La tecnología con inteligencia artificial y robótica se encuentra en permanente ascenso en la Argentina. Una de las ramas destacadas es la de vehículos autónomos con control remoto, ideales para lugares difíciles de transitar con manejo humano. En ese proceso se embarcan tanto el sector privado como el sector público, a través de universidades y Ministerios. Desde la cartera de Defensa ya están desarrollando actualmente 13 proyectos para tierra, aire y agua. De rescatar tripulantes hasta contar pingüinos, una variedad operativa tan vasta como los límites cada vez más amplios del desarrollo tecnológico.
Si hablamos de áreas de difícil acceso y peligrosas, la Antártida emerge como uno de los mayores ejemplos. Entre firmas privadas, instituciones universitarias y el Ministerio de Defensa establecieron un programa conjunto para impulsar su desarrollo con objetivos específicos, como la investigación y el rescate.
Skua sobre el hielo
Uno de los ejemplos más destacados de esta tecnología es el vehículo de exploración Skua, que se desplaza por el suelo antártico, un territorio complejo en cuanto a su orientación y con pocas diferencias en el paisaje. Está equipado con cámaras térmicas y ópticas de largo alcance, sensores de calidad del aire, temperatura y derrames, y cuenta con la capacidad de transmitir información a antenas ubicadas a más de 30 kilómetros de distancia.
Esta herramienta no tripulada brinda apoyo científico y de búsqueda y rescate en esta inhóspita región, la más austral del mundo. Entre los múltiples usos de este vehículo, sirve para facilitar el conteo de colonias de pingüinos: las y los investigadores pueden operar el vehículo a distancia mediante cámaras, permitiendo el registro de las actividades.
Sebastián Mirich, CEO de la empresa argentina encargada del desarrollo del Skua, American Robotics, cuenta que, a través de inteligencia artificial, se le ha enseñado al Skua a reconocer las siete especies de pingüinos presentes en la zona. Sostiene que «esto resulta especialmente valioso», ya que el conteo de colonias se realiza actualmente de manera manual y a distancia, en circunstancias climáticas difíciles y con especies agresivas, como el pingüino emperador.
Después de su experiencia en la Antártida, el Skua se encuentra en la sede de la empresa en Entre Ríos, donde se le realizan nuevas pruebas y actualizaciones de software. Ahora le incorporarán un georradar para detectar grietas en el suelo, lo que permitirá que se convierta en un vehículo guía para otros vehículos tripulados y evite incidentes peligrosos.
Según Mirich, el Skua analizará el terreno unos metros por delante para detectar si hay aire debajo de la nieve y alertará rápidamente a los otros vehículos. Una de las tareas fundamentales será que el Skua realice mapas de las grietas presentes en el terreno. Esta nueva función ya fue probada en glaciares del cerro Tronador, en Bariloche.
Mula, un robot bombero
Además del Skua, la empresa también está desarrollando un segundo vehículo llamado Mula, de mayor tamaño y con funciones adicionales, especialmente en transporte de carga. Tiene una capacidad de carga de hasta 2000 kilos y puede arrastrar hasta 6 toneladas, gracias a su gran fuerza que proviene de dos motores de camión.
Este vehículo también puede adaptarse a diversas funciones, como búsqueda y rescate, transporte de heridos e incluso puede actuar como un robot bombero mediante el control remoto de cañones de disparo de agua.
El impulso a esta tecnología en Argentina llevó al Ministerio de Defensa a crear el Programa de Desarrollo de Sistemas No Tripulados para la Defensa. Según la secretaria de Investigación, Política Industrial y Producción para la Defensa, Daniela Castro, el uso de estos sistemas se ha incrementado tanto en el ámbito civil como en el militar a nivel mundial y actualmente están desarrollando actualmente 13 proyectos para tierra, aire y agua, los cuales cuentan con financiamiento del Fondo Nacional de la Defensa (Fondef).
Remarcan que el desarrollo de vehículos autónomos con inteligencia artificial y control remoto en Argentina no solo brinda funciones específicas de vigilancia y control en espacios de jurisdicción nacional, sino que también tiene como objetivo el desarrollo y dominio nacional de ciertas tecnologías transversales, con el fin de aumentar la soberanía del país en esta área. «El Ministerio de Defensa comenzó un relevamiento de proveedores en el sector, que podría impulsar el crecimiento y la consideración de este sector dentro de la matriz productiva del país», acotaron.
ROV para áreas subacuáticas
El uso de esta tecnología también se extiende al cuidado del medio ambiente. En el Instituto de Desarrollo Costero (IDC) de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, utilizan un Vehículo Remotamente Operado (ROV) de la empresa Pancora Robótica Submarina para la elaboración de mapas de sensibilidad ambiental en áreas subacuáticas que requieren una mayor conservación y medidas de mitigación rápida en caso de derrames. El ROV permite relevar profundidades a las que los buzos no pueden acceder o permanecer durante mucho tiempo debido a los efectos de la presión en el organismo.
El ROV realiza relevamientos de recursos marinos, costeros, sitios arqueológicos y turísticos en colaboración con la empresa Terminales Marítimas Patagónicas (Termap), responsable del transporte de hidrocarburos. El ROV también se utilizará para monitorear y establecer una línea base ambiental en un futuro proyecto de dragado en asociación con la Administración Portuaria de Comodoro Rivadavia. Y se empleará para la prospección de zonas de congregación de centollas en épocas reproductivas y proyectos de acuicultura en desarrollo.
Pedro Mariano Nowakowski, ingeniero nuclear y creador de Pancora Robótica Submarina, destacó a la prensa las diversas funciones de estos vehículos subacuáticos, como el control de las jaulas en la industria acuícola, los estudios de impacto ambiental y el control de la pesca ilegal: «Estos sistemas no tripulados tienen un futuro prometedor debido a su capacidad de adaptación y su amplio rango de aplicaciones».