El proyecto nació en 2010, impulsado por un grupo de veterinarias e ingenieros santafesinos que decidieron contradecir el paradigma industrial y poner en práctica experiencias agroecológicas. Hoy producen trigo, maíz, harina integral, polenta, miel, quesos, yogures, dulce de leche, mermeladas y conservas. Además, hace algunos años, junto a otras dos cooperativas, crearon El Maneje, una distribuidora que distribuye en Rosario y alrededores.

Hernán Diego Abrate, integrante de La Porfía, relata: “Trabajamos con los criterios de la agroecología, entendida no solo como una producción sin veneno sino como un paradigma, un prisma distinto de donde ver la producción y el consumo”. “Tratamos de tejer redes con productores que están más o menos en la misma que nosotros. En el momento de la venta también nos juntamos con otras cooperativas y armamos un carrito virtual con el que llegamos directo a los consumidores”, explica acerca de El Maneje, la comercializadora que crearon junto a Cervezas Delta y Panes Panamby.

En la página web de la comercializadora explican: “El maneje es nuestra forma de ser, de colaborar tejiendo redes, de optimizar recursos, de inventar mecanismos, crear caminos, senderos, intersticios; y de alguna manera, o más bien de todas estas maneras, hacer posible nuestro andar colectivo”.

Mudarse al campo

En su afán productivo, algunos de los integrantes de La Porfía se mudaron a los alrededores campesinos de Rosario. Cuenta Violeta Pagani, ingeniera agrónoma e integrante de la cooperativa: “Hace dos años nos vinimos a vivir a Lucio V. López, con la idea de instalar una pata más productiva y rural en una chacra de 6.000 metros cuadrados, con mi compañero y mis hijas. La idea es armar un monte frutal, producción de gallinas en pastoreo y continuar con las mismas producciones que ya veníamos haciendo, como la miel”.  

Otros integrantes, como Hernán Diego, se mudaron a Cañada de Gómez. Acerca de los precios que manejan, aclara: “Tratamos de ponerle el precio justo a nuestros productos, tomando en cuenta todos los insumos, amortizaciones y valorando nuestra mano de obra. Cuando llegamos directo al consumidor tenemos otros costos, de transporte y otras situaciones, que rondarán el 30%”. Se trata de un porcentaje muy por debajo del margen de intermediación de las cadenas concentradas de producción y comercialización de alimentos.

De todas maneras, Hernán aclara que “las ventas han caído alrededor de un 40% y eso hace incrementar los gastos. Porque no es lo mismo un viaje para vender 100 productos, que 40. Más con el aumento de la nafta y otros insumos. Se ha puesto muy difícil la cuestión del precio final”.

Para Violeta, la crisis se ha notado en particular en su grupo de consumidores “de clase media progre”, lo que genera un cuello de botella. Eso afecta el valor de su propio trabajo, que suele ser la variable de ajuste ante el aumento de los costos. “Es poca la venta más de elite que podemos tener. Nuestros precios no son populares en términos de que pueden competir con una marca genérica en el supermercado, pero tampoco son precios de lo que serían los productos orgánicos certificados, que les fajan una diferencia a partir de esa estética”, explica.  Y agrega: “La inestabilidad que teníamos antes con la inflación galopante, la tenemos ahora con la pérdida del poder adquisitivo”.

Seguir adelante en tiempos de crisis

Frente a la crisis civilizatoria y a las políticas económicas que promueve el gobierno nacional, la cooperativa La Porfía apuesta por seguir tejiendo redes, comunidad y conciencia. “Tenemos un núcleo de gente que nos sigue casi desde que empezamos, elige consumir nuestros productos y acompañarnos. En general, cada vez es más el interés por este tipo de productos naturales. Hay un montón de cosas que hacen que todo tambalee y a veces es angustiante. Pero bueno, como decía Gioconda Belli, es más fácil ser optimista que lo contrario. Cuando nos relacionamos con los consumidores en ferias y repartos, las cosas vuelven a ser maravillosas”, explica Hernán.

“En nuestras producciones y en cada punto al que llega nuestra red, desde el productor primario hasta el consumidor final, intentamos transmitir y contagiar formas, relaciones, que escapen o cuestionen propositivamente a las propias del sistema capitalista. Es posible y necesario prefigurar otro modo de relación entre capital, tierra y trabajo”, dice la página web de El Maneje. 

“La reciprocidad en ese sentido ha funcionado desde siempre, es lo que nos ha sostenido y nos va a seguir sosteniendo en el más allá. Eso nos da cierta independencia de lo que va pasando con las variables micro y macroeconómicas”, concluye Violeta.