La frase quedó grabada como una sentencia, pero en la práctica dista de estar convalidada. El «¡No se inunda mááás!» (con la «á» estirada y enfatizada con desesperación) del ex presidente Mauricio Macri en referencia a las calles porteñas del distrito que gobernaba, tuvo su correlato antagónico ayer, una vez más. Desde el sur hasta el norte de la Ciudad de Buenos Aires se vieron imágenes de anegamientos, autos flotando, gente caminando con agua hasta las rodillas o las caderas.
Entonces, si la gestión macrista supuestamente realizó todas las obras necesarias… ¿Por qué CABA se sigue inundando? La ingeniera civil María Eva Koutsovitis, especializada en hidráulica, coordinadora de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria (CLIC) de la FIUBA, publicó 11 puntos que buscan responder a esta pregunta.
Entre otras razones, sostiene que el Gobierno de la Ciudad pensó intervenciones para registros de precipitaciones y fenómenos climáticos del siglo XX, sin prever que el siglo XXI, con el cambio climático como eje, está signado por sucesos fenomenológicos intensos en breves períodos de tiempo, con riesgos de saturar cualquier sistema que no esté preparado.
A esto se le suman otras decisiones del Ejecutivo que afectan los escurrimientos de calles y veredas, y la saturación de servicios, como son: la pérdida de espacios verdes y la proliferación de torres, sobre todo en zonas que no tienen la capacidad para sostenerlas. La pérdida de absorción, por caso, es una de las consecuencias más profundas.
Las once razones de María Eva Koutsovitis
- Porque las megaobras de infraestructura ejecutadas por este gobierno fueron diseñadas con datos de lluvias de fines de los 90 y con criterios técnicos de hace casi un siglo.
- Porque no es cuestión de construir túneles cada vez más grandes para controlar lluvias más cortas y más intensas, sino garantizar la retención e infiltración de las lluvias allí donde caen.
- Porque en la última década se privatizaron cómo mínimo 150 hectáreas de superficies verdes absorbentes y en plena pandemia el GCBA modificó el Código Urbanístico para transformar en estacionamientos de autos los pulmones verdes de manzana.
- Porque nuestra metrópolis es una de las ciudades del mundo con menos superficie verde pública por habitante.
- Porque carecemos de una mirada integral en términos de Riesgo Hídrico que permita planificar una ciudad resiliente.
- Porque la ocupación del borde costero con mega emprendimientos inmobiliarios van a impedir que podamos adecuadamente mitigar los ascensos del nivel de río.
- Porque se planifica en función de los negocios de las grandes desarrolladoras inmobiliarias sin ningún tipo de evaluación de impactos. Estas mega construcciones destruyen la fisonomía de los barrios y son responsables del colapso de la infraestructura de servicios públicos.
- Porque la Ciudad de Buenos Aires tiene un Plan Hidráulico completamente desactualizado con relación a los indicadores actuales de la crisis climática.
- Porque aunque las amenazas de origen natural que la ciudad enfrenta son las inundaciones y las olas de calor, no contamos con un Plan de Contingencia para afrontarlas.
- Porque el negacionismo de la crisis climática por parte del poder político nos plantea destruir un pulmón verde y uno de los pocos humedales que la ciudad conserva para construir un nuevo Puerto Madero en la Costanera Sur.
- Para evitar el colapso de la ciudad necesitamos diseñar políticas hídricas integrales y transversales desde la perspectiva de la agenda climática y el paradigma de la democracia participativa ambiental.