“El año electoral hace milagros”, señaló Claudio Fortuni, un vecino de Palermo que vive hace 22 años en el barrio. «Realmente hicimos lo imposible para que nos escucharan. Esta zona se volvió insegura, estuvo abandonada y sabíamos que si no lo abrían en medio de la campaña de este año no iban a hacerlo más”, agregó.

Cámaras, luces y micrófonos, acompañaron éste fin de semana al jefe de Gobierno Jorge Macri, en la reapertura del puente Ciudad de la Paz, que cruza las vías del ferrocarril Mitre y une los barrios de Palermo, Belgrano y Colegiales.

La importancia del puente

Este punto tripartito estuvo cerrado más de 26 meses y el lugar se convirtió en una zona abandonada. El paso vehicular Soler – Ciudad de La Paz, es una intersección clave que une los barrios mencionados.  Fue cerrado por la gestión anterior bajo el argumento de realizar obras de mantenimiento, pero los trabajos nunca comenzaron. El anuncio del Gobierno porteño fue que las obras iban a durar 12 meses y que para ello “las calles Ciudad de La Paz, entre Santos Dumont y Dorrego, y Concepción Arenal, entre Zapata y Ciudad de La Paz”, iban a permanecer cerradas al tránsito vehicular y peatonal por trabajos de mantenimiento en el puente que cruza las vías del ferrocarril Mitre.

“Hubo muchos robos, la policía no se hacía presente. Aunque parezca mentira este lugar se volvió más inseguro que cualquier de la zona sur”, manifestó Lucía, otra vecina que vive hace poco más de una década en el barrio de Colegiales.

Jorge Macri estuvo presente en la reapertura junto al ministro de Movilidad e Infraestructura, Pablo Bereciartua, y sostuvo. Durante la ceremonia oficial manifestó: “Hablamos con los vecinos y escuchamos un reclamo de años: un puente cerrado que muchos decían que no se podía reparar, y una obra pospuesta durante mucho tiempo; hemos cumplido con las obras, las ejecutamos en serio”.

A su vez, el mandatario destacó que la obra “une, conecta y crea comunidad”. Y agregó: “Es de las obras públicas de las que me siento más orgulloso por su enorme aporte a la vida y a la convivencia. Gobernamos con soluciones para los porteños”.

Según información oficial, el Ministerio de Movilidad e Infraestructura, por intermedio de la empresa Autopistas Urbanas (AUSA), llevó adelante la obra que comenzó en diciembre pasado. Durante los trabajos, se incorporaron nuevos refuerzos metálicos en el puente, el reacondicionamiento de la calzada, la reconstrucción de las juntas de dilatación y la mejora en los desagües.

El titular de la cartera de Infraestructura también tomó la palabra durante la reapertura: “Esta obra es clave para la movilidad de la zona. Pusimos en valor un puente icónico del barrio respetando su identidad, que era un pedido de los vecinos con los que estuvimos trabajando el último año”, contó.

Aislamiento e inseguridad

Desde que fue clausurado el paso vehicular los vecinos quedaron aislados y expresan que la inseguridad se volvió moneda corriente. La zona quedó abandonada y, sin presencia de efectivos policiales, los robos y las complicaciones en el tránsito se naturalizaron.

“Desde una óptica más cultural ese puente tiene un valor patrimonial histórico que merece ser contemplado. Es parte de la identidad de Palermo”, había manifestado en su momento a este medio, el arquitecto y vecino del barrio Alejandro Lacreu. “Su presencia, sus orígenes, la tecnología utilizada para su construcción, las historias que alberga, y la variedad de funciones cumplidas así como la variedad en la importancia de las mismas a lo largo de su historia le otorgan ese valor”, termina.

Promesas incumplidas

Según lo publicado en el Boletín oficial a cargo de la Dirección General de Interpretación Urbanística (DGIUR) en junio de 2022, aprueba la realización de las «Obras en Patrimonio Arquitectónico y Urbano del Puente Ciudad de la Paz» y afirma que el proyecto busca «la regeneración estructural del puente, teniendo en cuenta su función de uso peatonal y vehicular, conservando su estructura original».

Los trabajos que tendría que haber realizado el Gobierno porteño, se basan en la construcción de una «estructura independiente» para soportar «las cargas del tránsito liviano», el repintado del puente en su color original y el retiro de la capa asfáltica y de hormigón armado.

“Hace varios años atrás, para evitar el paso de camiones, comenzaron poniendo limitadores de altura que eran de plástico que eran sistemáticamente rotos por los vehículos más altos. El Gobierno de la Ciudad los fue reemplazando por otros limitadores de plástico, y así durante varios años”, recordó en medio de los reclamos para la reapertura del puente, Norberto Celesner, otro vecino que vive también sobre Ciudad de la Paz, justo frente al puente.