El presidente Javier Milei defendió el rumbo actual del dólar y respaldó a su ministro de Economía, Luis Caputo, tras los rumores de los últimos días que instalaron la posible renuncia del funcionario.
En un almuerzo organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) en el hotel Alvear Palace, Milei llamó arrogantes y estúpidos a los analistas económicos que aconsejan actualizar el tipo de cambio, un reclamo compartido por sectores del empresariado que participaban del ágape.
“Desde mi punto de vista, lo que están diciendo la mayoría de los analistas está mal”, lanzó Milei al iniciar un discurso de 45 minutos en el que teorizó en contra de los reclamos de atraso del tipo de cambio. El valor del dólar fue el eje de su discurso.
El mandatario también enumeró que el Banco Central compró “más de US$ 16 mil millones” que pasaron a integrar las reservas, que la tasa de interés bajó y que los precios minoristas vienen trazando una curva descendente. También ponderó que “la deuda no sube” y que el mercado lo reconoció con una caída del riesgo país.
Señaló también que “todo este proceso de estabilización, de desinflación, lo estamos haciendo a mercado, con corrección de precios relativos. La tasa de inflación la vimos ayer, pero nosotros estamos recomponiendo precios relativos: la core fue al 6,3%, en alimentos y bebidas todos los indicadores están abajo del 3%. Está ocurriendo, pero los que la pifiaron (en alusión a los economistas críticos) tienen más fácil decir que no hay plan de estabilización. Es insultante”, se lamentó.
En la misma línea cargó contra los que consideraban imposible hacer un ajuste de un punto del PBI y defendió que en su gestión “ajustamos siete puntos y con la nueva baja de tasas vamos a ocho. Estamos haciendo un ajuste de 15 puntos de PBI”.
En los días previos, economistas como Daniel Artana, de la Fundación FIEL, Carlos Melconian y la directora de EcoGo, Marina Dal Poggetto, advirtieron sobre los riesgos de sostener el actual tipo de cambio. Se trata de profesionales liberales que están entre los más consultados y escuchados por los empresarios que seguían de cerca el pronunciamiento del mandatario.
Milei respondió que “los cuadrados fanáticos de la devaluación dirían que esto se corrige con una devaluación, es una estupidez del tamaño de una casa. Son tan arrogantes que quieren tocar el tipo de cambio cuando el problema está en que sufrí un shock de productividad que se llama 20 años de populismo”. Y agregó: “La Argentina va a estar cara en dólares, pero eso no se corrige devaluando sino vía reformas estructurales en el sector no transable”.
En la misma línea consignó: “Cuando llegamos la brecha era del 200%, había una relación de 3 a 1, y hay caraduras liberticidas que ahora vienen hablar del cepo, son los mismos que decían que una brecha del 60% estaba bien. El problema de Argentina no es el atraso, la mayoría (de los analistas) son tan chantas que no saben lo que es el problema del ancla nominal”.
“No hay atraso cambiario, tengo un problema de infraestructura, de base contractual, de fierros, y estamos trabajando con el DNU 70/23 y la ley bases en la infraestructura soft, estamos buscando mecanismos de iniciativa privada para corregir la infraestructura hard. Obviamente tenemos problemas comerciales y de a poco vamos liberando restricciones. Pero no las vamos a hacer todas juntas”, señaló en relación con otro de los reclamos puntuales del mundo empresarial.
También aseguró a los hombres de negocios que lo escuchaban que “tenemos la voluntad de bajar impuestos en la medida en que la economía empiece a rebotar y a crecer los vamos a ir bajando, no tengan dudas”, si bien advirtió que “no somos solo nosotros, estamos en un país federal, no me pueden pedir a mí que haga lo que tiene que hacer un municipio o una provincia”. Además, ató esa posibilidad a una hoja de ruta que empezaría por la eliminación del cepo «lo antes posible» y que lo está haciendo «amercado, no de prepo».
El titular del Ejecutivo aprovechó para salir en defensa de su ministro de Economía, Luis Caputo, a quién llamó “chanchito de yeso porque para sacare un mango hay que romperlo”. En medio de las risas que motivó el chiste expresó también, a modo de advertencia, que “si alguien lo quiere romper (a Caputo) antes me va a tener que romper a mí porque yo no voy a entregar el resultado fiscal”.