“Vengo a representar a los productores de mi zona que están muy preocupados con la situación y no tienen una respuesta del Gobierno nacional. Vinimos a buscar una respuesta positiva y no la tuvimos, lo que le pedimos al Gobierno es que deje de buscar un culpable a todo y que empiece a gobernar”, dice a Tiempo Liliana Carvallo, concejal de El Soberbio, Misiones. Habla desde la plazoleta frente al Obelisco porteño, donde se congregan más de 50 productores y productoras de yerba mate de localidades como Andresito, Oberá, Campo Viera, Apóstoles y Aristóbulo del Valle. Se reúnen allí para una mateada de protesta apta para todo público. También los acompañan representantes del Ministerio del Agro provincial y del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Viajaron desde Misiones para participar de una reunión en la Casa Rosada con la Subsecretaría de Producción Agropecuaria.

La delegación llegó en representación de lo más de 13 mil productores y productoras que atraviesan una grave crisis debido a las primeras políticas implementadas por el presidente Javier Milei en diciembre pasado. Como ya había anticipado Tiempo, el DNU 70/23 asestó un golpe a la producción de yerba mate ya que eliminó las facultades del INYM para regular los precios. Las importaciones se abrieron y, para los pequeños productores, resulta muy difícil –casi imposible- competir con los precios de los países vecinos Paraguay y Brasil.

Lo que se siente es inseguridad frente al futuro, de cómo va a ser la vida para sus hijos, los productores ya perdieron un montón el precio de la producción, la incertidumbre es lo que más preocupa”, dice Carvallo. Los interlocutores del Gobierno libertario no parecen tener en agenda a los productores y empresas familiares. “Nos dijeron que tienen que resolver primero el problema de las macro y después las micro, y la gente no puede esperar porque vive al día”, asevera. Sin el marco regulatorio del INYM, dice Carvallo, el colono está sometido a las grandes empresas que ahora, incluso, le fijan el precio de su producto. “Es muy triste lo que está pasando, detrás de cada paquete de yerba hay sueños, una familia, gente que vive con expectativas de futuro”, explica.

“No vamos a poder levantar la cosecha”

Foto: @CTAAutonoma

Despliegan las banderas de lucha en la explanada con diferentes consignas como que “Cada sorbo de yerba mate conoce la labor de los productores ¡Paguemos un precio justo!” o “Productores en defensa del INYM” y la gente que pasa se acerca a pedirles un paquetito de yerba para acompañar la acción de protesta. Un bandoneón se suma a la ronda, hay sapucay, suena un chamamé y todos aplauden alrededor de una planta de yerba mate que está ahí para ser plantada como expresión simbólica de la protesta.

“Vinimos a visibilizar nuestra situación, al liberar este Gobierno el mercado yerbatero nos trajo acarreados muchísimos problemas”, cuenta Jona Peterson, que llegó desde la localidad misionera de Andresito en un colectivo con todos los productores. “El INYM fijaba los precios del valor de la materia prima y a partir del DNU dejó de hacerlo, a raíz de eso los precios se fueron desplomando y hoy estamos en una situación muy complicada, nos están pagando a plazos. Nosotros pretendíamos $ 505 por kilo de hoja verde y nos están pagando $ 250 o  $ 300 y a plazos”, apunta. El productor resalta el pedido que le hicieron al Gobierno nacional durante la reunión: “Necesitamos que se designe al Presidente del INYM para que el Instituto pueda restituirse”. El INYM está conformado por directores que representan al Estado nacional, provincial pero también tiene una importante participación equitativa del sector yerbatero, tanto de las grandes industrias como de los pequeños productores y cooperativas. Si bien el presidente es un director más a los fines del debate, sin esta designación, el INYM carece de representación legal. “Por ejemplo, hoy el INYM no puede llamar a concurso para compra de estampillas porque no tiene un representante legal, por ende, no puede publicar en el Boletín Oficial, no se puede llamar a elecciones porque los directores tienen mandato vencido. Necesitamos con urgencia un presidente para el INYM, para poder reorganizar el Instituto y que se restablezca su rol”, asevera. Peterson afirma que la apertura de las importaciones generó un quiebre en el equilibrio de la actividad. “Las industrias es sobre stockearon y hoy nos ofrecen miseria por el producto, lo que necesitamos es que se deje de importar yerba, que se prohíba la importación y que el INYM tenga el poder de control como lo tenía antes de diciembre de 2023”, manifiesta.

Amalia Fleitas tiene una preocupación que exclama varias veces durante la conversación con Tiempo: “no vamos a poder levantar la cosecha”. Ella es productora de Apóstoles, la ciudad de la Fiesta de la Yerba Mate y dice que el DNU 70/23 le afectó directo en el bolsillo. “Venimos a presentarle un petitorio al señor Presidente de la Nación para que nos devuelva las facultades de INYM, que nos devuelva nuestra casa, porque el productor no puede estar sin una regulación en la yerba, queremos pedirle que impida la importación porque nos perjudica muchísimo”, expresa. Dice que Misiones y una parte de Corrientes tiene más que suficiente materia prima de calidad para abastecer al país. “Y hoy vienen Brasil y Paraguay, que son nuestros hermanos, pero nosotros luchamos muchísimo para que nuestra yerba vaya al mundo con muy buena calidad, estuvimos muchísimos años para lograrlo”, asevera. Fleitas dice que los productores, en la actualidad, “estamos mandados por cuatro industriales que nos bajan el precio todos los días, aún así tenemos muchos impuestos y no podemos competir con la yerba de los vecinos países que ahora trajeron en paquete y también a granel”.

Fleites dice que Milei ganó porque se quería un cambio “pero no uno hacia abajo, no un cambio que a nosotros los pequeños productores y a toda la cadena, nos perjudique tanto”.

Detrás de cada paquete de yerba, una historia

Foto: @SomosTélam

Ricardo Maciel reparte paquetitos de yerba entre la gente. Es integrante del directorio del INYM en representación del Gobierno provincial y dice que el viaje que hicieron a Buenos Aires tiene dos objetivos centrales. El primero, denunciar que “a partir del DNU se fueron sucediendo diferentes situaciones y ahora que estamos en plena cosecha, planteamos la necesidad de la regulación de precio que generaba el Instituto”. Maciel señala que el productor cobraba $ 370 el kilo de hoja verde a comienzos de enero, y que en la actualidad, hay cinco o seis industrias que dominan el mercado y por eso están ofreciendo mucho menos: entre $ 270 y $ 300 por kilo y con plazos de 30, 60 o 120 días.

El segundo objetivo para Maciel, es interactuar con los consumidores. “Muchas veces se desprecia a la yerba mate como producto alimenticio y sin embargo uno de los más completos y naturales, por eso es importante interactuar con la gente y que sepan que detrás de cada paquete de yerba hay productores, paisaje, historia y cultura de una tierra”, asegura.

Como director del INYM, Maciel lamentó que el DNU 70/23 le haya quitado su razón de ser al Instituto, que se creó con la finalidad de regular los precios. Pero también apuntó que otras funciones valiosas fueron cercenadas. “Teníamos la facultad de crear registros, nosotros armábamos un registro desde el productor hasta el elaborador, hacíamos una trazabilidad del producto y eso se nos quitó, es decir, toda la instancia de fiscalización del producto en la cadena”, expresa. Asimismo, apunta que existe un sistema de corresponsabilidad gremial “a través de la entrega de la hoja verde, se hacían las retenciones correspondientes por las cargas sociales del trabajador rural, del tarefero eso también está riesgo si no se corrige a tiempo”.