El gobierno de Axel Kicillof está focalizado en sumar médicos y camas al sistema de salud para cuando llegue el pico de contagio de coronavirus y trabaja ahora en acuerdos con clínicas privadas y sindicatos para sumar más establecimientos.

El plan de contingencia elaborado por el Ministerio de Salud bonaerense se puso en marcha esta semana con la convocatoria abierta para sumar alrededor de 4500 profesionales al sistema de salud: desde enfermeros y psicólogos a médicos generalistas y terapistas. Ese personal es necesario para cubrir los planteles actuales, como los de los hospitales y nuevos centros de atención que se están abriendo por la pandemia.

El llamado tuvo una respuesta masiva pero no tanto en los rubros más difíciles como el de médicos y, en particular, terapistas. En los primeros tres días, entre el miércoles y el viernes, se anotaron 16.614 personas para los puestos de trabajo. Además se inscribieron para trabajar ad honorem, siempre en el marco de la crisis por el coronavirus, casi 4000 voluntarios.

Según el registro de la cartera sanitaria, de esos 16 mil inscriptos, 5993 se anotaron para cubrir los 2000 cargos de enfermero; 6896 para las 80 vacantes de psicólogo y trabajador social, y 349 por los 80 cargos para desempeñarse como bioquímico en el sistema público provincial.

No ocurrió lo mismo con los médicos. El gobierno salió en busca de 500 generalistas, cien clínicos de adultos y niños, y 500 médicos terapistas. Por ahora hay postulantes para ocupar menos de la mitad de las vacantes: 436 en los dos primeros rubros y 61 en el de terapistas, los más calificados y necesarios en la crisis.

Aunque la convocatoria sigue abierta en busca de sumar más postulantes, las autoridades sanitarias trabajan con distintas alternativas que van desde convocar a médicos extranjeros y a residentes de terapia avanzados en caso de no completar el cupo. En el primer caso hay más de 400 profesionales venezolanos a los que les falta la revalidación del título pero que están en condiciones de sumarse porque así lo habilita el decreto 260 del presidente Alberto Fernández. También está el ofrecimiento de Cuba de enviar 500 médicos que generó insólitas críticas de la oposición esta semana.

En paralelo a la búsqueda de personal, Kicillof trabaja en acuerdos con clínicas privadas y gremios para poder seguir sumando las 18 mil camas totales –mil críticas, 3000 generales y 14 mil de aislamiento– que se necesitarán cuando llegue el pico de casos, que estiman para fines de abril o comienzos de mayo. En el entorno del gobernador aseguraron que «se está avanzando en el acuerdo» que llegaría en los próximos días.

El objetivo del gobierno es replicar el convenio que el viernes se firmó con la Obra Social de Choferes de Camiones (OSCHOCA) para la utilización del Sanatorio Antártida, que permitió sumar 330 camas críticas y se convertirá en el segundo centro de atención exclusiva del Covid-19 a partir del 1 de abril, después del inaugurado en José C. Paz. «Esto es agua en el desierto», graficó Kicillof al rubricar el acuerdo con Hugo Moyano, presidente de la mutual camionera. Y explicó que la incorporación de esas camas «significa un salto cuántico» para la Provincia y que el gobierno aportará los respiradores para completar el equipamiento. “En cualquiera de los escenarios las camas de terapia intensiva de la Provincia y los municipios no alcanzarían. Por eso hemos tomado medidas para ampliar la capacidad de atención de todas las maneras posibles”, señaló.

Actualmente, la Provincia cuenta con 1130 camas de terapia intensiva, pero el 60% está ocupado habitualmente con otras afecciones. Es por eso que el gobernador aclaró que «sólo entre 200 o 300» estarían disponibles para la pandemia. A eso hay que sumarle las 500 camas nuevas que el Ministerio de Salud adquirió y comenzó a distribuir la semana pasada en los nosocomios provinciales y municipales. También están las camas que sumarán los hospitales modulares que Nación construirá en cinco distritos del Conurbano:120 críticas y 230 de cuidados generales.