La inflación de mayo se sumó a una serie de novedades económicas esta semana que el gobierno de La Libertad Avanza quiso hacer pasar como positivas, ya que se estaría cumpliendo uno de sus objetivos principales, que era bajar el Indice de Precios al Consumidor (IPC).
El gobierno festejó el 4,2% de mayo como un logro de gestión, pero omite detalles que matizan la situación y que plantean dudas sobre la sostenibilidad de la baja de los precios en los próximos meses.
La primera es que la desaceleración se produjo a partir de enero, después de que el recién asumido gobierno ultraliberal provocó una estampida de los precios con una suba del valor del dólar del 120%.
En segundo lugar, hay que relacionar la fuerte caída de los precios con otro descenso, igualmente estrepitoso, del consumo, que según la consultora Focus Market, se desplomó en mayo un 14,5% interanual. La facturación de los comercios quedó 50 puntos por debajo de la inflación.
Al enfriamiento de los precios privados debido a la recesión y a la pérdida del poder adquisitivo de la gente, se le sumó el stand by de los precios regulados por el propio gobierno nacional, que se embarcó en forzar una baja del IPC al nivel de un dígito sea como fuere.
Tras pisar las tarifas en abril y mayo, el gobierno levantó la bota y todo indica que la curva de los precios volverá a levantar en los próximos meses.
Asimismo, por el lado de los precios no regulados, el recalentamiento de los dólares alternativos que venían de un período en estado de reposo, implica una suba de los costos de las empresas que fabrican productos de consumo masivo, y de la distribución, y anticipan nuevos aumentos en las góndolas y mostradores de cercanía.
Para considerar
Los analistas que siguen de cerca la evolución de los precios pusieron el acento en las dudas a futuro.
Tras la difusión del IPC de mayo, la consultora LCG definió el dato como un posible “piso transitorio”, debido a que en la medición de junio habrá que computar los aumento de los combustibles y de las tarifas de electricidad y gas, además de las subas en el transporte, colegios y la medicina prepaga.
La electricidad será lo más difícil de pagar este mes, después de que la Secretaría de Energía autorizó incrementos de entre el 65% y el 85% según el nivel socioeconómico del hogar.
La tarifa del gas aumentó un 9,27% para los usuarios con ingresos altos, 9,81% para los usuarios con ingresos medios y 32,98% para los usuarios con ingresos bajos.
Por otro lado, en este mes, las naftas aumentaron 4% el primer día del mes por causas público-privadas, en parte por la suba del impuesto al combustible líquido y al dióxido de carbono, en parte por requerimientos de las compañías petroleras.
Otras que seguirán con fuertes remarcaciones serán las operadoras de servicios de telefonía celular y fija, televisión por cable e Internet. Estas empresas, que vienen ajustando a discreción después de la desactivación del DNU 690, anunciaron a sus clientes subas de entre el 8 y el 20%.
En este mes también los colegios privados aumentaron 6,6% en Capital Federal y en provincia de Buenos Aires lo hicieron 7,5% en todos los niveles educativos.
Además, entró en vigor un aumento para las trabajadoras de casas particulares del 7%.
Las tarifas del subte aumentaron el 4 de junio a $ 650. El tarifazo, que estaba en discusión por una cautelar de la ex diputada Myriam Bregman, del Frente de Izquierda, resultó confirmado este viernes por una Cámara de la Ciudad y la jueza Elena Liberatori, a cargo del Juzgado Contencioso Administrativo y Tributario N°4, debrá resolver si queda vigente.
Y finalmente, este mes se registra un aumento de los alquileres enmarcados en la Ley de Alquileres del orden del 233,7%. Se suma el de las expensas, que rondará el 20% en sexto mes del año y un 25% adicional en julio.
Con esos incrementos pegando de lleno en los bolsillos de las familias, los analistas ponen en duda la continuidad de la tendencia que celebra Balcarce 50.
Además de hablar de «piso transitorio», LCG también señaló la incidencia de “la apelación al uso del ancla cambiaria como medida antiinflacionaria” abriendo el interrogante sobre la presión que podría meter un dólar alcista. «