Luego de atravesar 9 meses de un programa de ajuste feroz para alcanzar el superávit fiscal, ahora tenemos la presentación del presupuesto del año que viene. Un presupuesto que no sólo consolida este ajuste en jubilaciones, obra pública y distintas prestaciones estatales, sino que también pone el pago de intereses de la deuda como primera prioridad de la recaudación de todos y todas. Un mensaje para los bonistas privados transmitido en cadena nacional.

El proyecto es un paso burocrático fundamental para determinar cómo será el manejo de los recursos del Estado durante el próximo año, y evidencia las prioridades políticas de los gobiernos, que no son ni más ni menos que aquellas a las que destinan los recursos. Allí se encuentran los escenarios contextuales que prevé el gobierno y cómo planifica su accionar a partir de esas proyecciones. Por ejemplo, el presupuesto que presentó el gobierno cuenta con que la inflación acumulará un 104,4% hacía fines de este año, y el 18,3% en el 2025. También prevé que la caída del PBI será de un 3,8% en 2024, y que en el año próximo se recuperará un 5%. Si bien estas proyecciones tienen muchas incongruencias, como ya se ha discutido ampliamente, en este artículo nos resulta más importante enfocarnos en el mensaje general. En su discurso, Javier Milei mencionó algunos puntos clave del Presupuesto 2025:

“Gestionar es achicar al Estado”. La intención detrás de esta frase es clara: restarle competencias al Estado, sin que se contemple la posibilidad de recuperar lo que la motosierra o la licuadora atraviese.  No hay un ajuste pensado para invertir en el futuro, ni un plan económico esperanzador que contemple mejoras para las jubilaciones, la educación, ni la obra pública.  En el proyecto de ley, se suspenden los pisos mínimos determinados por las leyes de Financiamiento Educativo (que garantizan al menos un 6% del PBI para la inversión en educación) y de Financiamiento del Sistema de Ciencia, Técnica e Innovación (que determina llegar al 1% del PBI invertido en Ciencia y Técnica en 2032).

Obligar al Estado a hacerse cargo y absorber los efectos de las perturbaciones en la economía”. Cabe preguntarse para quiénes será esa garantía de protección ante las fluctuaciones económicas. Queda claro que no será para las jubiladas que no logran cubrir la canasta básica, ni para las docentes. La verdadera garantía parece ser asegurar, a toda costa, el pago de intereses de la deuda.

Cuando haya mejoras permanentes, como serán los años venideros, va a obligar a devolver el exceso de recaudación a la sociedad a través de la reducción de impuestos”. De esto, nos surge la pregunta: ¿los impuestos de quiénes? ¿Se reducirá la presión impositiva sobre las pequeñas y medianas empresas o seguirá reduciendo el impuesto sobre Bienes Personales (que afecta a quienes acumulan la mayor riqueza)? ¿Cuándo esta reducción impositiva alcanzará, por ejemplo, al IVA? Hoy Argentina presenta un sistema tributario regresivo, donde los impuestos recaen de manera desproporcionada sobre los sectores de menores ingresos, a través del IVA por ejemplo, pero la propuesta del Presupuesto 2025 no parece avanzar en reducir esta desigualdad.

Por otro lado, el presidente remarcó que el presupuesto para el próximo año “blinda el equilibrio fiscal sin importar cuál sea el escenario económico”. Sin embargo, existen dos formas de equilibrar las cuentas públicas: reducir el gasto o aumentar la recaudación. La elección sobre cómo alcanzarlo es política, e implica determinar quiénes se beneficiarán y quiénes perderán asumiendo las cargas del ajuste.

Para abordar las cuestiones acerca del origen y el destino del dinero público, las prioridades de gasto y los motivos por los cuales se endeuda el Estado, entre otras, en Ecofeminita lanzamos el proyecto de Justicia Fiscal Feminista. Desde allí, desarrollamos informes y notas que, además, conectan estos temas con las demandas de la economía desde una perspectiva feminista.

El Presupuesto para 2025 confirma lo que la ejecución del Presupuesto 2024 dejó en evidencia: reducir el gasto público es uno de los objetivos centrales del gobierno. Entre agosto de 2023 y agosto de 2024, los gastos totales cayeron 27,4% en términos reales, y esa reducción tiene implicancias directas en la vida cotidiana. El poder de compra promedio de las jubilaciones entre enero y agosto, en comparación con el mismo período de 2023, se redujo en un 26,6%, es decir, en una cuarta parte. Las transferencias a las universidades nacionales están un 30,1% por debajo de lo registrado en julio del año pasado, y las transferencias a provincias, que en gran parte de ellas posibilitan los pagos a docentes, trabajadorxs de la salud y otrxs empleadxs de los Estados provinciales retrocedieron 82,8% de año a año.

Sin embargo, construir una sociedad más igualitaria implica destinar recursos a las políticas públicas que busquen cerrar las brechas de género en distintas esferas, como la económica, sanitaria o educativa. Desde Ecofeminita, utilizando los datos del Presupuesto Abierto (una fuente oficial de datos abiertos), lanzamos un informe para mostrar el monto total del presupuesto identificado como Presupuesto con Perspectiva de Género (PPG), y las principales políticas que incluye. Así, apostamos a contribuir a una mejor comprensión de la inversión pública orientada a reducir la desigualdad de género a través de las políticas públicas y facilitar el monitoreo feminista del presupuesto público.

La economía feminista señala hace mucho tiempo que, cuando las medidas de austeridad imperan y los servicios públicos se reducen, son las espaldas de las mujeres, que llevan sobre sí la mayor parte del trabajo no remunerado, las que sirven de sostén. Cuando el Estado se retira, son las mujeres las que se hacen cargo de bancar la parada.

En Argentina, hablar de ollas populares es hablar de organización de mujeres. Todes sabemos quiénes acompañan en las horas de espera por la atención en el hospital cuando faltan insumos, y quiénes se encargan de cuidar a lxs chicxs cuando en las escuelas hay paro por falta de presupuesto. Desde esta postura, se propone dar un giro rotundo en los planteos.

En términos económicos, sugerimos cambiar las prioridades del enfoque de supervivencia del mercado hacia la sostenibilidad de la vida. Respecto a las formas, la propuesta es incrementar la recaudación de los Estados mediante reformas tributarias progresivas (en dirección contraria al blanqueo recientemente iniciado) que garanticen los recursos para asegurar la existencia de vidas que merecen la pena ser vividas.

La nota es parte de la alianza entre Tiempo Argentino y Ecofeminita, una organización aliada que trabaja para visibilizar la desigualdad de género a través de la elaboración de contenidos claros y de calidad.