la cuestión nacional. La política palestina es compleja, tiene muchas divisiones internas que son también efectos de los mecanismos coloniales. Pero lo que el pueblo palestino nunca ha dejado de hacer, con Hamás o sin Hamás, con la Yijad islámica o sin la Yijad islámica con la OLP o sin la OLP, es resistir.